Editorial UOC 133 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
del trabajo (Castells, 1997-2000), circunstancia que, a su vez, supone una barrera
añadida para la acción sindical dentro de una organización flexible. Esto se traduce
en una refeudalización de las relaciones laborales (Baethge y Oberbeck, 1995). Con-
lleva, asimismo, una tendencia a la desregulación del mercado laboral y a un cierto
arrinconamiento del derecho del trabajo, al transformarse determinados contratos
laborales en meros contratos comerciales (Gorz 1997). Todo ello ha propiciado un
endurecimiento y un deterioro de las condiciones de trabajo, además de una inten-
sificación del mismo (Castillo, 1998; European Foundation, 1997, 1998a, 1999b,
2000, 2001), de un empeoramiento de las condiciones contractuales y del aumento
del riesgo de expulsión de trabajadores flexibilizados a la intemperie laboral y a la
anomia y a la exclusión sociales, fuera de los muros protectores y normalizadores
de la organización (Beck 1999-2002; European Foundation, 2001b; Antón, 2000).
Esteban Agulló (2001) nos ofrece la siguiente caracterización de la precarie-
dad laboral:
Por su parte, Offe (1997) distingue dos formas de precariedad:
1) La derivada de una situación laboral precaria (subempleo, trabajo eventual,
temporal, o parcial aspirando a un empleo de jornada completa, jubilación an-
ticipada indeseada, autoempleo forzoso, etc.)
2) La asociada a una situación económica precaria (por ejemplo, los “pobres
con trabajo” estadounidenses, con ingresos por debajo del nivel de pobreza en
Tabla 5
Dimensiones de la precariedad laboral
La discontinuidad del trabajo (duración corta y riesgo de pérdida elevado, arbitrariedad empresarial
e incertidumbre y temporalidad como norma, etc.).
La incapacidad de control sobre el trabajo, deficiente o nula capacidad negociadora ante el mercado
laboral (tanto individual como colectivamente), dependencia, autoexplotación, disponibilidad
permanente y abusiva, sumisión, etc.
La desprotección del trabajador (pésimas condiciones laborales, sin derecho a prestaciones sociales,
sin cobertura médico-sanitaria, alta discriminación, elevado índice de rotación, explotación,
segregación, etc.).
La baja remuneración del trabajador (salarios ínfimos, ninguna promoción ni desarrollo, formación
escasa o nula, etc.).
Fuente: Agulló, 2001 (pág. 106).