Editorial UOC 111 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
2.1.2. Ni paraíso tecnológico ni infierno social
Navarro considera injustificada empíricamente la tesis del ”fin del trabajo”
por la innovación tecnológica:
“El número de horas trabajadas por semana ha ido aumentando de 1960 a 1990 en la
mayoría de los países más desarrollados de la OCDE, es decir, el G-7, precisamente el
grupo de países que ha tenido mayor innovación tecnológica y en el que tendríamos
que haber visto un descenso del número total de horas trabajadas si aquella tesis […]
fuera sostenible. No hay evidencia de que estemos viendo una disminución del tiem-
po de trabajo existente ni tampoco del impacto reductor de éste debido a las nuevas
tecnologías.” (pág. 202)
V. Navarro (1997). Neoliberalismo y Estado del Bienestar. Barcelona: Ariel.
En la misma línea apunta Castells (1997-2000):
“La difusión de la tecnología de la información en la economía no induce directa-
mente el desempleo. Por el contrario, dadas las condiciones institucionales y organi-
zativas adecuadas, parece que puede crear más puestos de trabajo a largo plazo. La
transformación de la gestión y el trabajo eleva el nivel de la estructura ocupacional
en mayor medida que aumenta el número de puestos de trabajo de baja cualificación.
El incremento del comercio y la inversión globales no parece ser, por sí mismo, un
factor causal importante en la eliminación de puestos de trabajo y la degradación de
las condiciones laborales en el Norte, mientras que contribuye a crear millones de
puestos de trabajo en los países de reciente industrialización. Y, no obstante, el pro-
ceso de transición histórica hacia una sociedad informacional y una economía global
se caracteriza por el deterioro de las condiciones de vida y trabajo para un sector im-
portante de los trabajadores. Este deterioro adquiere formas diferentes en contextos
distintos: aumento del desempleo en Europa; descenso de los salarios reales (al menos
hasta 1996), desigualdad creciente e inestabilidad laboral en los Estados Unidos; su-
bempleo y segmentación escalonada de la mano de obra en Japón; informalización y
degradación de la mano de obra urbana de incorporación reciente en los países en
vías de industrialización; y una marginación creciente de la mano de obra agrícola en
las economías estancadas y subdesarrolladas [...].
Estas tendencias no provienen de la lógica estructural del paradigma informacional,
sino que son el resultado de la reestructuración actual que sufre la relación entre ca-
pital y trabajo, ayudada por las poderosas herramientas que proporcionan las nuevas
tecnologías de la información y facilitada por una nueva forma de organización, la
empresa red. (pág. 338)
¿Qué sucede con el trabajo y con las relaciones sociales de producción en este nuevo
mundo feliz del capitalismo informacional global? Los trabajadores no desaparecen