Editorial UOC 68 Teoría de las relaciones laborales...
Nos enfrentamos, pues, a un concepto polifacético y multidimensional. A.
Sayer y R. Walker (1992) distinguen en el mismo unas vertientes que, según los
casos, pueden aparecer yuxtapuestas, superpuestas o incluso contrapuestas. Son
las que remiten concretamente al volumen de la producción, al producto, al em-
pleo, a las prácticas de trabajo, a la maquinaria, a la reestructuración y a la orga-
nización.
Atendiendo específicamente a la faceta empleo, en la que vamos a centrar
nuestra atención en este apartado, Boyer (1986) elabora una ya clásica tipología
de aspectos de la flexibilidad referidos a las condiciones jurídicas e instituciona-
les que regulan la relación salarial:
a) la adaptabilidad de la organización del proceso de trabajo,
b) la aptitud del personal empleado para cambiar de puesto de trabajo,
c) la capacidad del marco jurídico contractual para facilitar la movilidad del
personal intra e interempresas,
d) la variabilidad de los salarios en función de la coyuntura económica de la
empresa y del mercado,
e) la viabilidad para la descarga empresarial de los costes fiscales y sociales.
Otro no menos conocido estudio comparativo de la década de los ochenta,
encargado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1988) identifica
cinco enfoques principales en el abordaje práctico del desafío de la flexibilidad,
en lo que concierne a la dimensión empleo:
a) Los costes laborales (salariales o no), presuntamente determinantes de la
decisión empresarial de sustitución de mano de obra por maquinaria. Entre las
medidas flexibilizadoras aplicadas al respecto (con el fin de contener la destruc-
ción de puestos de trabajo) figuran las de reducción, contención, diferenciación
e individualización salariales.
b) La legislación laboral, cuya supuesta rigidez dificulta la adaptación empre-
sarial al nuevo entorno. Como es de suponer, las experiencias innovadoras
apuntan a una cierta desregulación de las condiciones contractuales, a una re-
visión de las cláusulas de despido, a una diversificación y precarización de las
modalidades de empleo, a la reducción de los costes salariales indirectos (segu-
ridad social, jubilación anticipada, etc.).