Editorial UOC 217 Capítulo II. Actores y modelos...
3) Organización de los sindicatos
Por lo general, en el continente europeo los sindicatos tienen una doble es-
tructura. Hay una horizontal, basada en el territorio y la unión intersectorial,
algo que supone una orientación más general, porque se representa a todos los
trabajadores de un territorio. Esto, a su vez, comporta dotar de carácter político
a su orientación. Y hay otra estructura vertical, por sectores de actividad vincu-
lados a cuestiones más directas con el trabajo, tales como salario, contratos de
trabajo, condiciones de trabajo, seguridad e higiene y otras materias. La estruc-
tura vertical, conocida como federación o sindicato de rama o de categoría, co-
necta con la representación de los afiliados en el ámbito de empresa, la sección
sindical. Por el contrario, el comité de empresa es un órgano independiente en
el cual habitualmente están representados todos los trabajadores.
Las relaciones entre estas dos estructuras, horizontal y vertical, son en mu-
chas ocasiones complejas y a veces conflictivas entre sí. Además, la dinámica de
la propia acción sindical resulta relativamente contradictoria. Por un lado, recu-
rre a la movilización y al conflicto y, por otro, necesita del acuerdo, de la con-
certación y el compromiso. La dinámica sindical consiste en una dinámica
continua entre el conflicto y el pacto para gestionar el descontento.
4) La crisis de la solidaridad
La solidaridad está vinculada a la agregación de intereses. Dicha agregación
de intereses ha sido esencial para la acción colectiva. Especialmente, el fordis-
mo ha propiciado una cierta homogeneización en las condiciones de trabajo,
y por ende ha contribuido a facilitar la agregación de intereses durante las dé-
cadas de los sesenta y setenta. Históricamente, la gran empresa industrial y la
concentración de la misma en determinadas áreas ha dado lugar al gigantismo
industrial, el cual ha facilitado la agregación y armonización de intereses entre
diferentes colectivos de trabajadores, cuyas condiciones de trabajo no han
sido muy diferentes ni distantes en los años de la expansión industrial en los
setenta y ochenta. A estos años corresponde la expansión de la afiliación sin-
dical, la mejora de las condiciones de vida y la extensión de los derechos so-
ciales.
Sin embargo, las transformaciones del sistema productivo en los años
ochenta nos llevan de nuevo a revisar el sentido de las preguntas anteriores.
¿Qué intereses representan hoy los sindicatos, tanto los de los trabajadores de