Editorial UOC 112 Teoría de las relaciones laborales...
en el espacio de los flujos y, en la tierra, el trabajo abunda. De hecho, contradiciendo
las profecías apocalípticas de los análisis simplistas, hay más puestos de trabajo y una
proporción más elevada de personas en edad de trabajar empleadas que en ningún
otro momento de la historia. Ello se debe principalmente a la incorporación masiva
de la mujer al trabajo remunerado en todas las sociedades industrializadas, una incor-
poración en general absorbida –y en buena medida inducida– por un mercado laboral
sin fracturas importantes. Así que la difusión de las tecnologías de la información,
aunque sin duda ha desplazado trabajadores y eliminado algunos puestos de trabajo,
no ha dado como resultado un desempleo masivo, ni parece que lo hará en el futuro
previsible.” (pág. 554)
M. Castells (1997-2000), La era de la información (vol. 1) .Madrid: Alianza.
2.1.3. La materia laboral no se crea ni se destruye: se transforma
En un estudio a la vez teórico y empírico, titulado A la búsqueda del trabajo
perdido, Juan José Castillo (1998) nos brinda unas “escenas de homenaje al cine
mudo que hablan por sí mismas”:
1) Fuenlabrada [...] primavera:
“La escena transcurre en un polígono industrial del Sur de Madrid, donde las empre-
sas-naves industriales están cambiando su destino, y su clasificación estadística [...].
Donde antes tan sólo había obreros industriales, más o menos visibles, en la mayor
concentración industrial de la región, hoy, casi un 10 % de esas naves han tomado el
rumbo del sector servicios. Doblemente. Ahora son almacenes de distribución de esos
productos que invaden, en Madrid, el corazón (y la periferia...) de la ciudad: todo
a cien (pesetas), y similares [...].
La escena parece sacada de una película de catástrofes: de pronto, ante los atónitos
ojos del visitante accidental, decenas de chicas jóvenes que huyen despavoridas, por
las trastiendas o popas de las naves ex industriales. No hay ningún incendio: son los
visitantes del INEM (Insituto Nacional de Empleo), inspectores gubernamentales en
versión más barata –todo a cien– que llegan a estas fábricas para verificar que la Re-
forma del Mercado de Trabajo se lleva a cabo con respeto estricto de la (nueva) ley
[...]. En un mundo tecnológicamente tan sofisticado como el nuestro, los teléfonos
celulares, inalámbricos, han corrido la voz desde algún retrete inaccesible a los ins-
pectores, desde las dos únicas empresas que han sido cogidas por sorpresa.
Y por ello huyen todas estas chicas jóvenes, y algunos chicos, que no tienen contrato
alguno, que quizá llevaban más de diez horas de trabajo continuado, obligadas a vol-