Editorial UOC 229 Capítulo II. Teoría sociológica...
gicas y en la escala de valores que los empresarios, dirigentes sindicales, traba-
jadores y autoridades públicas.
La teoría de las opciones estratégicas de los actores es en cierto modo una teo-
ría que podría tener cabida en ese campo más amplio de las teorías institucio-
nalistas, aunque con un cambio de énfasis. Las instituciones aparecen como
estructuras que condicionan y limitan la acción (aunque no las determinan),
pero el dinamismo del cambio está en la empresa: la empresa es la “mano visi-
ble”. La mano visible se refiere a la gran empresa oligopolista que reemplaza a
los mecanismos de mercado en la coordinación en las actividades de la econo-
mía y en la asignación de sus recursos. La “mano visible” de la dirección de la
empresa sustituye a lo que Adam Smith denominó la mano invisible de las fuer-
zas del mercado. La gran empresa es la que ahora coordina el proceso de pro-
ducción y distribución. Este capitalismo gerencial define a la empresa moderna;
es ahora la alta gerencia la que propugna el cambio en las relaciones laborales,
la que introduce la gestión de recursos humanos.
La teoría de las opciones estratégicas de los actores, a pesar de centrarse en el
nivel micro, ofrece un puente entre este nivel (de empresa) y las instituciones.
El marco institucional no solamente limita el campo de acción de los actores,
sino que también les proporciona legitimidad y garantías jurídicas para la ac-
ción. En este sentido, las instituciones de las relaciones laborales proporcionan
estabilidad y previsibilidad; tales instituciones son de carácter meso, que me-
dian entre el nivel micro y el nivel macro. Este último es el nivel de la política
y del orden social. Por tanto, las relaciones laborales se entienden como un cam-
po articulado en tres niveles: el nivel superior (de la política), el medio (de la ne-
gociación colectiva) y el nivel micro (de empresa y centro de trabajo). Estos tres
niveles los examinaremos más adelante.
Otro elemento importante de esta teoría es que retoma el concepto de inte-
racción. Los roles de los actores se condicionan mutuamente, las expectativas
de un actor inciden sobre las expectativas del otro. Asimismo, las expectativas
del otro inciden en la construcción de las propias expectativas y en el plantea-
miento de los propios objetivos y estrategias. Se trata de un juego de espejos,
donde ego no sólo espera el desarrollo de su acción y una respuesta de alter, sino
que además se ve asimismo desde alter y por ello sabe (o cree saber) lo que alter
espera de él. Esto es lo que Lamo de Espinosa (1993) llama interacción reflexiva.
Asimismo, dicha interacción se produce en un marco institucional. El compor-