Editorial UOC 186 Teoría de las relaciones laborales...
el que se presentan los distintos aspectos de la realidad de las relaciones industriales
estudiados en el área anglosajona.
Incluso autores neomarxistas críticos, como Richard Hyman, reconocen que la con-
tribución de John Dunlop ha permitido superar la literatura descriptiva predominan-
te hasta 1958, año de la publicación de su obra. Por tanto, contribuye a explicar la
ordenación jurídico-racional de las relaciones laborales y los mecanismos normativos
para institucionalizar el conflicto de intereses; con ello se supera la visión reglamen-
tista que ofrecía hasta entonces la escuela de Oxford. En pocas palabras, la aportación
del estructural-funcionalismo nos muestra que conflicto y consenso son las dos caras
de una misma moneda: son dos momentos distintos de un mismo proceso. El con-
flicto no es permanente, como tampoco es permanente el consenso.
Por otra parte, hay que recordar que en el momento de su primera publicación
(1958), todavía la ortodoxia dominante presuponía que el mercado de trabajo era
como otro mercado cualquiera y el trabajo, un factor más de producción; el sala-
rio era considerado como el precio de una mercancía más. En este sentido, la
aportación de Dunlop se puede resumir en cuatro puntos:
1) La subordinación de la economía al orden social y, por tanto, una prima-
cía de la política sobre la economía.
2) Entiende que el mercado de trabajo es una institución regulada por los ac-
tores sociales.
3) Su propuesta de teoría de sistemas de relaciones industriales representa
un modelo de institucionalización del conflicto, de control y límites de la ac-
ción para los agentes sociales. La estructura jurídico-formal limita la acción de
los actores o agentes sociales.
4) Representa una ruptura con el modelo dominante de la economía orto-
doxa liberal. De este modo, Dunlop contribuye con un modelo teórico a la re-
gulación del capitalismo organizado, administrado y racionalizado.
El desarrollo de la teoría de sistema de relaciones industriales corre paralela
con los estudios de economía laboral institucionalista norteamericana; con el
hilo conductor que nos habían dejado J.R. Commons y S. Perlman en los años
veinte y que ahora en los cincuenta siguen estudiando otros economistas y so-
ciólogos, como se refleja en la influyente obra de Clark Kerr, J.T. Dunlop, F. Har-
bison y C.A. Myers: Industrialism and Industrial man, que nos habla de la
tendencia hacia la convergencia de los sistemas de relaciones laborales someti-