Editorial UOC 257 Capítulo II. Teoría sociológica...
antes. Algunos investigadores señalan que estamos ante el tránsito de las rela-
ciones laborales hacia las relaciones de empleo. Por consiguiente, esta nueva
realidad no puede ser captada por el marco analítico tradicional. Es necesario
un nuevo marco analítico y una perspectiva diferente para captar las prácticas
informales, las relaciones individualizadas y grupalizadas propias de la gestión
de recursos humanos. Con todo, no hay que exagerar sobre los efectos de esta
tendencia. Las relaciones laborales son aún hoy necesariamente colectivas y las
instituciones de regulación, como es la negociación colectiva, siguen teniendo
una singular importancia y posiblemente la seguirán teniendo en sociedades
modernas, complejas y de masas. Estas sociedades complejas necesitan cons-
truir el consenso y el orden social también de manera compleja.
No obstante, ciertamente la teoría y el enfoque tradicional tiene un déficit
en el estudio de la individualización, del comportamiento de los pequeños gru-
pos y en el estudio de las relaciones de empleo en pequeña empresa, de la signifi-
cación del paternalismo, de las relaciones de reciprocidad, del conocimiento de
los códigos de lealdad, confianza y cooperación como formas de regulación con-
suetudinarias. Estos aún son campos a explorar.
La segunda tendencia viene marcada por la superación del enfoque tradicio-
nal centrado en el ámbito productivo. Hoy no es posible entender las relaciones
en el ámbito de la producción sin tener en cuenta el ámbito reproductivo. Jódar
(1996) resume esa interrelación del siguiente modo: “La división del proceso de
trabajo interactúa con la división social más amplia, por medio de instituciones
como la familia, producciendo y reproduciendo diferencias entre estatus labo-
rales, género, etnia y otras distinciones que segmenta la oferta de trabajadores.”
Esta amplitud en la perspectiva de análisis puede llevar a pensar que los sujetos
y las reglas que regulan las relaciones laborales interactúan también con los su-
jetos y las reglas que regulan los procesos de reproducción social. Abordar el
mercado laboral desde esta perspectiva es ir más allá de la idea de entenderlo
como una simple “asignación de recursos económicos”. Esta perspectiva, que
interacciona reproducción/producción, supone una concepción sistémica en la
cual los ámbitos de la producción y de la reproducción son interdependientes:
forman un todo o único espacio social. Es precisamente en este espacio social
donde se desarrollan los procesos de movilización de la fuerza de trabajo, desde
las unidades familiares a la escuela y desde ésta hacia la empresa. La moviliza-
ción de la fuerza de trabajo no ocurre en el vacío abstracto, sino que es un pro-