Editorial UOC 249 Capítulo II. Actores y modelos...
glo XIX y principios del XX, los empresarios se ven obligados a unirse contra el mo-
vimiento obrero y sindical. En esos años, las huelgas de masas y la amenaza de
huelga general sacudieron la vida social de distintos países, como Inglaterra,
Bélgica, Alemania, el Imperio Ruso (huelga de 1905), el Imperio Austrohúngaro y
otros. Por esos años, la CGT francesa prepara la huelga general revolucionaria,
que se plasmará en la Carta de Amiens (1906).
2) La suborganización como opción liberal
“En la literatura de esta materia se ha exagerado mucho la idea del origen ‘reac-
tivo’ (frente a la emergencia del movimiento obrero) de las asociaciones empresa-
riales. Sin embargo, no siempre el empresariado tiene interés en supeditar su
acción individual a la acción colectiva que se puede derivar de su pertenencia a
una asociación empresarial. De hecho, la realidad del liberalismo económico ‘es
la libertad del zorro en un gallinero con gallinas libres...’ Se entiende en estas con-
diciones que las gallinas traten de organizarse: de la suma de su debilidad puede
nacer una gran fuerza que someta a los zorros ¿y quién sabe? modifique quizá, a
la larga su régimen alimenticio.
Pero ¿por qué se organizan los zorros? Los patronos no se organizan... sólo
lo aparentan. Hostil tanto a las relaciones cara a cara con los sindicatos como a la
concertación económica permanente con la Administración, pero obligada a
participar de buena gana tanto en la primera como en la segunda, la patronal
habría optado libremente por la suborganización. ¡Qué mejor seguridad existe,
en efecto, contra toda forma de negociación, que no disponer de negociador!”
(H. Weber,1988).
Con este argumento, Henri Weber ha pretendido enfatizar que el origen de
las asociaciones empresariales ha sido fundamentalmente la lucha contra el li-
brecambismo del Estado. Las uniones empresariales se inician en sectores como
el textil, la industria mecánica, la siderurgia y la construcción de maquinaria.
En 1840, se constituyeron el Comité des Intéréts Metallurgiques, la Union des
Constructeurs de Machines y el Comité de Houlléres Françaises. Ya a principios
del siglo XX proliferan las asociaciones empresariales en la industria textil y del
metal, y en la industria pesada. Sin embargo, estas asociaciones empresariales
aún no están implicadas en compromisos sociales, e incluso son reacias a formar
asociaciones empresariales de ámbito nacional.