Editorial UOC 162 Teoría de las relaciones laborales...
3.3.1. Experiencia de vulnerabilidad.
El síndrome “11 de septiembre laboral”
“Nunca fue el trabajo más central en el proceso de creación de valor. Pero nunca fue-
ron los trabajadores (prescindiendo de su cualificación) más vulnerables, ya que se
han convertido en individuos aislados subcontratados en una red flexible.”
M. Castells (1997-2000). La era de la información (vol 1, pág. 344). Madrid: Alianza
“El régimen de riesgo laboral resultante está repleto de ambivalencias. Nunca fue la
creatividad de la gente tan importante como hoy, pero tampoco nunca fueron los tra-
bajadores tan vulnerables como en esta época, en la que trabajan de manera indivi-
dualizada y más dependiente que nunca.”
Ulrich Beck (1999). Un nuevo mundo feliz. La precariedad en el trabajo en la era de la glo-
balización (pág. 201). Barcelona: Paidos.
“El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costes de mano
de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por hoy, la fuente de angustia más uni-
versal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que bus-
can trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un ‘obstáculo interno’, para decirlo con
las palabras del presidente de la Coca-Cola, que [...] explicó el despido de miles de tra-
bajadores diciendo que ‘hemos eliminado los obstáculos internos’?”
Eduardo Galeano. “Derechos del trabajador, ¿un tema para arqueólogos?”. El País
(7 de mayo, 2001).
La experiencia traumática del desmoronamiento de las Torres Gemelas sim-
boliza la del hundimiento de los supuestamente sólidos pilares de sustentación
de un universo económico (el sky line de Wall Street), regido por la lógica de la
estabilidad.
Desde un punto de vista psicológico, el sistema que se vino abajo el 11 de
septiembre tenía dos características principales: en el ámbito cognitivo, cons-
tituía un marco de certidumbre y una base de predictibilidad. En el ámbito
emocional, representaba un entorno de seguridad y una garantía de controla-
bilidad.
Psicológicamente, un mundo predecible y controlable resulta confortable,
agradable y saludable. El amargo despertar de ese dulce encantamiento conlle-
va el desafío de afrontar cognitiva y emocionalmente la experiencia de la ines-
tabilidad y, por tanto, sustituir la nostalgia de la fantasía por la conciencia de