La docencia en línea: de la teoría a la praxis
Teresa Romeu y Montse Guitert
Este material pretende aproximarse a la figura del docente en línea desde una doble perspectiva: a partir de una aproximación teórica de la docencia en línea y desde una perspectiva práctica.
En la aproximación teórica abordaremos primero el cambio de rol del docente, a continuación las funciones y competencias del docente en línea; la presentación de la acción docente en línea, trabajada a partir de las distintas etapas temporales por la que se desarrolla la docencia en línea; y finalmente, la docencia en colaboración como una estrategia de innovación y actualización docente.
La perspectiva práctica la presentaremos a partir de una guía con ejemplos que ilustran el proceso de docencia en línea, desde el diseño de una acción formativa, hasta la valoración y rediseño de la misma, pasando por la implementación de la acción docente.
1. Aproximación teórica al docente en línea
1.1. Cambio de rol del docente
La educación ha evolucionado con la implantación masiva de las TIC en la sociedad, en la línea que afirma Freire (2009:2): “la educación, como proceso basado en conocimiento, comunicación e interacciones sociales se ha visto afectada de forma radical por la emergencia de la cultura digital”, la cual, a su vez, “ha transformado a sus actores, profesores y estudiantes, provocando la necesidad de cambios en las propias instituciones educativas”.
Los expertos enfatizan que para dar respuesta a las necesidades educativas actuales es necesario modificar el papel que desempeñan los agentes implicados en el contexto educativo Perez-Mateo y Guitert (2012), esto es, replantear el espacio educativo y desempeñar nuevos roles docentes y discentes (Majó y Marquès, 2002; Richardson y Swan, 2003).
En esta línea, como afirma Sangrà (2001), el docente deja de ser mero transmisor de conocimientos y pasa a ser facilitador del aprendizaje que promueve y orienta el aprendizaje de los estudiantes. Ello supone considerar cambios en su práctica docente de acuerdo con McConnell (2006), que implican potenciar nuevas habilidades. Este cambio de rol, siguiendo a Sangrà, comporta concebir un perfil diferente de docente, con una formación inicial basada en el uso de las TIC, con una formación continua y permanente distinta a la ofrecida hasta el momento y de una cultura diferente. Salinas (2004:7) afirma en este cambio de rol que “el profesor actúa primero como persona y después como experto en contenido, promoviendo en el alumno el crecimiento personal, y enfatiza la facilitación del aprendizaje antes que la transmisión de la información”.
La autoridad de los profesores ya no deriva de tener el monopolio del conocimiento sino de la capacidad para enseñar a elaborar la información y para aprender. Los cambios que se han producido en el marco de la educación en línea posibilitan acompañar la transformación y adaptación de las tareas del docente (Guitert y Romeu, 2004), cambios que suponen desarrollar nuevas competencias, entre ellas la digital pero también otras relacionadas con las actitudes y las vivencias como refuerzan Duart y Lupiañez (2005).
Así es como en una sociedad tan compleja como la actual, cada vez resulta menos válido un modelo de docencia predominantemente académico. El profesor debe conocer la sociedad en la que vive, implicarse y hacer del espacio docente un medio en el que el alumno pueda analizar y responder de manera sistemática a los numerosos interrogantes que emergen de la sociedad. Apoyándonos en Cerrillo y Izuzquiza (2005), el profesor debe sugerir, facilitar y contribuir a crear las condiciones que hagan posible que los estudiantes accedan al conocimiento.
Es en este escenario donde presentamos los roles, funciones y competencias del docente en línea.
1.2. Roles, funciones y competencias del docente en línea
En la sociedad red se hace necesario contar con un perfil docente diferente al que tradicionalmente se ha desempeñado en escenarios educativos bajo la modalidad a distancia. Existe un amplio consenso entre los autores sobre las oportunidades que los entornos virtuales ofrecen para el aprendizaje a través del uso de las TIC, potenciando la figura del profesor como el de facilitador del proceso de aprendizaje del estudiante (Salinas, 2003; Duart y Sangrà, 2000; Berge, Z., 2000; Gisbert, 2002; Cabero, 2006). La clásica frase del “yo enseño, tu aprendes” cede paso a un nuevo rol en el que la experiencia, la metainformación, etc. son más importantes que la propia información que pueda transmitir el profesor, accesible a través de otros medios. Se trata de un profesor que facilita, guía, da consejos sobre las fuentes más apropiadas para la búsqueda de la información, creador de hábitos y destrezas en la búsqueda, selección y tratamiento de la información digital, y posibilitando que la información que facilita se convierta en conocimiento (Cabero, 2006).
Situados en este nuevo contexto en red, es común encontrar diferentes términos para denominar al docente en línea. Los expertos otorgan atribuciones más allá de la de transmisor de conocimientos. En este sentido, encontramos términos como e-tutor, e-profesor que adoptan el rol de mentor y facilitador; coach (Volman, 2005) para referirse al docente como entrenador del aprendizaje. Salmon (2003) concibe al docente como un moderador, e-moderador.
Los frecuentes términos en los que se asocia a la figura del docente como guía, mediador, moderador están relacionados con una función social que procede de la tutoría y/o “acompañamiento” y de la mediación en el proceso de aprendizaje que realizan los estudiantes, generalmente en formatos colaborativos. En este sentido, incorporamos las referencias a los roles de guía, mentor, asesor, tutor, consultor, orientador supervisor, evaluador, investigador y administrador/proveedor de recursos, a partir de Prestera & Moller, 2001; Goodyear y otros 2001; Mishra, 2005.
Las funciones asociadas al docente en línea son múltiples y son diversos los autores que las han clasificado, entre los que destacaremos a Ryan y otros (2000); Salmon (2003); Blázquez y Alonso (2004); Cabero y Román (2006); Fernández Rodríguez (2002), y Pérez-Mateo (2010). Asimismo, otros autores han abordado las funciones partiendo de figuras distintas que desempeñan el rol docente en la formación en línea, como es el caso de Murphy y otros (2005), que describen las figuras de profesor mentor, profesor coah y profesor facilitador con atribuciones diferentes para cada una de ellas.
Goodyear y otros, (2001) sintetizan las principales funciones del docente en línea en la de facilitador de contenidos y de proceso, técnico, diseñador, gerente o administrador, asesor/consejero e investigador.
Otros autores atribuyen las funciones del profesor en un entorno virtual a partir de una agrupación por áreas. En esta línea, Fandos y otros (2002) sustentan que las funciones del profesor en un entorno virtual se engloban en las áreas: pedagógica, de gestión, de valoración y social:
Con la intención de recoger unas primeras aportaciones de diferentes autores en relación al rol del docente en línea, establecemos una descripción de los roles partiendo de Berge (2000); Cabero, 2004; Fuentes y otros (2008); Romero y Llorente (2006), y Ryan y otros (2000).
Rol | Descripción |
Técnico | Características de las tecnologías y de los recursos educativos utilizados durante el proceso de aprendizaje |
Académico (Pedagógico) | Orientado a guiar a los estudiantes y a facilitar el contenido del curso |
Organizativa (Planificación) | Establecimiento de las normas de funcionamiento y la programación y diseño de curso que incluyen la gestión de todo el proceso de aprendizaje |
Orientador | Asesoramiento, motivación, recomendaciones públicas y privadas sobre el progreso de Los estudiantes |
Social | Creación de un clima de armonía a partir de la interacción individual y colectiva |
Colaborador Evaluador | Vinculada a facilitar entre los estudiantes el trabajo colaborativo y fomentar el trabajo en equipo entre profesores Valoración y evaluación, favoreciendo la responsabilidad individual y colectiva, introduciendo autoevaluaciones y coevaluaciones |
En la descripción de los roles del docente en línea se evidencian unas funciones asociadas que son áreas donde centraremos las funciones el docente en línea (Romeu, 2011:88):
Así, el docente que desarrolla su actividad fundamentalmente a través del entorno virtual debe estar conectado de forma permanente, revisar de manera frecuente qué es lo que está sucediendo en el aula virtual, y hablar solo cuando lo considere más oportuno. Debe ofrecer el escenario idóneo para dar respuesta a la necesidad que tienen los estudiantes de la comunicación interpersonal, la oportunidad de interrogarse, de plantearse retos y de discutir.
En el desarrollo de la interacción abierta entre los participantes, el docente debe monitorear el proceso de interacción, actuar de mediador (Tebar, 2003) y moderar las discusiones virtuales (Salmon, 2003).
El docente en línea se aleja del antiguo papel de depositario y transmisor del saber, denominado como el experto en el estrado (sage on the stage), para ser un profesional que domina las competencias exigidas por la sociedad actual. Se convierte en el guía y consejero (guide on the side) que ofrece herramientas y pistas que ayudan a desarrollar su propio proceso de aprendizaje, a la vez que atiende sus dudas y necesidades personales (Duart y Sangrá, 2000). En esta sentido, su función principal se centra en facilitar al estudiante los recursos que hay en la red potenciando las estrategias que le ayuden a desarrollar su propio proceso de aprendizaje (Guitert y otros, 2005).
De lo comentado se deprende que se requiere de un docente trabajador del conocimiento, diseñador de ambientes de aprendizaje, con capacidad para rentabilizar los diferentes espacios en los que se produce el conocimiento. Esta nueva cultura debe estar contaminada de una nueva manera de aprender: una formación que promueva el aprendizaje horizontal y en red más allá de las tradiciones académicas, tal y como afirman Steeples y Jones (2002).
Kearsley (2000) nos lo expone mediante cuatro factores importantes que determinan una docencia virtual efectiva: la experiencia en el uso de los medios informáticos, grado de familiaridad que se tenga con la enseñanza virtual, la flexibilidad desarrollada en el proceso docente y la dinámica participativa y de facilitación del aprendizaje.
De acuerdo con una de las conclusiones a las que llega Henríquez (2003:411) en su tesis, el profesor que trabaja en red debe aprender a gestionar el tiempo, “el profesor debe saber organizar su tiempo y cumplir con sus funciones sin sacrificar sus momentos íntimos en los que se dedica a su familia, al ocio o a realizar cualquier actividad de tipo personal”. Autores como Packhan y otros (2006) señalan que la buena gestión del tiempo ha de ser una de las cualidades del profesor en línea.
En los entornos virtuales se valora la importancia de la planificación, en la línea de Barberà y Badia (2005, citado por Bautista y otros, 2006), que comporta planificar las actividades a priori y el diseño formativo (Guàrdia, 2000). Pero a pesar de que el profesor puede planificar está sometido al flujo de las conversaciones que se desarrollan y deberá ir adaptando la planificación del aprendizaje. En este sentido, para ser un buen planificador ha de potenciar y promover la temporalización para cada tema (Gros, 2004).
Asimismo, algunos trabajos relevantes relacionados con el papel del docente en línea permiten señalar que debe ser una persona comprometida con su trabajo y autodirigido tal y como señalan Simonson y otros (2006).
A partir de los elementos expuestos, podemos considerar los siguientes roles, que representamos en la siguiente figura de forma cíclica, ya que uno se alimenta de otro y se complementan. Nos permite ilustrar el ciclo continuo que desarrolla el docente en línea de tal forma que los roles se entrelazan y se suceden, no vinculados a un tiempo sino a una situación, a un contexto y una realidad de un grupo de estudiantes virtuales. Retomando a los expertos, planteamos un rol de diseñador, planificador (Barberà y otros, 2001; Barberà y Badia, 2005; Muñoz i González Sanmamed, 2010; Sangrà y otros, 2007) y de gestor del tiempo y de la información (Henríquez, 2003; Packhan y otros, 2006); un rol pedagógico de facilitador, guía y dinamizador del proceso de aprendizaje (Murphy y otros, 2005; Salmon, 2003; Pallof y Pratt, 2001; Gisbert, 2002); un rol social que anima, motiva y acompaña el proceso de aprendizaje del estudiante virtual (Mishra, 2005, Goodyear y otros, 2001, Ryan y otros, 2000), un rol de evaluador (Pallof y Pratt, 2001, Barker, 2003) y un rol colaborador (Berge, 2000; Gisbert, 2002; Badia y García, 2006; Urhahne, 2009).
Ligado a los roles descritos abordamos las funciones y las tareas del docente en línea sobre la base de la bibliografía y la investigación llevada a cabo por Romeu (2011:436).
1. Rol diseñador: diseña, planifica, conceptualiza el proceso de aprendizaje
2. Rol de gestor: gestiona el tiempo y la información digital
3. Rol pedagógico: facilitador, guía y dinamizador del proceso de aprendizaje en línea
4. Rol social: animador, motivador y acompañante del aprendizaje en línea
5. Rol colaborador: facilita la colaboración virtual entre estudiantes y colabora con los docentes
5.1. Facilita la colaboración virtual.
5.2. Colabora con los docentes.
6. Rol evaluador: evalúa los procesos de aprendizaje virtuales
Para llevar a cabo estas funciones son necesarias unas competencias que sean desarrolladas en un entorno virtual. En este sentido y recogiendo la perspectiva de distintos autores que han profundizado sobre las competencias del docente en línea, entre ellos citamos a Benito (2009); Cabero y Román (2006); Marquès (2007); Muñoz y González Sanmamed (2010); Salmon (2003); Urdaneta y otros (2010), presentamos a continuación la tabla que agrupa las siguientes competencias:
Competencias | Descripción |
Tecnológicas | Saber manejar de forma eficiente y efectiva las herramientas de creación y aplicación de programas a través de Internet. |
Pedagógicas | Diseñar ambientes de aprendizaje, creación de materiales, guías |
Comunicativa | Dominio de las estrategias de comunicación y dinamización sincronas y asíncronas |
Organizativa y de gestión | Capacidad para gestionar la información digital de manera efectiva |
Innovación o investigativa | Capacidad para adaptarse a los cambios que se suceden y actualizarse constantemente a nivel profesional |
Actitudinal | Actitud abierta, crítica y reflexiva |
Colaborativa | Capacidad trabajar en equipo en red, compartir, colaborar y gestionar equipos |
Evaluadora | Capacidad para evaluar y valorar (cualitativa y cuantitativa) el preogreso continuado de los estudiantes |
Asimismo, fruto de las aportaciones teóricas de distintos autores, entre los que citamos a Zabalza, (2003); Valcárcel, (2003); Tejada, (2009) y Esteve y Gisbert, (2011), y específicamente la investigación realizada por Romeu (2011), presentamos las competencias digitales que asignamos al docente en línea que parten de las competencias del docente general adaptadas a un entorno virtual y que se convierten en una competencia clave del docente en el nuevo paradigma de aprendizaje en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Habilidad comunicativa virtual | Supone desarrollar estrategias de comunicación y de dinamización en el entorno digital, incluyendo la comunicación interpersonal y la grupal, síncrona y asíncrona. |
Habilidad tecnológica | Supone dominar las herramientas digitales y tener autonomía ante el uso de la tecnología que posibilita una actitud crítica y positiva sobre el uso de las TIC |
Habilidad de planificación y gestión virtual/digital | Supone la organización previa de la información digital y el mantenimiento, así como la gestión de los equipos de trabajo virtuales. |
Habilidad social en red | Favorece un contacto virtual continuado con el grupo de estudiantes en un clima de trabajo distendido, que permite que el estudiante virtual se sienta cómodo con el entorno de trabajo, haciendo un uso social de las posibilidades tecnológicas, comunicativas e informativas del entorno virtual. |
Habilidad evaluativa virtual | Comporta un seguimiento y feedback continuado con los estudiantes a través de la red, mostrando puntos de mejora que reorienten el aprendizaje virtual. |
Habilidad colaborativa en red | Le permite utilizar estrategias de trabajo en equipo virtual con los estudiantes, así como con los compañeros de trabajo, y hacer un uso crítico con las posibilidades que brindan las herramientas que favorecen la colaboración. |
Habilidad metodológica en línea | Supone aplicar las estrategias docentes virtuales más idóneas en cada momento del proceso de formación, desarrollando actividades adaptadas y valorando las nuevas posibilidades de aprendizaje. |
Una vez presentados el rol, las funciones y las competencias necesarias para llevar a cabo la docencia en línea, presentamos las etapas necesarias para desarrollar una buena docencia en línea desde una perspectiva temporal.
1.3. La acción docente en línea: etapas
El proceso de diseño, desarrollo y evaluación de un curso o asignatura en línea requiere a menudo de la confluencia, la colaboración y la participación de una amplia variedad de perfiles profesionales. A pesar de la existencia de diferentes agentes educativos nos centraremos en describir la actividad docente en el marco del aula virtual. Abordaremos la actividad docente a partir de tres momentos: planificación, desarrollo y seguimiento, y la evaluación y cierre de la actividad docente.
En el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), implica reconfigurar el aprendizaje a partir de la adquisición de competencias. En este sentido, el contexto Bolonia posibilita el diseño de las asignaturas centradas en el aprendizaje convirtiendo al estudiante en el responsable de su propio aprendizaje, en la línea de Benito (2009), que asume un papel activo en la construcción del conocimiento; haciéndole participar en actividades que le permitirán intercambiar experiencias y opiniones con sus compañeros; involucrarle en procesos de reflexión sobre lo que hace y sus resultados, pudiendo proponer acciones concretas de mejora; fomentar que interactúe con su entorno para intervenir social y profesionalmente en él mediante la participación en proyectos, casos y resolución de problemas, y potenciar su autonomía, pensamiento crítico, actitudes colaborativas, destrezas profesionales y capacidad de autoevaluación.
En esta línea, analizaremos las tareas del docente en la formación en línea a partir tres momentos (Guitert y Romeu, 2011) que van ligados al proceso temporal de la acción docente, tal como se puede apreciar en la figura 2:
a) Antes de iniciar la formación: diseño y planificación de la acción docente en línea
En cualquier tipo de modalidad de enseñanza, la planificación toma un papel importante tal y como se recoge en el marco general de competencias para el profesor del IBSTPI (2003). Sin embargo, en la educación a distancia y en concreto en el aprendizaje en línea exige que se haga un mayor hincapié en la fase de la planificación, teniendo en cuenta todos los aspectos del entorno formativo y siguiendo un procedimiento bien organizado que sirva de guía incluso al docente principiante que se inicia. Barberà y Badia (2005) señalan la importancia de la planificación en un entorno virtual asíncrono por la incidencia en los objetivos de aprendizaje, las tareas a realizar, los contenidos a desarrollar, los materiales y recursos para consultar, la interacción, así como los criterios para valorar el aprendizaje. Es por ello por lo que planificar el proceso de aprendizaje en línea supone “un diseño adaptado a los condicionantes y posibilidades del medio en el que tiene lugar” (Bautista y otros, 2006:85).
Los entornos virtuales de aprendizaje permiten poner a disposición de los estudiantes desde el principio los contenidos con los que se va a trabajar tal y como sustenta Sigalés (2004). Es por ello por lo que la peculiaridad de la formación a distancia reclama una atención especial al diseño instructivo y a los materiales de aprendizaje a través de los cuales se va a vehicular el aprendizaje. Siguiendo a Muñoz y González Sanmamed (2010:132), “los entornos virtuales de formación requieren un diseño instructivo planificado de forma exhaustiva, en el que la fuente de conocimiento ya no es el docente a través de sus explicaciones en directo y ad hoc, sino mediante los dispositivos que configuran la propuesta que se ha organizado en el espacio virtual”.
Fundamentar la acción docente en el diseño de las actividades facilita la revisión del sentido de los materiales, que pasan a considerarse más bien como recursos para el aprendizaje.
Diseñar asignaturas en el marco del espacio europeo supone hablar de competencias, de adquisición de habilidades y destrezas, caracterizadas por “una búsqueda de formas nuevas de evaluar, acordes tanto con el entorno virtual como con las competencias y capacidades a evaluar” (Bautista y otros, 2006:181), posibilitando procesos de evaluación más abiertos y diversificados.
Apoyándonos en Barberà y otros (2001), una buena planificación docente favorece el éxito del desarrollo del curso. Asimismo, destacamos a Gros (2004) cuando se refiere a que, en un entorno virtual de aprendizaje, la planificación adquiere un papel relevante porque posibilita definir previamente toda una serie de elementos, que garantizarán la puesta en marcha y el buen desarrollo de la actividad docente, por lo que la planificación previa le asegura una mayor integración y efectividad en el desarrollo de esta actividad. En este sentido, para un docente virtual también le posibilita organizar mejor el curso y anticipar situaciones y adaptarse.
b) Durante la formación: desarrollo de la actividad docente en línea
Es el desarrollo y seguimiento de la actividad docente que supone la actividad central y principal que desarrolla el docente de forma directa con los estudiantes en el aula virtual. Como experto, ayuda a los estudiantes a construir su propio conocimiento basando la comunicación y acceso a la información a través de una comunicación asíncrona en el entorno virtual. La asincronía, “que a priori puede parecer un obstáculo, se convierte en una ventaja para el aprendizaje [ya que permite] poder planificar la acción formativa para que pueda adaptarse a los diferentes ritmos de aprendizaje, establecer estrategias de participación de los estudiantes y de interacción entre ellos sin necesidad de que coincidan en el tiempo ni en el espacio” Bautista y otros (2006:24).
El docente en línea estimula la participación de los estudiantes en la línea de autores como Gros (2004) y Fuentes y otros (2008), dinamizando y llevando a cabo el seguimiento de los estudiantes en el entorno virtual de aprendizaje y actuando de mediador de los aprendizajes de los estudiantes, como nos apunta Tebar (2003). Asimismo, adopta el rol de guía y facilitador del aprendizaje en la línea de autores como Murphy y otros (2005) y Salmon (2003), además de hacer de consejero, orientador y motivador de los estudiantes durante el proceso de aprendizaje
c) Una vez finalizada la formación: cierre de la actividad docente en línea
Al finalizar la acción formativa es clave tener en cuenta dos etapas. Una primera, que incluye la evaluación final de los estudiantes y cerrar la actividad del aula virtual de una manera explícita haciendo participes en la medida de lo posible a los estudiantes. Y la segunda etapa que incluye la valoración global de la formación a partir de los análisis de la acción docente llevada a cabo, del rendimiento de los estudiantes y de sus valoraciones.
Todo ello permite un proceso de replanteamiento y mejora de la formación de cara a futuras ediciones.
Si estas etapas se llevan a cabo de forma colaborativa entre un equipo de docentes siempre pueden ser más ricas y mejorar la acción formativa.
1.4. La docencia en colaboración
La experiencia y las investigaciones en educación el línea nos lleva a plantear que el hecho de trabajar de forma colaborativa en red gracias al potencial de las TIC, favorece la innovación y la actualización de los docentes en muchos casos sin una decisión previa o intencionada fruto de compartir la práctica docente.
En este sentido, a partir de las investigaciones sobre docencia en colaboración (Romeu, 2011), analizando en profundidad un equipo de docentes que trabaja en un entorno virtual de aprendizaje, se constata que las prácticas, experiencias, dudas, problemas que comparten los docentes están relacionadas de manera directa con la actividad docente que desarrollan en las aulas, por lo que los docentes no deciden sobre el contenido en el que colaboran, ya que su realidad colaborativa está condicionada por la actividad que como docentes desarrollan en el entorno virtual de aprendizaje y que a partir de la temática que les es común desencadenan un flujo de interacciones en el espacio virtual relacionadas con la dinámica docente.
Los docentes en línea transfieren las experiencias docentes de sus compañeros hacia su práctica docente en el aula virtual, situación que posibilita un ciclo de mejora continuada de la docencia a través de la colaboración que mantienen entre ellos.
El proceso de colaboración entre docentes va ligado a las etapas vinculadas a la acción docente tratadas en el apartado anterior. De cada etapa, abordaremos las acciones que se pueden llevar a cabo cuando los docentes trabajan de forma colaborativa y virtual:
El proceso de colaboración a lo largo de la acción docente en línea puede favorecer los procesos de innovación, y estos a su vez pueden llegar a mejorar la acción docente.
A continuación presentamos la praxis de la docencia en línea con ejemplos que ilustran distintas estrategias para llevar a cabo la docencia en línea a lo largo de las distintas etapas explicadas anteriormente, y que ayudarán a relacionar la teoría con la práctica.
2. La docencia en línea: diseño, desarrollo y evolución
Este apartado pretende ser una compilación de parámetros y sugerencias que habrá que tener en cuenta cuando se realiza una tarea docente en un entorno virtual.
Está organizado en tres bloques atendiendo a la secuencia temporal en la que sucede la acción docente y que se representa en la figura siguiente:
La acción docente es un proceso circular no cerrado que se alimenta en sus partes para actualizar y mejorar constantemente el proceso.
El proceso avanza de forma temporal, e implica que, según el entorno y la tarea que haya que realizar, lo iniciaremos en un punto u otro. Quizás es un encargo de planificación y creación de recursos de aprendizaje y contenidos del curso, o bien seguir la acción docente de un curso que ya ha sido creado y funciona con anterioridad, entre otras situaciones posibles.
Durante el proceso, en el supuesto de que haya más de un docente en el mismo curso, se lleva a cabo un trabajo en equipo desde la planificación del curso hasta la evaluación de este. De forma coordinada y colaborativamente, es un trabajo entre docentes bajo la tutela del profesorado responsable, director de los cursos o manager del entorno de aprendizaje.
Mediante el trabajo colaborativo se ponen en común criterios de trabajo, metodología y evaluación entre todos los docentes. Facilita la integración y colaboración con la institución o empresa de la que formamos parte y nos ayuda a consensuar posiciones, puntos de vista y enfoques para asegurar un buen desarrollo de la acción docente.
A partir del trabajo en equipo se pueden lograr hitos más provechosos de los que se alcanzarían de forma individual, puesto que son fruto de la interacción de los integrantes del equipo. Se obtiene un resultado más enriquecedor que las sumas de trabajos individuales, y este resultado se refleja en las aulas traduciéndose en una mejora de la docencia.
Los elementos que se ponen juego y que concretamos a partir de la secuencia temporal son:
En cada una de las fases se definen unas acciones y tareas concretas que debe llevar a cabo el docente y que se describen a continuación.
Además, el contexto Bolonia posibilita el diseño de las asignaturas centradas en el aprendizaje convirtiendo al estudiante en el responsable de su propio aprendizaje, en la línea de Benito y Cruz (2007:15), “que asume un papel activo en la construcción del conocimiento; haciéndole participar en actividades que le permitirán intercambiar experiencias y opiniones con sus compañeros; involucrarle en procesos de reflexión sobre lo que hace y sus resultados, pudiendo proponer acciones concretas de mejora; fomentar que interactúe con su entorno para intervenir social y profesionalmente en él mediante la participación en proyectos, casos y resolución de problemas, y potenciar su autonomía, pensamiento crítico, actitudes colaborativas, destrezas profesionales y capacidad de autoevaluación”.
2.1. Diseño y planificación de la acción docente en línea
En cualquier modalidad educativa, la planificación y el diseño del curso tienen una importancia relevante, y en un entorno virtual asíncrono exige más atención en este punto previo de la acción docente por las incidencias en los objetivos de aprendizaje, las tareas a realizar, los contenidos a desarrollar, los recursos de aprendizaje a consultar, la interacción y los criterios de evaluación. Cuando se planifica y diseña un curso a distancia, el docente toma decisiones que afectarán al resto de factores del sistema, diseñándolo de manera que se adapte a las condiciones y posibilidades del entorno donde se llevará a cabo.
Una buena planificación es clave para desarrollar la acción formativa puesto que permite optimizar el seguimiento, prever problemas que se pueden generar, anticiparse a situaciones, etc.
El diseño del curso es un proceso imprescindible donde se define y se concreta cómo serán los elementos que conforman la acción docente.
Si el curso ya nos viniera predefinido por un autor o institución, nuestra tarea como docente se inicia en el punto siguiente: la planificación. Consideramos también escenarios de acción diferentes si se trata de planificar un nuevo curso o seguir uno ya implementado, que supone incidir más en aspectos de modificaciones, variaciones o cambios, teniendo en cuenta el feedback de los estudiantes y docentes, y las valoraciones y evaluaciones de la edición anterior.
Centrándonos en el diseño del curso, para conceptualizarlo habrá que tener presente:
Atendiendo a este entorno, realizaremos las tareas siguientes para diseñar el curso:
Una vez tenemos el diseño del curso, habrá que establecer una planificación concreta, tanto temporal como espacial, del mismo.
La planificación supone un proceso previo al desarrollo de la actividad docente y la implicación como docentes es clave en este punto de trabajo para garantizar la plena integración de los contenidos y un buen desarrollo de la acción educativa. En esta fase de la planificación hay que tener en cuenta todos los elementos del entorno educativo.
Nuestras tareas en este punto, atendiendo a los elementos diseñados previamente, las podemos concretar en:
Es necesario definir qué evaluación se seguirá durante el curso: evaluación continuada a través de las actividades de aprendizaje o bien evaluación continuada con una prueba o examen final. En ambos casos se especifica qué valor porcentual se otorga a las calificaciones y si algunas tienen carácter voluntario o complementario.
Las actividades de aprendizaje buscan la consecución de las competencias definidas en el diseño del curso y se componen, principalmente, de las siguientes partes:
Las herramientas tienen que dar respuesta a nuestras necesidades y tener un uso justificado y planificado que aporte un valor añadido.
Es importante no cargar el aula, y por lo tanto, el estudio de los participantes, con herramientas que simplemente maquetan el contenido del curso sin aportar ningún valor y en lugar de facilitar el estudio, obstaculizan el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Si se tiene presente el nivel de los estudiantes, incorporaremos herramientas que no requieran de una formación larga o pesada para que no adquiera más protagonismo que el contenido propio del curso, y en consecuencia, dificulte el aprendizaje del estudiante y nuestra acción docente.
2.1.3. Preparación del aula en el entorno virtual de aprendizaje
En este primer bloque de antes de iniciar el curso, prepararemos el entorno donde se llevará a cabo. Por este motivo, este punto del proceso comporta asegurar que el docente dispone de los privilegios de acceso y edición del aula para comprobar que las aplicaciones funcionan correctamente y asegurarse de que se encuentran disponibles los recursos propuestos y que todos los enlaces funcionan correctamente.
Para los docentes noveles, es necesario prever un tiempo previo adicional para familiarizarse con el entorno y es recomendable realizar una formación virtual inicial en el mismo entorno donde se desarrollará la acción docente en línea.
Sacar el máximo rendimiento de las opciones que ofrece el entorno virtual nos da la posibilidad de optimizar, facilitar y acompañar el aprendizaje de los estudiantes y llevar a cabo la acción docente. En este momento, el aula se tiene que preparar con aquellas herramientas que hemos definido en la planificación como necesarias para llevar a cabo el contenido del curso.
Una vez entre el estudiante en el aula, es importante que se encuentre una información ya colocada que le ayude a situarse fácilmente en el entorno de aprendizaje, de este modo mantenemos la motivación inicial y mostramos las primeras tareas a realizar. Si el estudiante entra en un aula vacía de información y contenido, puede ser que tarde unos días más en conectarse de nuevo, puesto que no nos hemos ganado su interés desde la primera conexión.
Es necesario, pues, que días antes del inicio del curso comprobemos que los recursos definidos en la planificación están activos en el aula y no presentan ningún problema técnico o conceptual, y haremos una pequeña exploración de nuestro espacio de trabajo para analizar qué es lo que nos permite realizar y cuáles son sus limitaciones, así como asegurarnos de que cumplen la función que les habíamos asignado en la planificación.
Durante este periodo previo a los comienzos del curso dejaremos preparado un calendario del mismo, revisaremos que el plan docente y los recursos de aprendizaje están en el aula, así como las actividades y un mensaje de bienvenida, que puede ser en diferentes formatos.
Calendario
El estudiante visualiza desde el inicio del curso la organización del mismo y las partes y módulos que lo componen, así como las fechas clave de inicio y entrega de actividades. De este modo, podemos organizar nuestro tiempo y prepararnos para el volumen de trabajo que encontraremos en cada momento, durante la duración del curso o asignatura.
Revisión del plan docente y de los recursos de aprendizaje y actividades
En el aula tienen que estar los documentos, enlaces, espacios y herramientas necesarios desde el inicio del curso para que el estudiante disponga de un tiempo de familiarización y de organización del aula.
El plan docente está presente desde un primer momento para facilitar la organización y el trabajo del curso. Y en tanto sea posible, también las actividades lo estarán.
Bienvenida
Entendemos que la bienvenida es el primer paso de nuestra acción docente hacia el alumnado. Hay que prepararla antes de iniciar el curso y, por lo tanto, más adelante volveremos a hacer mención a la misma.
El mensaje de bienvenida al espacio de comunicación entre el docente y los estudiantes tiene un doble objetivo. Por un lado, señalizar y mostrar tan buen punto el estudiante entra en el aula cuál es el canal de comunicación entre el docente y el grupo de estudiantes, y por otro lado, hacer evidente la sensación de inicio de la actividad y acogida en el aula.
2.2. Desarrollo de la actividad docente en línea
Una vez tenemos el curso definido y planificado, ha llegado el momento de desarrollar nuestras estrategias docentes para facilitar el proceso de aprendizaje en línea. Estas estrategias descritas a continuación no responden a una estructura lineal, sino que se llevan a cabo durante la acción docente y se van complementando. La gestión de la organización de la información, a pesar de que se contempla como una acción más, está presente a lo largo del curso.
Ser docente en un entorno virtual implica conocer las tecnologías de la comunicación y la información, así como su evolución, las posibilidades pedagógicas que ofrecen y su aplicación en el aula y en un entorno de estas características.
Debido a las características del entorno de estudio, a menudo el proceso de aprendizaje se centra en el estudiante y el papel del docente es suministrar herramientas y pautas de estudio para que el estudiante pueda diseñar y seguir su propio proceso de aprendizaje según sus circunstancias, necesidades y conocimientos.
El docente en el entorno de aprendizaje virtual es la persona que presenta, guía, estimula, orienta, dinamiza y cohesiona los procesos de aprendizaje del estudiante mediante una actitud crítica. Estas acciones se realizan a través de la comunicación que se establece en el aula entre el docente y el grupo de estudiantes.
2.2.1. La comunicación virtual: elemento clave de la acción docente en línea
En un entorno virtual, la vía de comunicación entre los estudiantes y el equipo docente que participa en el mismo es el correo electrónico, usando asimismo otros canales comunicativos, como el vídeo, el hipertexto o imágenes, entre otros. Esta comunicación es la herramienta básica de la relación e interacción de todos los integrantes del curso y del entorno.
En la educación presencial el profesor requiere de unas estrategias comunicativas para llevar a cabo su gestión docente: ser un buen orador, controlar la voz y la respiración, ser capaz de transmitir los conocimientos y la motivación necesaria para la interacción con el grupo. Presencialmente, también juegan un papel los factores no verbales: miradas, actitudes, gestos, etc. Y, principalmente al establecerse la comunicación en el mismo espacio y tiempo, es decir, de forma sincronizada, el profesor puede adaptar o modificar el mensaje según las reacciones de los participantes.
En el entorno virtual todas estas estrategias hay que adaptarlas al entorno asíncrono característico de la virtualidad y la enseñanza no presencial.
Por lo tanto, el docente adquiere nuevas estrategias docentes con el uso del lenguaje escrito o visual, y aprende a atender a las características propias de este lenguaje y de su uso. Deberá adquirir habilidades de redacción, ampliar el vocabulario y los mecanismos de redacción, y ser capaz de incorporar elementos gráficos que faciliten la transmisión de actitudes.
Además, gracias a las innovaciones que se llevan a cabo en las aulas y en los entornos virtuales, cada vez más, se pueden incorporar otras formas de comunicación más allá de la escritura, donde es importante tener en cuenta los elementos que comentaremos a continuación, ya sea a través de un vídeo, un tutorial, un audio, o cualquier elemento comunicativo.
a) Estilo comunicativo de los mensajes
En un entorno virtual de aprendizaje, los mensajes devienen la herramienta básica de la comunicación y la interacción y por lo tanto, es importante atender de forma activa al estilo de nuestros mensajes, a su redacción y corrección, así como adaptar las características en los diferentes canales asíncronos de comunicación.
En una relación entre docente y estudiante y entre los miembros de la comunidad educativa que participan en esta, el estilo de la comunicación de los mensajes se define con los siguientes parámetros:
Estos parámetros son de aplicación en cualquiera de los canales de comunicación que se den en el entorno virtual. Además es importante mantener la coherencia en los mensajes enviados para facilitar la continuidad en el estilo comunicativo.
b) Elementos de los mensajes
Cuando tratamos la comunicación escrita o gráfica, en la composición de un mensaje podemos hacer constar las siguientes partes definidas a continuación. Los elementos de los mensajes facilitan su comprensión y lectura, al mismo tiempo que la acción docente y el aprendizaje del estudiante. Por este motivo el docente tiene que prestar especial atención a la creación de mensajes como canal principal de comunicación en un entorno virtual.
El tema: Es importante que cada mensaje sea suficientemente representativo del contenido. Los mensajes se mantendrán visibles durante la gestión docente del curso y por lo tanto, el tema permite una rápida localización de la información.
Así el estudiante puede detectar los mensajes de un contenido concreto si necesitara, una vez leído, hacer un repaso, confirmar una información concreta, etc.
Para valorar si un tema es correcto podemos cuestionarnos sí:
Contenido: En el contenido del mensaje podemos tener en cuenta el uso del texto enriquecido que nos permite resaltar ideas clave, hacer listas o numeraciones, insertar imágenes, vídeos o establecer enlaces web, entre otros. Estos recursos del texto enriquecido nos permiten hacer más dinámicos los textos planos, facilitando su lectura y unificando ideas o contenidos.
Se tiene que tener en cuenta no abusar de ellos puesto que sus factores positivos se pueden convertir en un estorbo para el lector.
En la comunicación escrita mediante el correo electrónico tenemos que evitar usar letras mayúsculas consecutivas, puesto que en un entorno virtual las mayúsculas se interpretan como gritar. Podemos subrayar o marcar en negrita si lo que queremos es resaltar algo del texto.
Recursos visuales: La variedad de uso de lenguajes y la incorporación de recursos visuales favorece la interacción y participación de los estudiantes. Tenemos que tener en cuenta no añadir muchos elementos externos al mensaje, puesto que el estudiante se pierde en el contenido del mensaje si tiene que salir a enlaces externos y volver. En la medida de lo posible podemos incorporar los recursos visuales en el mismo mensaje, usando el código embed que te permite ver un vídeo o imagen en el mismo cuerpo del mensaje sin la necesidad de ir a una página web externa. De esta forma facilitamos el seguimiento del contenido presentado y enriquecemos su lectura.
Corrección: Un mensaje con errores ortográficos envía una imagen de dejadez y poco dominio lingüístico. El docente debe cuidar este aspecto durante toda su acción en este ámbito como modelo y pauta de la interacción en el espacio virtual y en el aula; vigilando y repasando todos los aspectos de los mensajes, incluida la corrección ortográfica antes de enviar cualquier mensaje. Una vez enviado no hay posibilidad de cambio. En cuanto a los recursos visuales o gráficos, hay que asegurarse de que funcionan y se visualizan correctamente, así como comprobar que los enlaces web están correctamente señalados.
Hay la posibilidad de guardar el mensaje en la carpeta de plantillas o pendientes para poder hacer una previsualización y enviarlo con la total seguridad de que los enlaces funcionan, las imágenes se ven correctamente o la estructura del mensaje es coherente y facilita su lectura.
Despedida y firma: Definir unas palabras de despedida y firmar los mensajes es una cortesía para quien los lee, facilita la posterior respuesta e indica que un mensaje ha finalizado. Hay que encontrar un equilibrio en nuestra firma para que no sea excesivamente recargada.
2.2.2. Dinamizador y guía del proceso de aprendizaje
El docente es el dinamizador del aula y guía el proceso de aprendizaje del estudiante para lograr los objetivos del curso. Algunas de las estrategias docentes significativas para llevar a cabo esta dinamización las podemos agrupar en:
Facilitar el proceso de aprendizaje a través del asesoramiento al estudiante, actuar como mediador entre los contenidos y los estudiantes y como gestor y organizador de la información. Estas acciones las podemos trasladar a tareas como:
Dinamizar el proceso de aprendizaje con propuestas de temporizaciones concretas, resolviendo y anticipándose a las dudas, animar a los estudiantes a colaborar en la resolución de dudas, fomentar la participación en los espacios comunes del aula, plantear preguntas para aumentar la comprensión...
Motivar el proceso manteniendo una relación afectiva con el estudiante, animando al estudio y motivando para la superación de dificultades y problemas; hay que propiciar el sentimiento de comunidad y facilitar así la interacción entre estudiantes.
Guiar en cómo aprender en un entorno virtual, abriendo las puertas de esta tipología de aprendizaje y de sus características, como la flexibilidad, adaptación o el seguimiento personalizado. En este punto hace falta que el docente guíe en el proceso de cambio de chip de los estudiantes en este entorno: orientación, estrategias, feed-back personal... En esta guía, el docente crea y mantiene un estilo y hábitos de estudio y trabajo que se refleja en la periodicidad y constancia de mensajes, comunicación, seguimiento, mantenimiento.
El docente requiere de unas competencias integradas de comunicación virtual, gestión de la información, búsqueda y selección, tratamiento y presentación de la información, que lo convierten en un referente para los estudiantes.
Presencia docente
La presencia del docente en el aula se gestiona a través de un espacio de comunicación del aula, en el caso de la UOC, el tablón. Es un buzón unidireccional donde el docente tiene derechos de escritura pero los estudiantes sólo de lectura.
Este espacio es clave para llevar a cabo la tarea docente y por lo tanto, es necesario definirlo en el aula antes de empezar, y temporalizar los mensajes que se enviarán en este espacio.
La motivación de los estudiantes no radica exclusivamente en su interés por el tema o contenido del curso, el papel del docente en línea es importante en su proceso de aprendizaje. Una buena dinámica del tablón con mensajes de forma asidua (es conveniente no dejar más de tres o cuatro días sin mandar un mensaje) incentiva al estudiante en el seguimiento del curso. Así pues, el tablón, o espacio similar, es idóneo para motivar y animar a los estudiantes tal y como comentábamos en las estrategias docentes.
En los mensajes en el tablón podemos usar, para facilitar la búsqueda por temas, el uso de marcaje en bolas de colores o el marcaje que permita el espacio de comunicación. Así, podemos clasificar los mensajes por recordatorios, contenido nuevo, resolución de dudas, etc.
Dentro de la diversificación de mensajes que se pueden enviar al tablón, los podríamos dividir según la fase temporal en la que se encuentra el curso: inicio, durante y final.
Inicio: A este apartado corresponderían aquellos mensajes, entre otros, donde se presentará el docente, dará la bienvenida al curso, presentará la asignatura, como el plan docente, los recursos de aprendizaje, las actividades, prácticas, etc. A pesar de que se presenta este contenido en la fase inicial, hay que ir recordando estos elementos con algunos detalles adicionales durante el desarrollo del curso. En esta fase es interesante pedir a los estudiantes que se presenten en el espacio de comunicación compartido del aula y que comenten algún aspecto relacionado con el curso que vosotros precisáis (conocimientos iniciales, expectativas del curso, etc.) y así facilitamos romper el hielo entre los participantes.
Durante: Es la fase en la que los estudiantes se encuentran activos y van avanzando en el estudio y realizando las actividades propuestas. Incluiríamos los mensajes con indicaciones y observaciones complementarias sobre las prácticas, recordando fechas de entrega, estado de las correcciones y posterior publicación de las calificaciones. Aquí podríamos incluir un mensaje con anticipaciones a las posibles dudas y dificultades con las que los estudiantes se pueden encontrar. Es un momento clave para mantener el nivel de motivación muy alto.
Final: Una vez finalizada la evaluación continuada, los mensajes van enfocados al resumen del curso, las calificaciones obtenidas, errores genéricos o temas a tener en cuenta sobre el contenido y, si se tercia, mensajes sobre las pruebas de validación o exámenes finales. Todo tablón tiene que tener un mensaje de despedida y cierre del curso.
A pesar de que el tipo de mensajes que podemos enviar dependerá de la clase de curso que se esté estudiando, os mostramos un conjunto de mensajes, clasificados según la temporalización anterior para tenerlos en cuenta y poderlos adecuar a la dinámica docente específica de cada caso:
Fase | Mensajes |
Inicio |
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Durante |
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Durante |
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Final |
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Facilitador de recursos y herramientas
En un apartado del aula el docente puede ir facilitando a los estudiantes nuevos recursos adicionales, además de los indicados en el plan docente. Estos recursos pueden haber sido definidos previamente al inicio de la acción docente, dentro de la etapa de planificación; o bien mostrados durante la docencia como respuesta al planteamiento, dudas o consultas de los estudiantes. Podemos incluir recursos de actualidad que surjan durante el curso y que tratan directamente con el contenido: artículos del periódico, opiniones, nuevas leyes, bibliografía reciente, etc.
Es durante el desarrollo cuando el docente tiene que mostrar el rendimiento óptimo de los recursos y herramientas propuestos, planteando lecturas, dirigiendo las dudas de los estudiantes al recurso que habla de ello, planteando preguntas y cuestiones para extraer más información de este, entre otros.
La tipología de recurso puede ser muy variada:
2.2.3. Motivador y animador de la interacción
Los diferentes espacios del aula permiten que el docente en línea pueda interactuar con los estudiantes sin cargar el buzón personal. El tablón, como hemos visto, es el espacio de conducción del curso donde solo el docente tiene derechos de escritura.
El foro es un espacio más distendido y es el espacio principal de comunicación de los estudiantes. Es en este espacio donde tenemos que facilitar la interacción y motivar a la participación del proceso de aprendizaje.
Por este motivo tenemos que buscar captar la atención de los estudiantes atendiendo a las diferentes motivaciones que pueden existir para realizar un curso. Una buena manera de romper el hielo es proponer la presentación a los compañeros/as del aula explicando su situación, expectativas o conocimientos previos.
Dinamización de los espacios compartidos: foro
En un proceso de de aprendizaje virtual es importante prestar atención a los espacios del aula que permiten el intercambio y la comunicación entre los estudiantes, y para que estos espacios resulten fructíferos y enriquecedores, habrá que ayudar e impulsar el proceso de aprendizaje, aportando riqueza y trabajo colaborativo. El docente tiene también un rol de dinamizador para potenciar la interacción y la comunicación dentro del aula, donde el estudiante adquiere un rol participativo de su proceso educativo y de colaboración y apoyo con el resto de compañeros y compañeras del aula.
La dinamización del foro recae en algunas estrategias como:
Para una correcta dinamización de un espacio compartido, una correcta organización facilita el seguimiento de las diferentes conversaciones, encontrar fácilmente mensajes ya leídos, visualizar a primera vista los mensajes nuevos o pendientes, en definitiva, fomenta la participación ofreciendo un espacio cómodo y accesible.
Podemos organizar el foro con carpetas temáticas, o bien usar un tipo de marcaje que nos permita identificar mensajes de forma visual y rápida.
Tenemos que informar previamente a los estudiantes del funcionamiento y la simbología de la clasificación que usamos para los mensajes.
También es necesario dar cuatro pautas clave de participación, tal y como hemos comentado en la redacción de mensajes: sobre todo remarcar la importancia de poner un tema en el mensaje e intentar ser claro y conciso con lo que se quiere comentar.
El tipo de mensajes que podemos encontrar en el foro son:
En el foro es recomendable participar como docente, con un tono más distendido, como un miembro más del equipo. El docente también tiene la función de ratificar las respuestas dadas por los alumnos para alentarles en el buen trabajo hecho y las respuestas correctas o para encaminar su resolución hacia otra dirección si los estudiantes no están dando con la solución apropiada.
En definitiva, es importante, en la tarea docente en línea, potenciar el foro como un espacio de intercambio de información y creación de nuevo conocimiento.
Moderación de discusiones virtuales: debate
El espacio de debate de un aula virtual es un espacio compartido más formal y acotado que el foro. Los estudiantes tienen los mismos derechos de escritura y lectura que en otros espacios compartidos.
Este espacio está pensado para llevar a cabo debates sobre contenidos concretos y a menudo con un periodo de tiempo acotado.
Para realizar un debate que previamente hemos planificado, deben darse las pautas de participación, la dinámica de las intervenciones, redacción de mensajes, límite o no de intervenciones por alumno, es decir, sobre todo, exponer el tema que hay que tratar y las preguntas clave para facilitar el inicio del debate.
Para orientar el funcionamiento del debate disponemos de los siguientes parámetros que definen la dinámica de las intervenciones para producir un debate ágil y productivo de ideas, conversaciones y, sobre todo, conclusiones:
Como docente hay que definir cuál será el rol en el debate: observador, moderador o incluso como un participante más.
Podemos definir las siguientes normas sobre la dinámica de participación en el debate:
La colaboración en grupos reducidos: grupos de trabajo
En el rol de orientador y facilitador del aprendizaje, el docente tiene que incluir la necesidad de impulsar y facilitar habilidades y actitudes en los estudiantes que favorezcan el trabajo colaborativo. Por este motivo la propuesta de actividades en grupo de estudiantes potencia la competencia de trabajo en equipo, aprendiendo a desarrollar una actividad de forma asíncrona y colaborativa.
El docente actúa como diseñador de la actividad, presentándola en el tablón y haciendo un seguimiento de cada grupo de trabajo creado. El docente administra los diferentes grupos de trabajo pero puede dejar la responsabilidad de la creación de los grupos a los estudiantes.
Una vez iniciada la actividad grupal, la intervención del docente va encaminada al seguimiento del grupo de trabajo para analizar las dinámicas que se aplican, potenciando el mismo grado de implicación por parte de cada uno de los miembros del grupo y a la vez como conciliador de los posibles desacuerdos que puedan surgir entre el equipo. Podemos concretar dos funciones diferenciadas del docente en el trabajo en equipo:
2.2.4. Gestor y evaluador del proceso de aprendizaje
Durante el desarrollo del curso el docente realiza tareas de seguimiento de los alumnos. Este seguimiento personalizado permite tomar conciencia del rendimiento y la satisfacción del estudiante en cada momento del curso.
Muchas veces las aulas nos ofrecen herramientas para realizar este seguimiento, como por ejemplo, en el caso de la UOC, la aplicación Seguimiento del aula. Esta herramienta nos informa de la última conexión al entorno virtual y la última conexión al aula del curso de cada uno de los estudiantes. Así se puede detectar si algún estudiante no se ha conectado al aula o bien hace un seguimiento irregular y la fecha de la última conexión es de hace días o semanas.
No se trata de analizar cuántas veces se conecta el alumno, este dato no aporta información para su evaluación, pero sí la frecuencia en que lo hace para detectar posibles incidencias. Cuando detectamos a algún estudiante que no sigue el curso hay que interesarnos por su situación mandando un mensaje a su buzón personal.
Otra herramienta que tenemos para hacer un seguimiento es el historial de los mensajes, que nos informa de quién ha leído los mensajes del tablón, por ejemplo, o de los mensajes que enviamos a los buzones personales o compartidos. Si hay algún alumno que se conecta pero vemos que está despistado o no sabe qué hacer, podemos comprobar si lee los mensajes del tablón, y en caso negativo, informarle de cómo seguir correctamente el curso y de dónde podrá encontrar mensajes orientativos para iniciar su proceso de aprendizaje.
En resumen, es importante realizar esta gestión de seguimiento de los estudiantes, que van realizando las actividades propuestas y siguiendo el ritmo marcado en el tablón del curso para potenciar que en un entorno virtual de aprendizaje el estudiante es un espectador activo y responsable de su propio proceso.
El docente tiene que velar por esta actitud proactiva de los estudiantes hacia su estudio y el seguimiento del curso.
Gestión personalizada a través del buzón personal
El buzón personal es un espacio donde gestionar nuestra tarea docente hacia el estudiante de forma más individualizada. En un espacio virtual, el docente puede recibir un mensaje de consulta o duda de un estudiante todos los días de la semana y a todas horas.
Es recomendable no alargar la respuesta de los mensajes recibidos por parte de los estudiantes del curso, evitando las angustias de estos al no recibir respuesta, intentar hacer más próximo el estudio no presencial y sobre todo que el estudiante se sienta acompañado constantemente y apoyado cuando lo necesita. Si se necesita tiempo para elaborar la respuesta o hacer consultas para ser más eficientes en la resolución, es necesario informar de la situación al estudiante para que conozca las causas de la espera:
Próximamente te haré llegar la respuesta a tu consulta, necesito más información para acabar de elaborarla.
De este modo el estudiante se siente apoyado y sabe seguro que su mensaje se ha leído y que alguien está trabajando para darle una respuesta o solución.
Para dar pautas más claras se puede añadir en el mensaje de respuesta los párrafos textuales del mensaje inicial a los que hacen referencia, de este modo estructuramos el mensaje y mantenemos el orden según las dudas o consultas presentados.
Si vamos recogiendo dudas que vemos que se repiten entre los estudiantes o bien que pueden crear futuras consultas, podemos plantear la duda y su resolución en el foro y anticipar así la solución y agilizar el proceso de aprendizaje, evitando dudas comunes y respuestas repetitivas.
En este punto de gestión personalizada tenemos que tener en cuenta que el docente es el apoyo humano de transmisión de información especializada, por lo tanto, es un punto de referencia y un elemento personal de confianza y apoyo en el modelo pedagógico de aprendizaje virtual.
Gestiones de seguimiento: feedback
Durante el proceso de aprendizaje y seguimiento del curso, el estudiante va realizando las tareas encargadas por el docente para ir superando los objetivos de aprendizaje. Tanto si se sigue una evaluación continuada como si existe un evaluación final, hay que dar pautas de la evolución del proceso de aprendizaje del estudiante para que pueda ir adaptando su estudio a las necesidades y carencias de su proceso y llegar a lograr los objetivos. Los feedbacks que el docente da a los estudiantes sirven como punto de orientación para modificar y aplicar mejoras en su proceso o cambios positivos en las acciones de estudio.
Los momentos importantes de feedback son después de la entrega de las actividades o tareas realizadas, que además de puntuarlas o calificarlas hay que apuntar sus puntos fuertes y débiles para aplicar las mejoras pertinentes o reforzar los que ya funcionan o son correctos.
Se puede hacer un feedback individualizado y uno general en el tablón con indicaciones generales y, si se tercia, plantear actividades de refuerzo complementarias y nuevos recursos, entre otros.
Evaluación del estudiante
Al inicio de la acción docente y mediante los enunciados de las actividades, el estudiante está informado del proceso evaluativo y de los parámetros y criterios que se siguen.
La evaluación continuada, a través de la propuesta de actividades, permite al estudiante ir alcanzando las competencias y objetivos marcados para el curso de forma gradual y continua. El feedback del docente, tal y como hemos comentado
anteriormente, permite que el estudiante conozca qué competencias ha logrado y de cuáles carece para centrar y regularizar su aprendizaje en aquellos objetivos que le faltan. Así, tanto el feedback como la evaluación continuada facilitan al estudiante avanzar en su proceso gracias a los recursos y pautas del docente, conociendo en todo momento su punto de aprendizaje hacia la totalidad del curso, hecho que le permite reaccionar y resolver los posibles obstáculos que surgen durante su formación.
Además del retorno de información sobre las calificaciones obtenidas, tanto a nivel grupal como individual, el docente anota las calificaciones en los aplicativos correspondientes para que el estudiante tenga constancia de estas.
Además, la evaluación del docente puede ser contrastada con la autoevaluación que hagan los estudiantes y así se dispone de más parámetros para calificar si se han logrado las competencias y objetivos. Esta autoevaluación es en sí misma una reflexión que realizan los estudiantes sobre su propio proceso de aprendizaje. Si se hacen trabajos en grupo es importante plantear una evaluación también de grupo.
2.3. Evaluación y cierre de la actividad docente en línea
Una vez finalizado el periodo docente, el cierre del curso se realiza en el tablón a través de un mensaje de despedida y cierre de las aplicaciones de evaluación.
Además, los estudiantes pueden escribir una reflexión final sobre el proceso de aprendizaje en el foro del aula, donde intercambian opiniones.
2.3.2. Análisis del rendimiento y satisfacción
Una encuesta final por parte de la institución educativa y el análisis de las calificaciones de cada una de las actividades permiten evaluar el curso y sobre todo, definir acciones a llevar a cabo en próximas ediciones.
2.3.3. Reflexión y propuestas de mejora
Atendiendo a todas las fechas recogidas desde los diferentes mecanismos valorativos, datos cuantitativos y cualitativos, se puede llevar a cabo una reflexión sobre los puntos fuertes y débiles del curso para extraer nuevas ideas innovadoras que lo hagan avanzar y evolucionar para obtener mejores resultados o adaptarnos a los acontecimientos que se sucedan en el sector donde se ubica el curso.
Este proceso de evaluación se fundamental para ir mejorando el curso a partir de la evolución de las actividades y de los recursos. Si este proceso se puede hacer a partir de un equipo de profesorado aún puede ser más rico.
Este proceso es el que reinicia, como decíamos al principio, un nuevo círculo docente. Es decir, ahora que implantaremos mejoras e innovación, volveremos a iniciar un proceso de rediseño para después llevar a cabo un nuevo desarrollo y una nueva evaluación.