Editorial UOC 28 Teoría de las relaciones laborales...
El contexto organizacional
El sometimiento a supervisión, control y evaluación
La fatiga resultante de la ejecución
La compraventa de tiempo
El nivel de placer experimentado
La calidad del producto final
El reconocimiento social que conlleva
La finalidad mercantil de la tarea desarrollada
La autorrealización personal percibida
El sentido de un deber moral y social
La explotación objetiva por alguien
El cumplimiento de un contrato
Etc.
A estas alturas ya hemos tomado nota de la sutilidad de los matices que dife-
rencian las prácticas laborales de las que no lo son. Vamos a aproximarnos al tema
con mayor precisión.
La base de la distinción entre lo laboral y lo no laboral radica en las finalida-
des, las condiciones y las circunstancias específicas de la tarea desarrollada: en
las sociedades socioeconómicamente avanzadas, la meta de esta actividad con-
siste en la compraventa de sus productos o servicios; función que tiene lugar en
el marco de un contrato explícito, por el que la persona se compromete y se obli-
ga a un trabajo, a cambio de la compensación económica correspondiente.
“Lo que nosotros llamamos ‘trabajo’ es una invención de la modernidad. La forma en
que lo conocemos, lo practicamos y lo situamos en el centro de la vida individual y
social fue inventada y luego generalizada con el industrialismo. El ‘trabajo’ en el sen-
tido contemporáneo no se confunde ni con las tareas, repetidas día a día, que son in-
dispensables para el mantenimiento y la reproducción de la vida de cada uno; ni con
la labor, por muy obligada que sea, que un individuo lleva a cabo para realizar un co-
metido del que él mismo o los suyos son los destinatarios y los beneficiarios; ni con
lo que emprendemos de motu propio, sin tener en cuenta nuestro tiempo y nuestro
esfuerzo, con un fin que solamente tiene importancia ante nuestros propios ojos y
que nadie podría realizar en lugar de nosotros. Si hablamos de trabajo a propósito de
esas actividades –del ‘trabajo doméstico’, del ‘trabajo artístico’, del ‘trabajo’ de auto-
producción– lo hacemos en un sentido fundamentalmente distinto del que tiene el
trabajo situado por la sociedad en los cimientos de su existencia, a la vez medio car-
dinal y fin supremo.