Editorial UOC 139 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
tizados por el estado-nación. El progreso social ha sido sinónimo de mejora de
las condiciones sociales de vida del salariado.
La situación presente se caracteriza, en suma, por una doble vertiente: en su
faceta positiva, figura el estadio avanzado de los dispositivos de protección so-
cial del salariado. En la negativa, la emergencia de un amplio sector de pobla-
ción relegado a los márgenes de la condición salarial, a las fronteras de la
precariedad, de la segregación y de la exclusión sociales. La situación de desem-
pleo crónico y de subempleo agudo constituyen el caldo de cultivo de la nueva
vulnerabilidad social, el nuevo cáncer que corroe la cohesión, la estabilidad, el
bienestar y el progreso de las sociedades organizadas en torno al doble eje de la
economía de mercado y del estado social.
El subempleo plantea, además, otra cuestión objetiva, relacionada con la
identidad social: la clase obrera –sujeto histórico de la vieja cuestión social– ha
sido relativamente fácil de identificar como tal, al tratarse de un colectivo social
que comparte problemas, intereses y desafíos. Sin embargo, el protagonista de
la nueva cuestión social es complejo y heterogéneo: ¿qué tienen en común perso-
nas inmigradas sin papeles, prejubiladas, desempleadas de larga duración, jóvenes
eternamente demandantes de su primer empleo, mujeres de mediana edad en bus-
ca de un retrabajo (después de un largo periodo de excedencia laboral, motivado por
razones de índole familiar), o víctimas de los más diversos tipos de reducción de
plantilla, que combinan periodos de desempleo con otros de empleos irregulares,
temporales y precarios? Castel (1995) se muestra contundente al respecto:
“No tienen ni el mismo pasado, ni el mismo porvenir, ni la misma vivencia, ni los
mismos valores. No pueden alimentar un proyecto común y no parecen susceptibles
de superar su desconcierto mediante formas de organización colectiva.”
R. Castel (1995). Las metamorfosis de la cuestión social: una crónica del salariado (pág. 20).
Buenos Aires: Paidos. 1997.
Lo que caracteriza el sujeto de la nueva cuestión social no es, pues, una comu-
nidad de rasgos, sino más bien una unidad de posición, lo cual plantea, según
el autor francés, “una problemática teórica y práctica nueva”. Sin embargo, la
nueva cuestión comparte con la vieja algo significativo: aquello que en un prin-
cipio se plantea como un problema periférico de la estructura social acaba po-
niendo en crisis los mismos fundamentos del orden de la sociedad.