Editorial UOC 214 Teoría de las relaciones laborales...
de integración. Sin embargo, hoy esta etiqueta no tiene mucho sentido, dado el
retroceso del sindicalismo en general y el hecho de que este sindicalismo es el
que mejor ha resistido la crisis del empleo desde la década de los ochenta. Espe-
cialmente, el sindicalismo del sistema Ghent ha logrado mantener las cotas más
altas de afiliación sindical.
El rasgo fundamental del sindicalismo de control es la intervención y regula-
ción, tanto en el centro de trabajo como en el mercado laboral. El sindicalismo de
control considera que el Estado debe tener un papel activo para regular la activi-
dad económica y corregir las asimetrías y desigualdades sociales que genera la
lógica del mercado. Asimismo, la participación en la planificación de la política
económica ha sido también una de las aspiraciones de este tipo de sindicalismo,
y ha resultado posible por la concertación social que han propiciado particular-
mente las políticas keynesianas entre 1950 y 1980. Por otro lado, la centralización
de las organizaciones empresariales y sindicales es un elemento clave de la estruc-
tura neocorporatista. En suma, se trata de una concepción basada en el poder or-
ganizado de los trabajadores y en la idea de control como forma de limitación del
poder del capital. No obstante, la participación de los afiliados se concibe más
bien como delegación de la representatividad, y menos como participación activa
y movilización. A pesar de todo, en definitiva, la idea de control pretende llevar
la democracia al ámbito económico, y no sólo al político.
3.2.1. Clasificación alternativa del sindicalismo
Otra clasificación del sindicalismo alternativa a la que acabamos de ofrecer
es la que nos ofrece Rigby y Serrano (1997), quienes distinguen tres tipos: sindi-
catos de clase, sindicatos económicos y sindicatos de concertación.
1) Sindicalismo de clase: estructurado en función de un interés y una concien-
cia de clase, y apoyado por un peso importante de la ideología y las creencias po-
líticas y religiosas. Este tipo de sindicalismo concedería mayor importancia a las
movilizaciones que a la negociación colectiva. Además, tendría preferencia por la
defensa de los intereses generales de la clase trabajadora mediante la política y la
acción legislativa. En este modelo podrían estar representados los sindicatos espa-