Editorial UOC 285 Capítulo II. Actores y modelos...
b) El segundo pilar ha sido la democracia política y económica, asociada al
concepto de ciudadanía política y social (propuesto teóricamente en los años
cincuenta por Marshall, 1998), y que ha implicado derechos de participación
activos y pasivos.
c) El tercer pilar ha sido el reconocimiento y la consolidación del sindicalis-
mo: la institucionalización del sistema de relaciones laborales, que ha permitido
regular y controlar la expresión del conflicto de clases, así como regular y corre-
gir las asimetrías de poder en el mercado de trabajo.
d) Y el cuarto pilar lo ha constituido el derecho a la educación masiva, algo
que ha contribuido a la movilidad social ascendente para determinadas capas
de población.
Esta configuración institucional de posguerra logró absorber enormes masas
de población procedentes de la desruralización de Europa a partir de los años
cincuenta. En conjunto, estos cuatro pilares han sido los fundamentales para
sostener el proyecto igualitarista de la socialdemocracia europea, y han propi-
ciado una reducción de las diferencias de clase.
Otra explicación similar, pero realizada desde la perspectiva de la ciencia
económica, nos permite explicar la configuración institucional keynesiano-
fordista. Para ello nos remitimos a la teoría de la regulación (Aglietta, 1979; Bo-
yer, 1992), que nos ofrece una visión sistémica de la interdependencia entre
instituciones sociales y economía en el capitalismo de bienestar. Este entrama-
do institucional, pactado en la posguerra, es una respuesta al fracaso de las po-
líticas liberales de los años treinta y al gran trauma social que supuso la guerra.
De facto, el embrión del modelo keynesianofordista data también de los años
treinta, de la experiencia del New Deal norteamericano, que pone en marcha
políticas de intervención económica del Estado con objeto de regular la de-
manda agregada, corregir los desequilibrios sociales que generaba el mercado
y luchar contra el desempleo y la pobreza. Así, la intervención del Estado tenía
como objeto controlar los mecanismos reguladores del crecimiento económi-
co, no sustituir el capitalismo.
Una explicación simplificada y esquemática, pero ilustrativa, de la interrela-
ción entre el Estado, la economía y las relaciones laborales, nos la ofrece la ex-
plicación sistémica que argumentan algunos autores de la corriente francesa de
la teoría de la regulación.