Editorial UOC 253 Capítulo II. Actores y modelos...
en el mercado de productos y de capitales, o bien pueden ser hombres de acción
en el ámbito político.
Si cruzamos estas dos polaridades, por un lado la acción individual y la ac-
ción colectiva, y por otro lado la función de empleador y la de hombre empren-
dedor, podemos obtener la siguiente tipología:
En primer lugar (cuadrante a), hay que considerar la actuación de los empre-
sarios como empleadores individuales, lo cual supone tener en cuenta distintos
tipos y modalidades de actuación para regular las condiciones del contrato de
trabajo: desde las formas tradicionales y paternalistas y las acciones y decisiones
individuales, hasta la práctica de la consulta y negociación con los comités de
empresa y sindicatos, e incluso las formas más recientes de gestión de los recur-
sos humanos. En segundo lugar (cuadrante b), podemos considerar las acciones
relativas a la tecnología, a las decisiones en la organización del trabajo y a las
estrategias competitivas, cuyas lógicas de actuación se basan en la idea de racio-
nalidad económica, algo que se identifica con la eficacia, la eficiencia y la maxi-
mización de los beneficios.
En tercer lugar (cuadrante c), debemos considerar la actuación colectiva de los
empresarios como empleadores. En este caso, la actuación representa los intereses
Tabla 9. Tipología de la acción empresarial
Acción como empleadores Acción como emprendedores
Individual
(a)
Dirección de personal
Relaciones sindicales en la empresa
Gestión de recursos humanos
(b)
Estrategia competitiva
Elección tecnológica
Política marketing
Organización del trabajo
Relación con los partidos políticos
y la administración
Colectiva
(c)
Asociaciones empleadores
Mercado de trabajo
Regulación laboral
(d)
Asociaciones empresariales y comerciales
Cárteles, consorcios
Conglomerados
Participaciones cruzadas
Joint venture
Fuente: Luca Lanzalaco (1995). “L’evoluzione dell’azione imprenditoriale: il ruolo delle associazioni datoriali.” En: A.M. Chiesi y otros.
Lavoro e relazioni industriali in Europa (pág. 114). Roma: La Nova Italia Scientifica.