Editorial UOC 289 Capítulo II. Actores y modelos...
delo tipo ideal, una abstracción que representa la idea de un sistema que nos
permite simplificar su inderdependencia. El susbsistema económico proporcio-
na recursos al sistema general. El subsistema de regulación social redistribuye re-
cursos. Y el subsistema de regulación laboral proporciona estabilidad social y
paz laboral. Por tanto, el sistema general adquiere un relativo equilibrio basado
en el intercambio entre recursos económicos y el consenso en torno al orden
social. Esta visión sistémica y resumida nos permite explicar el entramado del
pacto social keynesianofordista.
El pacto social keynesianofordista de posguerra constituye un intercambio
político de grandes dimensiones. Sus contenidos se pueden resumir en el inter-
cambio tácito entre producción en masa a cambio de acceso al consumo, y en
la extensión de los derechos sociales a cambio de consenso sobre el orden social.
Esto, a su vez, ha proporcionado la estabilidad social necesaria para el crecimien-
to económico y la generación de empleo. Este intercambio es la fuente de la le-
gitimación social del tripartismo y de los propios actores sociales del sistema de
relaciones laborales. Se trata, en definitiva, de un modelo de consenso entre ca-
pital y trabajo, y de intercambio entre crecimiento, redistribución y garantías
sociales que han servido como fuente de legitimación del capitalismo avanzado.
Hoy, todo el mundo reconoce los efectos positivos de este modelo de acumu-
lación proporcionado por el Estado integrador keynesianofordista. Prueba de
ello es que durante las tres décadas siguientes a la posguerra ha disminuido la
pobreza en Europa occidental. De este modo, disminuyeron también las des-
igualdades en la redistribución de las rentas y de la riqueza. Se redujo y atenuó
la marginación de determinados grupos sociales y se suavizó la expresión vio-
lenta del conflicto de clases. El desarrollo económico que acompañó al pacto so-
cial keynesianofordista ha hecho posible la incorporación de determinados
colectivos sociales, como las mujeres, a la actividad económica formal, aunque
sea de manera parcial. Asimismo, el desarrollo de la producción en masa ha fa-
cilitado el acceso al consumo a amplias capas de población. El entramado insti-
tucional y el crecimiento económico han proporcionado bases de legitimidad al
capitalismo de bienestar.
Sin embargo, a partir de los años ochenta, este modelo de Estado integrador
está siendo cuestionado por las políticas de corte neoliberal, cuya consigna (me-
nos estado, más mercado; menos sindicatos, más empresa) es un ácido corrosivo
sobre el orden institucional rubricado con el pacto keynesianofordista.