Editorial UOC 132 Teoría de las relaciones laborales...
bajador [el obrero, el empleado, el asalariado], sino la del precario que ya trabaja, ya
no trabaja, ejerce de manera discontinua múltiples oficios, de los cuales ninguno es
un oficio, no tiene profesión identificable y tiene como profesión el no tenerla; no
puede por lo tanto identificarse con su trabajo y no se identifica [...].”
A. Gorz (1997). Miserias del presente, riqueza de lo posible (pág. 63). Buenos Aires: Paidós,
1998.
En su ensayo Un nuevo mundo feliz, que lleva el significativo subtítulo La preca-
riedad del trabajo en la era de la globalización, Ulrich Beck (1999) considera que “la
consecuencia involuntaria de la utopía neoliberal del libre mercado es la brasileñi-
zación de Occidente”. Brasileñización es el nombre que le da a la precarización del
trabajo: “en un país semiindustrializado como Brasil, los trabajadores dependientes
con empleo a tiempo completo representan sólo una minoría respecto a la gran
masa de los económicamente activos”. En Argentina se va por el mismo camino. Es
un modelo eminentemente norte y sudamericano, aunque no de forma exclusiva:
la mayoría de los nuevos contratos que se viene realizando en los últimos años en
España apuntan en idéntica dirección. “En Alemania [...] en los años sesenta, sólo
la décima parte de la población laboral pertenecía al grupo de los precariamente
ocupados. En los setenta, era ya la quinta parte; en los ochenta, la cuarta parte, y,
en los noventa, la tercera parte. De mantenerse esta tendencia [...] dentro de diez
años, uno de cada dos trabajadores [alemanes] trabajará [...] a la brasileña”. (pág. 9)
Pensando ya en términos globales, el autor se muestra igualmente contundente:
“Se ha venido abajo la idea maestra del pleno empleo; a saber, 2 % de parados, tra-
bajo normal por regla general, identidad social y seguridad por cada trabajo. Esto es
ya historia [...]
El mayor índice de crecimiento de todo el mundo lo registra el trabajo precario. En
los bastiones occidentales de la sociedad del pleno empleo, ha irrumpido con fuerza
lo discontinuo, lo impreciso, lo informal; en una palabra, se está produciendo la bra-
sileñización de Occidente.”
Ulrich Beck (1999). Un nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la glo-
balización (pág. 201). Barcelona: Paidós, 2000.
La ruptura del equilibrio de fuerzas entre capital y trabajo ha generado una re-
ducción del poder de los sindicatos, una debilitación de la capacidad negociadora
de la parte laboral y una disminución de los beneficios sociales logrados a lo lar-
go de generaciones. También ha facilitado la evolución hacia la individualización