Editorial UOC 101 Capítulo I. Trabajar en la sociedad...
Desde el ángulo de ciertas ideologías neoliberales de la historia, el mercado
aparece como la única construcción humana que sobrevive al fin de las ideologías
y también al fin de la historia. Eliminadas como supuestos residuos ideológicos
obsoletos e inoperantes categorías como explotación y plusvalía, quedan en pie
otras, como las de dinero, interés, productividad y competitividad, en el marco
de la economía de mercado.
Desde la óptica socialdemócrata, el dilema no se plantea en términos de mer-
cado sí frente amercado no, sino de mercado no regulado frente a mercado po-
líticamente encauzado.
b) La ética del lucro: el dinero o la vida
Si el mercado es el patrón de las relaciones humanas, el afán de lucro y su
manifestación en la estrategia minimax ‘minimizar los costes y maximizar los
beneficios’ no puede ser más que el valor humano y social por excelencia.
A lo largo de su periplo histórico, el capitalismo ha pasado por un notable
proceso metamórfico. Lo que, sin embargo, no ha cambiado ni un ápice en él
es su fundamentación en la lógica del beneficio: “el beneficio es lo que cuenta”,
apunta Chomsky (2001), así en el protocapitalismo liberal de las fábricas textiles
manchesterianas como en el postcapitalismo neoliberal global informacional.
Algunas modas contemporáneas pretenden situar este movimiento por enci-
ma del bien y del mal absolutos, más allá de las mitologías, de las utopías, de las
ideologías y de las historias. Según este punto de vista, el criterio definitivo para
la valoración de la conducta moral de una empresa no debe ser otro que el test
evangélico del “por sus frutos los conoceréis”. A través de este prisma, toda es-
trategia empresarial encaminada al saneamiento de la organización mediante el
ahorro de costes es visualizada como moralmente irreprochable e incluso como
buena por naturaleza. No importa si el ahorro de costes se lleva por delante
puestos de trabajo o incluso vidas humanas. Los costes son siempre costosos y
los beneficios beneficiosos.
Ésta es la moraleja que podría desprenderse de una determinada lectura de la historia
de nuestra entrañable multinacional tabaquera Philip Morris:
Esta prodigiosa compañía nos vendió bueno, bonito y barato el placer que asociamos
a aquellos momentos sublimes en que hemos saboreado profundamente un inefable
estilo de ser y de estar en el mundo, sólo al alcance de quien sabe vivir intensamente,