Editorial UOC 33 Capítulo I. Trabajar en la modernidad...
En el marco de la cosmovisión moderna occidental, el trabajo es conside-
rado principalmente como fuente de valor, utilidad, riqueza, dignidad, senti-
do e identidad y como factor de desarrollo social, organizacional, familiar y
personal.
En tal contexto, se considera trabajadora toda persona que ‘trabaja’ y, más es-
pecíficamente, la que lo hace ‘asalariadamente’. En sentido coloquial, trabaja-
dora es la que trabaja con motivación, esfuerzo, constancia y disciplina.
Labor, en latín, significa actividad agrícola. En plural, labores remite tanto a
los trabajos agrarios como a sus medios de producción (las semillas) y a sus pro-
ductos (la cosecha). Laborare consiste en cultivar los campos y laborator (‘labra-
dor’) es el personaje agricultor. De esa raíz labor derivan contemporáneamente
términos como laboriosidad y laboratorio (que connotan virtud, esfuerzo, disci-
plina, método, rigor, saber hacer, compromiso, responsabilidad, aplicación e
implicación) y no obviamente, actividad laboral y relaciones laborales.
Los labradores o agricultores han sido considerados, durante un tiempo, un sector de
la población especializado en un tipo de actividad económica distinto, por ejemplo, del
de los pastores. A partir del siglo XVI, en Inglaterra, los labourers se convierten en un es-
tamento social (la ‘clase baja’), por encima de la cual figuran los citoyens (burgueses,
‘clase media’) y los gentlemen (aristócratas, ‘clase alta’). Algo similar acontece en la Es-
paña de la época, donde los labradores son tenidos por ‘villanos’, por el consabido ca-
rácter vil y mecánico de su actividad; de la que obviamente quedan dispensados los
hidalgos (que, sin ser burgueses, se ganan la consideración social de ‘hijos de algo’) y ,
por supuesto, los nobles.
En inglés, el término labour va asociado tradicionalmente al trabajo que rea-
lizan los obreros (labouring men, labour class, labour party, etc.). Lo mismo acon-
tece con el alemán Arbeit (el Arbeiter es el obrero, Arbeiter Klasse remite a la clase
obrera, etc.). En italiano, domina el término lavoro como significante principal
del trabajo asalariado; si bien en las regiones del sur de la península itálica tam-
bién se usa el de travaglio.
Del latín proviene asimismo el sustantivo opus –acción y su resultado, la obra–
(plural: opera). El verbo operare significa el ‘desarrollo de tareas ejecutadas bajo el
signo de la presión social’, más que por el placer que pudiere conllevar la acción.
Operarius es el personaje obligado, por sus circunstancias sociales y económicas,
a actuar bajo el signo de la penalidad (en latín, poenía –derivada del griego penia–
significa ‘pobreza’). El operario (obrero, obrer, ouvrier, operario, operaio, etc.) mo-