Editorial UOC 84 Teoría de las relaciones laborales...
Según este autor, en la “primera ruptura industrial”, al sustituir mano de
obra cualificada por maquinaria y una determinada organización cooperativa
por unos procesos estandarizados, el capitalismo taylorista-fordista gana un po-
der que pierde el trabajo, que se vuelve, en estas nuevas circunstancias, más ge-
nérico, sustituible y prescindible.
En la “segunda ruptura”, la supuesta lógica económico-tecnológica toyotista
induce a una reestructuración empresarial basada en la externalización y la sub-
contratación. Aquí el capitalismo ha ganado otra batalla:
“Han convencido a los gobiernos, a la opinión pública e incluso a los trabajadores de
que la flexibilidad es lo primero; una exigencia técnica, a la vez que la solución para
los problemas del empleo y de la productividad; satisfaciendo, al mismo tiempo, las
aspiraciones individuales. ¿Quién puede estar en contra de la flexibilidad? ¿Quién de-
searía convertirse en abanderado de la rigidez? Quienes controlan las definiciones
controlan la realidad.”
I. Zubero (1997). “Cambio tecnológico y emancipación social: un reto para el sindi-
calismo” (pág. 85). En: C. Offe y otros: ¿Qué crisis? Retos y transformaciones de la socie-
dad del trabajo. Donostia: Tercera Prensa.
¿Cuál es la realidad controlada por tales definiciones? No puede ser otra que
el supuesto asumido ya por el sentido común y por buena parte del saber exper-
to, según el cual la flexibilización es una especie de estadio evolutivo de la na-
turaleza de las organizaciones productivas (como la adolescencia en el ciclo vital
de los seres humanos), al que no cabe más que darle la bienvenida y encauzarlo
positivamente.
Abundando en esta línea, Sayer y Walker (1992) comentan que el término
flexibilidad suena bien, pero que el concepto está hueco o, más bien, lleno de
falsas promesas, ya que habitualmente se emplea en un discurso que tiende a
crear una confusión ideológica entre lo que describe, lo que predice y lo que
prescribe, enmascarando de paso la cuestión política de la copresencia de inte-
reses contrapuestos en juego.
También critican el uso habitual del mismo en el contexto de retóricas dua-
listas y de historias binarias –atractivas y agradables (como el mismo vocablo fle-
xibilidad), por su simplicidad y simetría, que tienden a confundir lo que son
meras abstracciones (tipos ideales) con procesos reales y concretos. Según ellos,
flexibilidad se opone a rigidez como futuro a pasado y como, supuestamente,