Editorial UOC 43 Capítulo I. Trabajar en la modernidad...
Rivera, 1994; Castel, 1995; Meda, 1995; Giarini y Liedttke, 1998; Bauman, 1998;
Drenth y otros, 1998).
Para visualizar esta dinámica permanente de cambios, basta con observar al-
gunos contrastes significativos entre los panoramas laborales observables, por
ejemplo, en las sociedades europeas del siglo XVII (antes de la llamada Revo-
lución Industrial) y del XX (después de este proceso).
En cuanto al sector económico predominante, se da un salto desde el pri-
mario al secundario; el lugar de trabajo se desplaza del campo a la fábrica; el
protagonismo pasa del agricultor al obrero industrial; la propiedad de la tie-
rra cede la primacía a la del capital; la cotización de los bienes baja en la me-
dida en que sube la de los productos; la actividad económica evoluciona
desde la autoproducción y el autoconsumo hacia el intercambio mercantil
generalizado, el régimen salarial y las relaciones laborales reguladas por la ló-
gica del mercado; la dependencia del clima y de la meteorología deja de ser
determinante en el espacio cerrado y protegido donde se desarrolla la pro-
ducción industrial; de un trabajo ritmado por los ciclos naturales se pasa a
una actividad regida por el reloj; la racionalidad económica fundamentada
en el principio del equilibrio entre recursos y necesidades es sustituida por
la de la escasez; de una economía de subsistencia se progresa hacia una de
excedente, etc.
Estas transformaciones interactúan, generando efectos sinérgicos nuevos
e inauditos: baste considerar lo que supone, por ejemplo, el paso de la de-
pendencia de la luz solar para trabajar en el campo (al aire libre y a la intem-
perie, a merced de la meteorología) a la autonomía con respecto a la misma,
dentro del espacio cerrado y protegido de la fábrica, con la implantación de
la luz de gas. Las jornadas laborales cambian de formato. Se puede y se logra
alargar la jornada y la semana laborales, trabajando además por turnos o por
rotaciones, si se quiere (si se impone), todos los días del año.
Obviamente, tales cambios en las condiciones de trabajo repercuten en la
vida cotidiana de las personas, de las familias y de las comunidades, confi-
riendo además nuevos significados a la misma experiencia laboral.
Actualmente, existen diversos criterios de clasificación de las condiciones
de trabajo. Siguiendo básicamente el esquema adoptado en Peiró y Prieto
(1996), ofrecemos un inventario de las mismas en la tabla 7.