Editorial UOC 28 Teoría de las relaciones laborales...
samente por su marcada inestabilidad, asociada a estados mentales compartidos
y cambiantes.5
Algo similar podría decirse, a la vista de lo ocurrido en el lustro de enlace en-
tre los siglos XX y XXI, a propósito de la llamada nueva economía, que ha subido
y bajado como un globo. Sin embargo, solemos pensar, en cambio, que la eco-
nomía real, como la política real o el mercado de trabajo real, al tener supuesta-
mente los pies en el suelo, tienden a discurrir por cauces más previsibles, lo que
permite a la ciudadanía ubicarse ante estas realidades con la impresión de ha-
llarse ante un panorama claro, coherente, lógico, estable y, por tanto6, confor-
table, por lo que se supone que conlleva de previsible y de controlable.
Se puede considerar que “algo de eso hay”, sosteniendo, al mismo tiempo, que, sin
embargo, nada más lejos de la realidad: en efecto, si observamos la economía real
de Estados Unidos del cambio de milenio, no deja de sorprendernos que, desde
principios de 1999 hasta mediados de 2000, el dato era el crecimiento económico
aparentemente desbocado (acompañado de altos niveles de consumo, de beneficios
empresariales, de inversión y de empleo) y el fantasma correspondiente de la infla-
ción, con su inevitable cascada de efectos indeseables. Ante tal realidad, el mago
Alan Greenspan (Presidente de la Reserva Federal) no ha dejado de controlar el de-
sarrollo previsible de la situación, elevando una y otra vez el tipo de interés del di-
nero. Hasta que, súbitamente, irrumpe la nueva realidad de una caída en picado del
crecimiento y el fantasma de una deflación, que ya sembraba el pánico en la eco-
nomía japonesa. Ante ello, nuevo golpe de timón e inicio de otra serie vertiginosa
de rebajas del tipo de interés (ya se sabe, cierto tipo de deflación suele conllevar caí-
da de precios y de beneficios empresariales, recortes de inversión y aumento del des-
empleo, por reducción de plantillas). Todo ello durante el año anterior al
hiperacontecimiento del 11 de septiembre, que ha acelerado e intensificado el pro-
ceso de tales rebajas.
En resumen, la propia experiencia histórica nos induce a concluir que, en el
mundo sociolaboral, al igual que en el económico, social, político y cultural en
general, una parte significativa de los procesos se desarrolla movida por vientos
de dirección imprevisible, hecho que nos lleva a pensar que una porción proba-
blemente importante de los problemas sociolaborales que habrá que afrontar en
el futuro a medio plazo actualmente no están siquiera planteados.
5. “El más sabio entre vosotros es aquél que reconoce, como Sócrates, que su sabiduría no es nada.”
Platón (milenio I a.C.) (1969). La República (pág. 64). Madrid: Instituto de Estudios Políticos.
6. “El que sabe no es sabio; el que es sabio no sabe.” ¿Lao Tsé? (milenio I a.C.) (1966). Tao Te King
(pág. 64). Barcelona: Barral.