Editorial UOC 72 Teoría de las relaciones laborales...
no empleo masculino, de carácter estable. Sobre esta base, se había consolidado
el protagonismo social del amplio sector de las clases medias, que funcionaba
como amortiguador de potenciales conflictos sociolaborales, en el marco de una
sociedad de consumo de masas. El fordismo clásico siguió un curso paralelo al
neocapitalismo de tendencia keynesiana, en el que el estado se reserva un con-
siderable margen de actuación correctora de los múltiples presuntos defectos de
funcionamiento del mercado.
En el ciclo de signo contrario, el componente (neo)keynesiano cede su lugar
al neoliberalismo, que vuelve a poner las cosas en el sitio que le conviene: el es-
tado a ocuparse de “sus asuntos”, el mercado a funcionar según su lógica autó-
noma, el capital con las manos libres para hacer y deshacer en el mercado de
trabajo, y la sociedad asumiendo la realidad de que la selva es la selva y que, por
tanto, el libre juego de la oferta y la demanda conlleva inevitablemente escenas
de ganadores y perdedores, donde cada cual recoge lo que supuestamente ha
sembrado con sus merecimientos individuales.
En lo que concierne estrictamente al modo de organización del trabajo, se
tiende a hablar de neofordismo cuando se quiere indicar que las nuevas formas
organizativas no rompen con los valores dominantes del sistema taylorista-for-
dista, sino que los refuerzan, ya que los adaptan al nuevo entorno económico,
tecnológico y sociopolítico. Y se habla de postfordismo cuando se piensa que la
flexibilización y la reingeniería conllevan un salto cualitativo en la organiza-
ción del trabajo.
Flexibilización, como tendencia histórica, significa un proceso de transición
desde un modelo de organización predominantemente rígido, cerrado, vertical,
centralizado y burocratizado hacia otro modelo en el que dominan la elastici-
dad, la apertura, la horizontalidad, la descentralización y la agilidad.
Piore y Sabel (1984) presentan la irrupción de la flexibilización como la se-
gunda ruptura industrial. Desde su perspectiva, la primera de las rupturas tuvo
lugar mediante la implantación de las tecnologías de la producción en serie por
el modelo taylorista-fordista, que supuso el fin del sistema de producción arte-
sanal mecanizada, protagonizado por trabajadores cualificados que cooperaban
en el marco empresarial.
La segunda ruptura, la de la producción flexible, persigue supuestamente
una mayor eficiencia del sistema mediante una adaptación a las exigencias de
la demanda con el método just in time, encarnado en el toyotismo.