Editorial UOC 32 Teoría de las relaciones laborales...
de animales (que facilita el cultivo de la tierra) y nuevas formas de vida social
y cultural.
Sólo hace unos cuantos siglos, se produce el salto desde la economía de sub-
sistencia a la de excedente, en la cual una parte de la producción total no se ago-
ta en el consumo destinado al mantenimiento de la población, lo que abre las
puertas al crecimiento económico. Esta transición tiene lugar en el marco del
modo de producción capitalista, que determina una forma específica de distri-
bución del producto económico entre las diferentes categorías de población.
El capitalismo industrial introduce formas de energía no animal en el proce-
so productivo y marca una nueva era, caracterizada por el trabajo en las fábricas,
la mecanización de la producción, el desarrollo tecnológico, el sistema salarial, la
racionalidad económica y la conversión del mismo trabajo en centro de la cul-
tura, pilar fundamental del orden social y valor de cambio por excelencia dentro
de la economía de mercado.
En los últimos decenios, se está produciendo una rápida transición del capi-
talismo industrial al capitalismo informacional. Esta transformación es de tal
calibre que, en poco tiempo, se han vuelto obsoletos los viejos tratados que, has-
ta hace poco, daban cuenta de los fenómenos y procesos contemporáneos del
mundo del trabajo.
“Nuestras comunes imágenes del trabajo están anticuadas. Nos retrotraen a Adam
Smith y Karl Marx, a la división del trabajo y a la alienación. Más recientemente, nos
llevan de nuevo a C.W. Mills y a la naturaleza de la oficina. El hecho es que aún ten-
demos a pensar en el trabajo principalmente en términos de Los tiempos modernos de
Ch. Chaplin o en el A nous la liberté, de R. Clair.
Todas esas imágenes y críticas fueron, en un tiempo, exactas. Pero se aplican al in-
dustrialismo tradicional y no al nuevo sistema que se está desarrollando hoy con
rapidez.”
A. Toffler (1983). Avances y premisas (pág. 45). Barcelona: Plaza & Janés.
Una de las maneras convencionales de contar este cambio de era consiste en
enmarcarlo en un esquema evolutivo de los grandes estadios económicos obser-
vables desde el neolítico hasta nuestros días. Esta forma de proceder encierra la
virtud de la simplicidad y, al tiempo, el vicio de la simplificación. La tabla si-
guiente es un ejemplo de esta práctica narrativa, que nos permitirá una primera