Editorial UOC 116 Teoría de las relaciones laborales...
de producción, procesamiento, reproducción y comunicación de información.
Y todo indica que algo más.
Hasta finales del siglo XX, las retóricas antitecnológicas en nombre de la pre-
sunta defensa de los puestos de trabajo( –algunas veces acompañadas de prácti-
cas destructivas de los nuevos artilugios, como en el caso de los ludditas con los
primeros telares industriales–) han adolecido de cierto anacronismo conservador
y padecido de vértigo y de miopía ante el futuro.
El interrogante que se plantea a propósito de las TIC es el de si constituyen
un simple peldaño más en la escalera de la innovación tecnológica o bien con-
llevan un salto cualitativo, con efectos sociolaborales cualitativos de un rango
incomparable con el de los ejemplos anteriores.
1) Premisas generales compartidas
Hace ya un siglo y medio, Karl Marx (1847) resumía la ambivalencia que sus-
cita el empleo de maquinaria en el contexto capitalista: según él, los “inventos
mecánicos” acortan el tiempo necesario de trabajo, pero alargan el tiempo real
de trabajo; facilitan el trabajo, pero lo intensifican; significan un triunfo del
hombre sobre la naturaleza, pero también la subordinación de éste a las cosas;
enriquecen al productor al tiempo que lo empobrecen; mejoran las condiciones
de vida del ser humano pero no evitan que éste sea objeto de producción de
plusvalía.
“Hubo de pasar tiempo y acumularse experiencia antes de que el obrero supiese dis-
tinguir la maquinaria de su empleo capitalista; acostumbrándose, por tanto, a desviar
sus ataques a los medios materiales de producción para dirigirlos contra su forma so-
cial de explotación.”
K. Marx (1947). Trabajo asalariado y capital. Salario, precio y ganancia (pág. 46). San
Sebastian: Equipo Editorial. 1968.
En el umbral del siglo XXI, Castells retoma esta línea de pensamiento afir-
mando que la repercusión sociolaboral de las TIC depende del uso de las mismas
por parte de las organizaciones y de las políticas económicas. En cuanto al im-
pacto socioeconómico de las TIC, tiende a reconocerse que constituyen un fac-
tor de crecimiento económico, de ahorro de energía, de mejora de la calidad de
múltiples servicios públicos y privados (al incrementar su eficacia, eficiencia,
productividad, competitividad y flexibilidad), de facilitación del autoservicio