Editorial UOC 46 Teoría de las relaciones laborales...
mayor flexibilidad en la organización de la producción, el diseño, el marke-
ting y la administración;
posibilidad de desarrollo de redes dentro de las empresas, entre las empresas
y con otros individuos y organizaciones;
mejora de las posibilidades de difusión de la información.”
Invocando la tradición schumpeteriana sobre la interdependencia de las in-
novaciones tecnológicas e institucionales, los autores sostienen que los benefi-
cios económicos y sociales que pueden derivarse del uso generalizado de las TIC
dependen del éxito de un proceso de experimentación y de aprendizaje social,
que conlleva una serie de innovaciones en la organización, en la sociedad y en
el sistema en general. Comparan el proceso de anclaje social de las TIC con el
que se produjo en el caso de la lenta y progresiva implantación de la energía
eléctrica en la era industrial. Según ellos, los efectos económicos del proceso de
electrificación se hicieron perceptibles lentamente, al compás del ritmo de reor-
ganización de las fábricas:
“Desde el viejo sistema, basado en una máquina de vapor que propulsaba un gran nú-
mero de ejes a través de un complejo sistema de correas y poleas, (se pasa) a un siste-
ma basado en una tracción eléctrica en grupo y más tarde en una tracción individual
(es decir, un motor eléctrico por cada máquina). Con el viejo sistema, todos los ejes
estaban en continuo funcionamiento, sin importar el número de máquinas en uso, y
una sola avería paralizaba toda la fábrica.”
C. Freeman y L. Soete (1994). Cambio tecnológico y empleo (pág. 63). Madrid: Funda-
ción Universidad-Empresa. 1996.
Cuando los industriales, ya iniciado el siglo XX, van cayendo en la cuenta de
que la tracción eléctrica individual no comporta un simple ahorro de energía,
sino la oportunidad de hacer funcionar la fábrica de modo diferente, se lanzan
a la tarea de rediseñar los centros de producción de acuerdo con la estructura de
posibilidades que les ofrece la nueva fuente energética:
“Los beneficos de la energía eléctrica sobre el empleo y sobre la economía en general
fueron fruto no sólo de unas innovaciones clave de la década de 1980, ni de la crea-
ción de una ‘industria eléctrica’, sino del desarrollo de un nuevo paradigma o filosofía
de producción y diseño que supuso cambios fundamentales en los equipos producti-
vos y el traslado de numerosas industrias gracias a las nuevas posibilidades de la energía
eléctrica. La revolución no sólo afectó a los bienes de capital, sino que, paulatinamen-