Editorial UOC 82 Teoría de las relaciones laborales...
cima de la pirámide, bajan el nivel técnico de las empresas, los niveles de calificación
requeridos y los salarios.
Entre las subcontratistas de primer rango, informatizadas, robotizadas y que emplean
entre 100 y 500 personas, los salarios son inferiores en un 25% a los que paga la firma
madre. Entre las subcontratistas de menos de 100 asalariados, son inferiores en un 45%,
y a menudo más bajos todavía, para un trabajo precario, irregular, pagado a destajo.
La firma madre, en efecto, ‘externaliza’ todas las tareas especializadas que otras em-
presas pueden asumir igualmente bien y a mejor precio. La dependencia en la cual se
mantiene a las subcontratistas les permite imponer constantes bajas de precio y ha-
cerles soportar las fluctuaciones de la demanda. Esas fluctuaciones repercuten para la
mano de obra de las empresas subcontratistas en la ‘flexibilidad’ de los horarios y de
los empleados efectivos. Alain Lebaube resumía bien la situación: ‘Mientras que la
empresa se vuelve a centrar en su oficio y tiende a valorizar el empleo de su personal,
remite a una red de subcontratistas las restricciones más penosas, que se traducen a
menudo en condiciones de trabajo taylorizadas [...] La empresa atomizada cierra hi-
pócritamente los ojos a las consecuencias sociales de su recorte o a lo que implica el
pliego de condiciones impuesto a sus proveedores’.
La mano de obra está dividida así en dos grandes categorías: un núcleo central com-
puesto por asalariados permanentes y de tiempo completo, capaces de polivalencia
profesional y de movilidad, y alrededor de ese núcleo una masa importante de traba-
jadores periféricos, entre los cuales hay una proporción importante de trabajadores
precarios y de interinos con horarios y salarios variables. A esos asalariados periféricos
se une una proporción cada vez más importante de externos, es decir de prestatarios
de servicios pretendidamente independientes, a los que se les paga por tiempo trabaja-
do o por tarea, y cuya carga de trabajo varía según las necesidades del momento. Estos
independientes no están cubiertos por el derecho laboral, tampoco por cobertura so-
cial, y están expuestos a todas las incertidumbres coyunturales y comerciales que la
firma descarga en ellos”.
A. Gorz (1997). Miserias del presente, riqueza de lo posible (pág. 58). Buenos Aires: Pai-
dos. 1998
La tesis de Gorz según la cual la punta de la pirámide empresarial sobreex-
plota los niveles inferiores de la misma, a base de transferirles los costes eco-
nómicos y sociales de las fluctuaciones de la demanda, resulta coherente con
una perspectiva que descubre un nuevo frente de las tensiones sociolaborales
en la relación centro-periferia organizacional. Este punto de vista es discutido
por numerosos autores de otras tendencias ideológicas, según los cuales la em-
presa madre nunca jamás abandonaría sus filiales y subcontratadas a su suerte;