Editorial UOC 65 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
los procesos migratorios de la mano de obra común que, aunque regulados
y limitados, están ahí y tienden a crecer.
Sin embargo, sólo el capital transita libremente por el espacio de los flujos,
por lo que, con la consabida excepción de las elites profesionales, el autor con-
sidera que “no existe ni existirá, en un futuro previsible, un mercado laboral glo-
bal unificado”. En definitiva, a la pregunta sobre si existe una mano de obra
global responde en los siguientes términos:
“Si existe una economía global, debería haber un mercado laboral global y una mano
de obra global. No obstante, al igual que muchas otras afirmaciones obvias, tomada
en su sentido literal, es errónea desde el punto de vista empírico y engañosa desde la
perspectiva analítica. Aunque el capital fluye libremente en los circuitos electrónicos
de las redes financieras globales, la movilidad del trabajo sigue siendo muy limitada,
lo será en el futuro predecible, a causa de las instituciones, la cultura, las fronteras, la
política y la xenofobia. Sin embargo, las migraciones internacionales están aumen-
tando en una tendencia a largo plazo que contribuye a transformar la composición
de la mano de obra, aunque de forma más compleja que la que propone la idea de un
mercado laboral global.”
M. Castells, (1997-2000). La era de la información (vol 1, págs. 286-287). Madrid:
Alianza.
En resumen, desde un punto de vista socioeconómico, la globalización in-
vita a cierto optimismo, porque facilita numerosos efectos valorables positi-
vamente, como la creación de metarredes de producción y de gestión, la
generación de sinergias internacionales, el crecimiento económico de países
subdesarrollados, el abaratamiento de productos y la mejora de la relación ca-
lidad-precio.
En contrapartida, desde un prisma sociolaboral, el paisaje observado no in-
duce, por el momento, a un entusiasmo desbordante, por múltiples razones: la
asimetría entre el desarrollo de organizaciones económicas globales y las de ca-
rácter sociopolítico; la asincronía y el desfase entre los procesos económicos
mundiales globales y los sociales (funcionamiento sin barreras para el comercio,
el capital y el mercado; fronteras para las personas, para el trabajo y para los de-
rechos humanos); el nuevo orden global de inspiración neoliberal (que facilita
el desarrollo de un capital ricamente global y el subdesarrollo de un trabajo mí-
seramente local); la ruptura del contrato social entre capital y trabajo en países