Editorial UOC 121 Capítulo I. Trabajar en la modernidad...
Por el contrario, la sobreabundancia de oportunidades de control de la situa-
ción laboral o de autorrealización personal, mediante el desarrollo de habilida-
des profesionales desmotiva, aburre y puede resultar agobiante; la multiplicidad
de metas fatiga y desorienta; la extrema variedad de alternativas, en lugar de au-
mentar los grados de libertad individual, perturba la serenidad, confunde y pue-
de llegar a obstaculizar los procesos de decisión; la hiperclaridad del marco de
referencia ambiental desincentiva cualquier proyecto de actuación y el exceso
de interacciones sociales marea e insensibiliza.
Si la hipovitaminosis psicosocial en todos los tipos vitamínicos (CE y AD)
subyace a menudo a la experiencia del desempleo, la hipervitaminosis tipo AD
constituye un factor explicativo de muchas situaciones de estrés psicosocial en
situaciones de empleo.
El modelo de Warr permite comprender no sólo por qué el desempleo va aso-
ciado a déficit y el empleo a exceso vitamínico, sino también por qué, en todas
las comparaciones epidemiológicas realizadas entre muestras de personas emplea-
das y de desempleadas, aparece el desempleo como una situación que conlleva
mayores trastornos que el empleo: en el balance global, pesan más los efectos po-
sitivos en el empleo y los negativos en el desempleo; puesto que, mientras éste
puede conllevar déficits en hasta nueve categorías vitamínicas, aquél comporta
como máximo el exceso en seis de ellas.
Además facilita la explicación de la enorme variabilidad interindividual en
cuanto a recursos vitamínicos, tanto en situaciones de empleo como de desem-
pleo. Es el único de los modelos expuestos que aporta claves para comprender
por qué algunas personas desempleadas gozan de una salud mental envidiable,
aunque el desempleo constituya epidemiológicamente un desastre social de pri-
mera magnitud, y también para explicar los trastornos mentales que emergen
en determinadas situaciones de empleo, a pesar de que éste aparezca en términos
generales como una panacea social.
En definitiva, establece bases para el diagnóstico y la interpretación de la exis-
tencia de buenos y malos empleos, de buenos y malos desempleos y también de
buenas y malas transiciones del empleo al desempleo y viceversa. Con ello, permi-
te superar el mito transideológico moderno según el cual el desempleo es un pro-
blema absoluto y la fuente de muchos males sociales y psicológicos; al tiempo que
el empleo representa la madre de todas las soluciones. Además, supera la circulari-
dad viciosa en la que está atrapada la teoría de la deprivación –al igual que la filoso-