Editorial UOC 374 Teoría de las relaciones laborales...
patrono y una asociación de obreros, no es más que gentlement’s agreement, una
mutua inteligencia no susceptible de ejecución forzosa por vía judicial”.
a) En su origen, el convenio colectivo fue simplemente un acuerdo, “un ca-
balleroso compromiso” cuyo cumplimiento se dejaba a la voluntad de cada una
de las partes.
A pesar del respeto a la palabra empeñada, no era suficiente garantía para la
estabilidad de las estipulaciones teniendo en cuenta que en la mayoría de las
ocasiones estos pactos se firmaban bajo la coacción de un conflicto, hubiera éste
sucedido con anterioridad o después de la firma.
“¡Acuerdo entre caballeros! Bien, sí. Pero entre caballeros con el cuchillo entre los
dientes y dispuestos a apropiarse, por virtud de este acuerdo, la mayor parte de la
presa codicidada, a no escatimar ninguna herida al adversario económico, y a em-
plear –para obligarle a capitular– todos los medios que la ley tolera y aun aquellos
que sólo reprueba con voz indolente, sin asegurarse de la eficacia de sus sanciones.”
Prólogo de E. Lambert a la obra escrita en colaboración con H.C. Brown (1924), sobre
La lutte judiciarire du capital et du travail organisés aux Etats Unis. Paris.
En Inglaterra, la fuerza misma de las trade unions, la moralidad industrial de
patronos y obreros, y el deseo de los sindicatos obreros de no perder su indepen-
dencia absoluta con limitaciones jurídicas y con restricciones derivadas de obli-
gaciones civiles, hizo que las garantías jurídicas aportadas por la jurisprudencia
–derecho anglosajón– fueran muy escasas.
La más importante de estas decisiones fue la de la Cámara de los Lores de 1901:
actuando como Corte Suprema de Justicia hizo civilmente responsable a una
trade union de la actuación en la vida de trabajo de sus miembros. Esta decisión
abrió el cauce al reconocimiento judicial del valor obligatorio de las convencio-
nes colectivas.
En Estados Unidos, los tribunales consideraron que los convenios colectivos
formados libre y legalmente debían ser cumplidos siempre que no crearan mo-
nopolio, y se negaron a admitir las demandas formuladas por terceros contra la
validez de los mismos. La mayor parte de los jueces de los diferentes estados ad-
mitía que los convenios tenían valor jurídico entre las partes que los han con-
venido.