Editorial UOC 292 Teoría de las relaciones laborales...
bajo, puede considerarse hoy como el Siglo del Trabajo, de acceso a derechos y
seguridades del mismo. Dos factores incidieron a principios de este siglo en el pa-
pel del Estado para otorgar, negociar y pactar más derechos con respecto al traba-
jo: la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Revolución Rusa (1917). Estos dos
factores incidieron en la visión de las elites burguesas en lo que concernía a la ne-
cesidad de introducir más mecanismos de seguridad para el trabajo. De hecho, el
tripartismo propiciado por la OIT (1919) es el resultado de este largo periodo de
agitación social.
Sin embargo, además de la agitación social promovida por el movimiento
obrero, el Estado se ha visto presionado por los empresarios en la búsqueda de
normas de arbitraje, mediación y regulación del conflicto y de la negociación.
En este sentido, la concentración de fuerza de trabajo para la producción en
masa (generada por las nuevas técnicas de organización tayloristafordista) en
las grandes empresas industriales, ha ido requiriendo el uso de normas estables
para la propia seguridad industrial. Sin embargo, hasta el periodo que sigue a
la Segunda Guerra Mundial, cuando se consolidan los sistemas de relaciones
laborales y el Estado del Bienestar, no se extienden las garantías del Derecho
del trabajo.
En pocas palabras, la extensión de los derechos sociales hace que el mercado
de trabajo sea menos mercado y menos flexible, y que esté más protegido norma-
tivamente. Los derechos de ciudadanía industrial se fueron extendiendo (desde los
años veinte, y después de la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años
ochenta) porque en el fondo había dos modelos de desarrollo e industrialización en
competición: el capitalismo del Estado de Bienestar en los países occidentales
frente al socialismo de Estado en los países del este. Sin embargo, en ambos mo-
delos el trabajo (el empleo) ocupaba un lugar central. El empleo era (y es todavía)
la clave para acceder a la integración y los derechos sociales, y para evitar ser con-
siderado un parásito social.
Los dos modelos de sociedad (capitalismo de estado de bienestar y socialismo
de estado) han estado orientados hacia el papel del hombre laborioso, hacia el
empleo como forma de inserción social. El progreso social de la mujer era (y es
todavía hoy) medido por su grado de inserción laboral. Y en ambos modelos se
promovieron los derechos individuales y colectivos relacionados con la seguri-