Editorial UOC 169 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
El nuevo capitalismo flexible, marco de contratos efímeros, perecederos, tran-
sitorios y a corto plazo, supone una modificación sustancial de este escenario,
una ruptura de estas premisas y un trastorno de las experiencias psicosocialmen-
te positivas asociadas al empleo estable. En el resumen de los datos de 1.265 en-
trevistas a ciudadanos adultos norteamericanos encargadas por el New York
Times (1996), encontramos las siguientes conclusiones:
“La inseguridad económica y el miedo a perder el empleo afectan a los mismos em-
pleados. El conjunto de los entrevistados considera que tanto los lazos de lealtad entre
empleados y empresas como el espíritu de cooperación amistosa entre trabajadores
han sido erosionados por la ansiedad y la presión para trabajar más duro por menos
dólares.”
New York Times (1996). The Downsizing of America (pág. 55). Nueva York: Times
Books/Random House.
Considerando el tema en términos más concretos, la mayoría de las perso-
nas entrevistadas considera que las empresas son hoy menos leales a sus em-
pleados que antes, al igual que éstos con aquéllas; que los compañeros de
trabajo compiten más entre sí, que el ambiente social en el trabajo se ha dete-
riorado y, en general, que la mayoría de las personas está trabajando más horas
que antes.
En un entorno de cierta ambigüedad y ambivalencia, poco a poco van perfi-
lándose nuevas reglas del juego, que tienden a concretarse en forma de una
relación individualizada y diferenciada de la empresa con cada categoría de per-
sonal empleado. En general, la organización tiende a exigir más a cambio de me-
nos: al núcleo central estable –los recursos humanos en mayúsculas– se le ofrece
unos relativos márgenes de autonomía en la gestión y de participación en las de-
cisiones y en los beneficios, en un marco de cierta estabilidad contractual, con-
dicionada a la eficacia de un trabajo más duro e intenso.
Los compromisos implícitos recíprocos con el personal periférico o exterior
tienden a ser más instrumentales, coyunturales y meramente comerciales. En
circunstancias críticas, el estilo dominante en la relación entre las partes es el
que se desprende de la línea de fondo del manifiesto de una empresa en rece-
sión, cuya dirección tiene la delicadeza, la honradez y la humanidad de poner
las cartas boca arriba ante el personal (ver figura 11).