Editorial UOC 50 Teoría de las relaciones laborales...
sas y empresas pequeñas, atravesando sectores y extendiéndose por agrupaciones
geográficas diferentes de unidades económicas.”
M. Castells (1997-2000). La era de la información (vol 1, pág. 549). Madrid: Alianza.
En suma, nuestro autor no podía conducirnos a otra conclusión:
“Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, basadas en la micro-
electrónica, las telecomunicaciones y los programas de ordenador creados para el fun-
cionamiento en red, proporcionan la infraestructura de esa nueva economía. Aunque
la internacionalización de las actividades económicas no es nada nuevo, esa infraes-
tructura tecnológica sí lo es.”
M. Castells (1997-2000). La era de la información (vol 1, pág. 82). Madrid: Alianza.
5) El trabajo en la empresa red
En el marco de la empresa red, lo primero que llama la atención es la meta-
morfosis experimentada por la imagen que nos da el lugar de trabajo. Antes era
una realidad finita y ahora se perfila como una red potencialmente muy amplia,
indica Castells. De ello extrae una consecuencia relevante:
“El trabajo pierde su identidad colectiva, individualiza cada vez más sus capacidades,
sus condiciones laborales, y sus intereses y proyectos. Quiénes son los propietarios,
quiénes los productores, quiénes los gestores y quiénes los servidores se vuelve cada
vez más difuso en un sistema de producción de geografía variable, de trabajo en equi-
po, de interconexión, de outsourcing y de subcontratación […].
Hay unidad en el proceso de trabajo en el conjunto de la economía, mediante las re-
des globales de interacción. Pero, al mismo tiempo, también hay una diferenciación del
tiempo de trabajo, una segmentación de los trabajadores y una desagregación del tra-
bajo a escala global. Así que, aunque persisten las relaciones de producción capitalis-
tas (de hecho, en muchas economías la lógica dominante es más estrictamente
capitalista que nunca), el capital y el trabajo tienden a existir cada vez más en espa-
cios y tiempos diferentes: el espacio de los flujos y el espacio de los lugares, el tiempo
inmediato de las redes informáticas frente al tiempo de reloj de la vida cotidiana. De
esta forma, viven uno por el otro, pero no se relacionan entre sí, ya que la vida del
capital global depende cada vez menos del trabajo específico y, cada vez más, del tra-
bajo genérico acumulado, que opera un pequeño fideicomiso de mentes que habitan
en los palacios virtuales de las redes globales […].
La vida laboral continúa […]. No obstante, en un nivel más profundo de la nueva rea-
lidad social, las relaciones sociales de producción han quedado desconectadas de su
existencia real. El capital tiende a escapar en este hiperespacio de circulación pura,