Editorial UOC 157 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
hija de una familia de mejor posición. Los estudios prepararon a la pareja para mudarse
y cambiar de trabajo con frecuencia, y así lo hicieron. Desde que terminaron la carrera,
Rico se ha mudado cuatro veces en catorce años. [...] A pesar de ser una pareja próspera,
la viva imagen de una pareja amoldable en la que ambos se apoyan mutuamente, tanto
el marido como la mujer temen a menudo estar al borde de la pérdida del control de
sus vidas, un miedo enraizado en sus respectivas historias laborales. [...]
Rico teme que las medidas que necesita tomar y la manera como tiene que vivir para
sobrevivir en la moderna economía hayan lanzado a la deriva su vida interior y emo-
cional [...]. Me contó que él y Jeannette se habían hecho amigos de la mayoría de la
gente con la que trabajan, y que con los cambios de los últimos doce años perdieron
la mayoría de esas amistades; aunque, como dijo él, ‘seguimos conectados’. Rico bus-
ca en las comunicaciones electrónicas el sentido de comunidad que Enrico disfrutaba
más cuando iba a las asambleas del sindicato de porteros, pero el hijo encuentra que
las comunicaciones on line son breves y precipitadas. [...]
El aspecto fugaz de la amistad y de la comunidad local constituyen el fondo de la más
aguda de las preocupaciones íntimas de Rico: su familia [...] Le preocupa no ocuparse
lo suficiente de sus hijos, cuyas necesidades no pueden programarse para que se adap-
ten a las exigencias de su trabajo. [...]
Rico quiere ser, para su hijo y sus hijas, un ejemplo de determinación, de alguien que
tiene una meta en la vida; tiene que poner un ejemplo. Y el ejemplo objetivo que po-
dría ponerles, su movilidad social ascendente, para ellos es algo natural, una historia
que pertenece a un pasado que ya no es el suyo, una historia terminada. Pero su pre-
ocupación más honda es no poder ofrecer la sustancia de su vida profesional como
ejemplo para que sus hijos vean cómo han de comportarse éticamente. Las cualidades
del buen trabajo no son las cualidades del buen carácter. [...]
La gravedad de este temor procede de la brecha que separa a la generación de Enrico de
la de Rico. Los líderes de la economía y los periodistas especializados hacen hincapié en
el mercado global y en el uso de las nuevas tecnologías, dos aspectos que ellos conside-
ran el sello distintivo del capitalismo de nuestro tiempo. Si bien es bastante cierto, no
contemplan otra dimensión del cambio: nuevas maneras de organizar el tiempo, y en
especial el tiempo de trabajo. El signo más tangible de ese cambio podría ser el lema
‘nada a largo plazo’. En el ámbito del trabajo, la carrera tradicional que avanza paso a
paso por los corredores de una o dos instituciones se está debilitando. Lo mismo ocurre
con el despliegue de un solo juego de cualificaciones a lo largo de una vida de trabajo.
Hoy, un joven americano con al menos dos años de universidad puede esperar cambiar
de trabajo al menos once veces en el curso de su vida laboral, y cambiar su base de cua-
lificaciones al menos tres veces durante los cuarenta años de trabajo. [...]
Por todas estas razones, la experiencia de Enrico –un tiempo a largo plazo, una narra-
tiva lineal en canales fijos– se ha vuelto disfuncional. Lo que Rico trataba de explicar-
me, y quizá también de explicarse a sí mismo, es que los cambios materiales incluidos