Editorial UOC 85 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
producción flexible a producción en serie o toyotismo a fordismo. Sin embargo,
raramente se precisa que no se encuentra flexibilidad en estado puro en ningu-
na parte, sino combinaciones de diversas formas de flexibilidad y de rigidez, se-
gún momentos, empresas, países y culturas sociolaborales.
Estos autores llegan a identificar determinadas “prácticas inflexibles que re-
ciben la etiqueta de flexibles y viceversa”, por lo que llegan a la siguiente con-
clusión:
“En cualquier caso, lo que hay que reconocer es que la industria capitalista ha com-
binado siempre las flexibilidades y las inflexibilidades. Lo que ahora puede estar apa-
reciendo son nuevas permutaciones de cada una de ellas más que sólo una tendencia
hacia una mayor flexibilidad. En rigor, la producción en masa y la producción flexi-
ble ni siquiera necesitan ser consideradas como alternativas. Lo que se precisa no es,
pues, una atención obsesiva a la flexibilidad, sino una consciencia más amplia de las
nuevas formas de división del trabajo y de los nuevos métodos para organizar esas di-
visiones.”
A. Sayer y R. Walker (1992). La nueva economía social (pág. 281). Madrid: MTSS.
1994.
Asumidas estas precisiones, cabe reconocer, sin embargo, con Galileo, que
eppur si muove y con el agnosticismo posmoderno en materia de brujas que, a
pesar y después de todo, “haberlas haylas”. Existen teorías y prácticas flexibili-
zadoras con resultados palpables y relativamente positivos desde el punto de
vista de los intereses y de la estrategia empresarial.
Lo que resulta más difícil de constatar es el cumplimiento de las expectativas
de mejora en materia de empleo, que han venido alimentando retóricamente las
políticas flexibilistas de algunos gobiernos. Desde la vertiente sindical y laboral en
general, se tiende a reconocer más bien que la flexibilidad resulta visible en lo que
concierne a salarios y a contratos laborales en un grado significativamente mayor
que en lo que respecta a los beneficios empresariales. Así, suponiendo que el de la
flexibilización sea un juego de suma cero, su impacto actual es asimétrico, de modo
que lo que gana el capital lo pierde el trabajo. Castells nos resume algunas claves
para la comprensión del proceso:
“¿Por qué y cómo ha tenido lugar esta reestructuración de la relación entre capital
y trabajo en los albores de la era de la información? Fue el resultado de circunstan-
cias históricas, oportunidades tecnológicas e imperativos económicos. Para paliar