Capítulo II. Fundación y establecimiento de la psicología científica

Milagros Sáiz Dolores Sáiz

L. Gonzalo de la Casa

Gabriel Ruiz

Natividad Sánchez

1. El nacimiento de la psicología científica

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

La psicología en su búsqueda por adquirir el estatus científico y consolidarse como una disciplina diferenciada de otras, encontró su apoyo en el uso del método científico, resolviendo el estudio de sus problemas a través del experimento en el laboratorio. Su interés fundamental fue demostrar que los fenómenos psíquicos o mentales eran susceptibles de ser medidos de forma sistemática. La psicología científica se distanció, de esta forma, de la denominada psicología filosófica que ha sido desarrollada en el capítulo I. Como recordará el lector, esta psicología se caracterizó por su enfoque especulativo-reflexivo.

La nueva psicología quería obtener datos empíricos para fundamentar sus teorías y ello la condujo irremediablemente –como hemos dicho– al trabajo en el laboratorio donde podía obtener medidas experimentales. En el experimento encontró la forma apropiada de recolectar los datos y pudo controlar, al máximo, los factores subjetivos y aquellas variables que podían interferir en los resultados. La psicología científica estableció así un mayor rigor en el análisis y pudo variar sistemáticamente las condiciones experimentales, así como repetir sus observaciones, lo que le podía permitir llegar a la generalización de algunos de sus resultados e imprimir a su labor un nivel parecido al de otras ciencias.

Con la adopción del trabajo en el laboratorio y el uso del experimento la psicología estaba dando los pasos que la conducirían a una definitiva separación de la metafísica filosófica y a su proceso de institucionalización como disciplina independiente.

Esta situación hace comprensible que los historiadores de la psicología hayan concretado, justamente, el nacimiento de la psicología como ciencia, en el año 1879, momento temporal que ha venido siendo señalado como el de la fundación del primer Laboratorio de psicología experimental del mundo. Este laboratorio fue fundado por Wundt en Leipzig, y 1879 fue el año en que se inició en él la investigación psicológico-experimental que daría como resultado la tesis doctoral de Max Friedrich sobre el tiempo de apercepción de los procesos mentales simples y compuestos. Este laboratorio de Wundt es el primero que tuvo un reconocimiento institucional y estuvo dotado de instrumentos similares a los utilizados por los laboratorios fisiológicos. Fue sin duda el laboratorio de psicología mejor equipado del mundo.

Sin embargo, como han hecho notar algunos historiadores de la psicología, sería erróneo considerar la fundación del Laboratorio de Leipzig como el comienzo de la psicología científica y experimental. No hay nada que surja espontáneamente, desligado de su contexto socio-cultural; la psicología experimental ya estaba en el ambiente y fueron una serie de circunstancias las que posibilitaron su surgimiento.

Aunque en el resto del mundo occidental se estaba produciendo ese clima propiciador de una psicología científica, se le ha de reconocer, sin embargo, al alemán Wilhelm Wundt el ser el iniciador de una labor institucionalizadora que hizo que nuestra disciplina fuera reconocida como ciencia. Esta labor puede concretarse en:

Todos estos aspectos de carácter institucionalizador y teórico que veremos en los próximos apartados cuando tratemos la psicología científica alemana, confirieron al laboratorio de Wundt el papel detonante en un ambiente propicio e hizo de Leipzig el lugar de paso de la mayoría de jóvenes que se interesaban por la investigación experimental de los procesos psíquicos (7) . Esto convirtió a Alemania en el país del cual irradiaba la nueva psicología científica y en el protagonista de la psicología de ese período.

Recordemos, tal como apuntábamos en el capítulo anterior que la psicología científica fue producto de la interacción de la psicología filosófica y la fisiología del sistema nervioso y, en particular, de la sensorial. La fisiología sensorial fue desarrollándose de tal forma que incorporó en su contenido conocimientos psicológicos y los empleó para la determinación del funcionamiento de los sentidos. Por otro lado, la vieja psicología filosófica, por su parte, no fue ajena a los hallazgos de la fisiología y de la ciencia en general.

En este contexto de surgimiento, hemos de prestar atención a las causas socioculturales que propiciaron, precisamente, el nacimiento de la psicología científica en Alemania y que ha hecho que se considere a ese país como “la cuna” de la psicología científica. Según la interpretación de algunos historiadores de la psicología, en el marco geográfico alemán se dio un proceso que se ha denominado de “role-hybridization”, el cual fue producido por unas especiales condiciones académicas que tuvieron lugar en la Alemania de finales del siglo XIX, donde se dio un fenómeno peculiar: hombres formados en el seno de la fisiología, ante la ausencia de plazas de su especialidad, accedieron a cátedras de filosofía y desde allí crearon una nueva forma de entender la psicología: la de su enfoque científico y experimental. La tarea de Wundt en esta coyuntura será primordial, porque vivirá personalmente este proceso que le llevará de la fisiología a la filosofía.

El proceso de role-hybridization

El proceso de role-hybridization se entiende en el contexto académico alemán, en un momento histórico en el que la fisiología poseía un estatus más elevado que la filosofía, dado que las ciencias naturales estaban muy valoradas y habían pérdido un cierto crédito los enfoques filosóficos. Cuando los fisiólogos no pudieron acceder a cátedras de fisiología decidieron optar a cátedras de filosofía, en estas circunstancias era lógico que estos hombres, en un mundo académico que permitía la total libertad de cátedra, llevaran al campo de la filosofía sus métodos fisiológicos, lo cual les imprimía un carácter diferencial respecto a los filósofos tradicionales y les mantenía en su élite; todo esto provocó el surgimiento de una nueva figura académica, la del psicólogo (a caballo entre la fisiología y la filosofía). Como era de suponer esto provocó enfrentamientos y debates entre psicólogos y filósofos.

Sin embargo, la psicología científica no se agota ni se limita a los progresos que se dieron en suelo alemán, aunque, como hemos dicho, en ese momento fuera el referente, por aceptación o contraposición. Como veremos más adelante en este mismo capítulo, la psicología de orientación científica se fue abriendo paso en otros países del mundo, eso sí, en cada uno de ellos con sus peculiares características.

2. La psicología científica alemana

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

2.1. La psicología de Wundt

La discusión acerca de la posibilidad de una psicología científica fue uno de los asuntos más discutidos en la Alemania del siglo XIX. Concretamente el intento de fundamentar una psicología científica basada en las matemáticas, llevado a cabo por Herbart, y la psicofísica como método de medición psicológica elaborada por Fechner, resultaron esenciales para posibilitar la fundación de la psicología como disciplina experimental y científica en ese país.

Sin embargo, los historiadores de la psicología, a pesar de estos anticipos, han visto a Wundt como al primero que podemos llamar sin reservas psicólogo. Wundt es considerado como el fundador de la psicología experimental, y cuando se le da este apelativo se quiere decir que fue él quien más promovió la idea de la psicología como una ciencia independiente. No obstante, hay que tener en cuenta que los planteamientos de Wundt, aunque cruciales, no fueron las únicas propuestas innovadoras formuladas a lo largo del siglo XIX en Alemania, dado que otros personajes como Brentano, Stumpf, Ebbinghaus, G.E. Müller, entre otros, –autores que comentaremos algo más tarde– trabajaron también en temas psicológicos, al margen de la iniciativa wundtiana, y desde sus puntos de vista, defendieron la necesidad de una autonomía para la psicología.

De todos modos, no cabe duda de que el nuevo enfoque propuesto por Wundt para la psicología, así como su papel institucionalizador, hacen de él una de las figuras más significativas, no sólo de la psicología alemana, sino de la psicología mundial.

Veamos a continuación sus propuestas teóricas para la psicología, aunque remitimos al apartado 2.3. para ver el proceso institucionalizador que experimentó la psicología científica en Alemania, en el que Wundt tuvo mucho que decir.

Wilhelm Wundt escribió su primera obra de carácter psicológico en 1862 con el título Contribuciones a una teoría de la percepción sensorial, allí hablaba de un incipiente proyecto de psicología experimental. Al año siguiente publicó su segunda obra psicológica Lecciones sobre el alma humana y animal, como el título indica, son una especie de recopilación de sus lecciones sobre psicología. Pero fue su manual Principios de Psicología fisiológica (1873-1874) el que sentó las bases programáticas y fundacionales de la nueva disciplina. Siguiendo las directrices conceptuales y metodológicas expuestas en el manual, inició su intensa actividad científica abocada al estudio experimental de la conciencia humana.

Algunos datos biográficos de Wundt

Wundt inició sus cursos de medicina en Tubinga pero los concluyó e hizo su doctorado en la Universidad de Heidelberg. En 1856, estudia con Johannes Müller en Berlín y empieza a interesarse profundamente en la fisiología experimental. En 1857, es habilitado como docente de fisiología en la Universidad de Heidelberg y en 1858 es nombrado ayudante de von Helmholtz en el recién inaugurado “Instituto Fisiológico de Heidelberg”, donde permanecerá hasta la marcha de Helmholtz a Berlín (1864). La imposibilidad de acceder a la cátedra vacante en el Instituto hizo que Wundt aceptara posteriormente la oferta de una cátedra de Filosofía en Zürich (1874) y que en 1875 accediera a la cátedra de filosofía en la Universidad de Leipzig, donde fundaría el primer Laboratorio de Psicología Experimental, así como la primera revista de Psicología científica: Philosophische Studien.

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En sus “Principios” Wundt divide la nueva psicología en psicología experimental y psicología colectiva o de los pueblos, siendo la primera la que estudia los procesos inferiores: o sea, la experiencia inmediata que nos llega a través de la percepción sensorial; y la segunda la que estudia los procesos superiores. Wundt centrará inicialmente su interés en la percepción-sensación y desterrará de su laboratorio las investigaciones experimentales en torno a los procesos superiores, porque creía que no podían abordarse de una forma sistemática y experimental. Esto fue así porque, ante la enorme complejidad de la vida mental humana, Wundt pensaba que era preferible empezar por los procesos que se consideraban más simples o elementales y más cercanos al mundo físico. Bajo esta perspectiva, los procesos más adecuados para ser investigados fueron las sensaciones y percepciones, que en su conjunto formaban las representaciones mentales.

Posteriores consideraciones de la división de la psicología

Con los años Wundt perfilará mejor la división de la Psicología general, determinando también dos clases, como había hecho incialmente en su libro fundacional: una psicología individual y una psicología comparada.

psicologia_individual_comparada La psicología individual estudiaba los procesos inferiores como la sensación, los sentimientos y la voluntad. La psicología comparada se dedicaba al estudio del desarrollo de la mente.

Wundt en sus Fundamentos o Principios de Psicología fisiológica define así lo que es la psicología, denominada en aquel momento como fisiológica:

“La Psicología fisiológica es así en primer lugar Psicología, y adopta como objetivo, investigar los procesos conscientes dentro de su propio contexto”.

Wundt, W. (1874). Grundzüge der physiologischen Psychologie. Leipzig: W. Engelman.

Por tanto, el objeto de la Psicología podía ser especificado como el estudio de la experiencia inmediata, o sea, las experiencias de los sujetos comunicadas directamente por ellos mismos sin ningún tipo de abstracción o reflexión.

La psicología que proponía Wundt no se ocupaba del alma, era empírica y no metafísica y debía desarrollarse al margen de ésta. Wundt entendía por experiencia fenómenos tales como las sensaciones, las percepciones y los sentimientos. El decidirse por un objeto de estudio de este calibre tenía ventajas, dado que le permitía eludir un asunto complejo: el de la naturaleza del alma y sus relaciones con el cuerpo. La psicología, sencillamente, no trataba esta problemática.

La tarea general de la psicología experimental se concretaba, según Wundt, en los siguientes puntos:

a) Debe analizar el contenido de nuestra conciencia en sus elementos constituyentes.

b) Debe estudiar las características cualitativas y cuantitativas de estos elementos.

c) Debe determinar de forma exacta las relaciones de coexistencia y sucesión de los mismos.

Wundt, W. (1883). “Schlusswort zum ersten Bande”. Philosophische Studien (núm. 1, vol. 4, pág. 615-617).

Esta concepción la tomó del empirismo y asociacionismo británicos, lo mismo que los físicos habían analizado la materia reduciéndola a átomos y los anatomistas habían analizado los sistemas vitales reduciéndolos a células, Wundt decidió que los psicólogos debían analizar la mente reduciéndola a las sensaciones y sentimientos elementales que la constituyen.

Debemos corregir la idea, sin embargo, de que Wundt entienda la conciencia en los términos del clásico empirismo, donde las ideas, como se recordará, eran elementos internos procedentes de la sensación que iban asociándose de una forma ciertamente “azarosa” por contigüidad. La conciencia para Wundt es el conjunto de experiencias vividas por una persona, así, aunque hay elementos que la constituyen, éstos interconexionan entre sí y se hallan vinculados con otros ocurridos en el pasado.

Las sensaciones y los sentimientos

Las sensaciones proceden unas del exterior a través de los sentidos (por tanto son visuales, tactiles, gustativas, etc.) y otras del interior (como la fatiga muscular, el dolor, la presión, etc.). Según Wundt poseían dos tipos de atributos: cualidad e intensidad, el primero se refería al nombre que le damos a la sensación y el segundo a su fortaleza o grado. Imagine una gota de limón en su lengua, cuando señala que es ácida le está dando nombre, indica su cualidad, cuando marca que es muy fuerte su sabor, está indicando su intensidad.

En cuanto a los sentimientos son subjetivos, proceden del propio sujeto. En este campo Wundt desarrolla la que ha sido conocida como la teoría tridimensional de los sentimientos. Para llegar a la determinación de estos sentimientos Wundt utilizó el método introspectivo con la ayuda de un metrónomo.

Wundt “partiendo de sus propias introspecciones informaba que al final de una serie rítmica de pendulaciones tenía la impresión de un todo agradable; es decir, que algunas sucesiones rítmicas son más placenteras, más agradables que otras. De esta autoobservación sacaba la conclusión de que parte de la experiencia que una sucesión cualquiera de golpecitos proporciona es un sentimiento subjetivo de placer o displacer, un sentimiento que puede localizarse en algún punto de un continuo que va de lo agradable a lo desagradable. Pero mientras escuchaba los chasquidos del metrónomo, también detectaba otra clase de sentimiento en relación con ellos. Mientras aguardaba expectante cada chasquido sucesivo, sentía una ligera tensión; una vez que el chasquido esperado se producía, sentía alivio. Esta alternancia entre tensión y alivio adquiría su máxima claridad cuando los chasquidos se producían a un ritmo más lento. (...)Pero eso no era todo. Cuando aumentaba el ritmo de los chasquidos, decía Wundt, se sentía suavemente excitado; cuando el ritmo disminuía, tenía un sentimiento apaciguador (...). Todo sentimiento consciente, dijo, puede situarse en algún punto en el espacio tridimensional”.

Miller, G.A. (1968). Introducción a la Psicología. Madrid: Alianza (pág.38).

Uno de los aspectos relativos a la conciencia que Wundt desarrolló, derivándolo del introducido por Leibniz en 1704, fue el de apercepción. Bajo Wundt, este concepto adquirió un nuevo significado y relevancia. Mientras que la “percepción” era el proceso de entrada de una representación mental en nuestra conciencia, la “apercepción” era el proceso que se ocupaba de mantener o trasladar determinada representación o representaciones en el centro de atención de la conciencia. Para la explicación de este fenómeno los psicólogos de Leipzig utilizaban una analogía con el campo de visión:

Bajo “percepción” se entiende la entrada de una representación en el “campo de visión”, bajo “apercepción” su elevación al “centro del campo de visión” de la conciencia

Staude, O. (1883). “Der Begriff der Apperception in der neueren Psychologie”. Philosophische Studien (núm. 1, pág. 192).

La comparación de la conciencia con el campo visual.

La conciencia, tal como ocurría en la visión, tenía un punto que era muy clara (el punto de fijación) y un lugar donde aparecía confusa y oscura (el campo periférico) y un lugar que los circundaba a partir del cual los contenidos de la conciencia era inconscientes (el umbral de la conciencia). Para ver claro un contenido en la conciencia debía ser llevado al foco de atención y para ello era preciso un proceso voluntario por parte del sujeto. De esta forma la voluntad jugaba un papel primordial en los procesos de apercepción y lo jugaría en adelante en todo el sistema psicológico de Wundt, que ha sido denominado como voluntarista.

De esta forma el concepto de apercepción se encuentra muy ligado a la voluntad y ambos representaron una preocupación básica de la psicología wundtiana. Para Wundt cabe aclarar que la voluntad apenas podía distinguirse de un sentimiento: la voluntad era, así, una especie de sentimiento, concretamente un sentimiento de decisión o resolución que conducía a una acción manifiesta.

En relación a los métodos que podían ser empleados por la psicología científica, fueron expuestos por el propio Wundt en uno de sus artículos en la revista del Laboratorio de Leipzig y podemos concretarlos de la siguiente manera:

metodos

A pesar de que entre los métodos señalados no aparezca especifícamente la introspección, no significa que Wundt no la empleara en su laboratorio. Sin embargo, Wundt sólo la admite en el contexto del experimento:

“... bajo mi opinión (...), el único procedimiento para aplicarla es formando parte del experimento psicológico”

Wundt, W. (1888). “Selbstbeobachtung und innere Wahrnehmung”. Philosophische Studien (núm. 4, pág. 301).

El método de la introspección

La introspección o autoobservación es el método que consiste en utilizar como material de estudio el testimonio del mismo sujeto acerca de sus “experiencias inmediatas”.

Al estudiar la mente, los aspectos interiores del individuo, para Wundt la única forma de hacerlo es mediante la autoobservación o la introspección.

En sus investigaciones hay que tener en cuenta que los sujetos experimentales fueron, contrariamente a las grandes muestras de sujetos anónimos e “inocentes” que se buscan hoy en día, algunos pocos (3 ó 4) colegas psicólogos entrenados en la auto-observación en situación experimental.

El trabajo experimental que Wundt vino desarrollando durante muchos años, dirigiendo sobre todo a sus estudiantes, se vio complementado en los últimos tiempos de su actividad científica por el estudio de una de las áreas en la que se dividió la psicología científica: la del estudio de una psicología etnológica cultural que nosotros ya hemos comentado bajo el nombre de psicología colectiva o psicología de los pueblos. No debe creerse que el interés era nuevo, en sus primeros años de docente Wundt había realizado una serie de lecciones sobre antropología o historia natural del hombre, sin embargo, su decisión de hacer una psicología científica le hizo abordar primero, como hemos comentado, temas relativos a los procesos psíquicos inferiores que eran más sencillos y más fáciles de llevar al laboratorio.

El estudio de la psicología de los pueblos no permitía una metodología experimental y requería del uso de la interpretación histórica de los productos culturales para poder inferir el funcionamiento de los procesos psíquicos superiores y por ello necesitaba el uso de los métodos descriptivos de las ciencias sociales. Aunque Wundt todavía no había desarrollado esta psicología, sí que había hecho referencia a ella en sus textos de psicología experimental.

La Volkerpsychologie (8) (“Psicología de los pueblos”) de Wundt ha sido considerada, a menudo, como una psicología social, y eso se entiende fácilmente porque esta psicología se dedica al estudio de los productos culturales de los pueblos. Estos productos sociales Wundt los concreta en el lenguaje, los mitos y las costumbres, ya que son las más importantes creaciones de la mente colectiva, aunque dentro de ellos estarían participando otros fenómenos sociales y culturales como el arte, la religión, los sistemas legales y morales, etc.

El objeto de estudio de esta psicología social de Wundt, que él expresó principalmente a través de su obra en diez volúmenes titulada Psicología de los pueblos (1900-1920) y de su libro Elementos de psicología de los pueblos (1912-1913), es la mente colectiva, entendida como el conjunto de pensamientos, sentimientos y modos de vida compartidos por los miembros de un grupo social.

Criterios fundamentales de la psicología de los pueblos

De la obra de Wundt sobre la psicología de los pueblos podemos extraer algunos aspectos fundamentales que vamos a señalar a continuación a modo de síntesis o resumen. Evidentemente, su obra es muy extensa y más profunda de lo que aquí vamos a señalar, en todo caso, el lector puede consultar la bibliografía complementaria si quiere profundizar más este tema:

  • Los productos culturales que mejor representan la evolución psíquica son el lenguaje, los mitos (9) y las costumbres.

  • La mente evoluciona hacia su perfeccionamiento. Hay un tránsito evolutivo desde las culturas primitivas a las sociedades actuales.

  • • En la historia del desarrollo de la Humanidad podemos establecer una serie de estadios por los que ha pasado la cultura humana:

- Período del hombre primitivo, en los que no hay características comunes de raza u origen.

- Período de la edad totémica, en la que aparecen las primeras formas de organización social (familias, tribus).

- Período de la edad de los héroes, aquí se desarrolla con mayor precisión la jerarquización de la sociedad, aparecen los jefes y líderes carismáticos que arrastran a los grupos sociales.

- Período de la humanización o desarrollo de la humanidad, en la que los estados nacionales y las religiones se van ampliando y toman fuerza las religiones semiuniversales como el cristianismo, el islamismo y el budismo. Es una etapa cuyo objetivo final es la plena humanidad, se producen cambios en la naturaleza de las costumbres (vida económica, literatura, filosofía, arte, ciencia, ...) que dan a la sociedad humana su carácter complejo.

En resumen, la psicología etnológica o de los pueblos de Wundt, se orientó, como se ha visto, hacia el estudio histórico de los fenómenos sociales y las formas culturales surgidas del colectivo humano. Empleó los métodos descriptivos de las ciencias sociales, ya que no podía ser abordada con el método experimental, y fue la forma en como Wundt entendió que podían ser estudiados los procesos psíquicos superiores, o sea, a través de su estudio histórico y evolutivo.

Como bien señala José Mª Gondra:

La psicología social de Wundt no resistió el paso de tiempo debido a su carácter especulativo. La noción de una mente o espíritu de la colectividad era inverificable y los procesos de la interacción social escapaban a la investigación directa, dada su naturaleza inconsciente. Por estas razones la psicología de los pueblos fue desplazada por la sociología y psicología social anglosajonas, mucho más empíricas y cuantificables. Pero su explicación del lenguaje y su énfasis en la comunicación no verbal serían retomados por la moderna psicolingüística y la psicología de la comunicación interpersonal”.

Gondra, J.Mª (1997). Historia de la Psicología. (vol. I). Nacimiento de la psicología científica. Madrid: Síntesis (pág.127)

2.2. Psicologías científicas alemanas no wundtianas

Aunque la psicología científica en las últimas décadas del siglo XIX tuvo en Alemania como foco central el enfoque experimental wundtiano enclavado en la Universidad de Leipzig, existieron, además, otros centros de trabajo que, siendo independientes del Laboratorio de Leipzig, realizaron un profundo trabajo experimental y contribuyeron, por la misma época, con aportaciones notables a la configuración de la psicología científica experimental. Como señala Antonio Caparrós:

“En la ciencia, las cosas no se hacen por decreto. El surgimiento de la psicología experimental y la función fundante del wundtismo no supuso la integración automática de todos los desarrollos filosóficos, fisiológicos o de otro tipo, generadores de conocimiento psicológico en la nueva ciencia”

Caparrós, A. (1984). La psicología y sus perfiles. Introducción a la cultura psicológica. Barcelona: Barcanova (pág.126).

El contexto universitario alemán, donde se estaba produciendo el avance hacia la cientificidad de la psicología, se puede imaginar a través del siguiente gráfico.

esquema

En el gráfico aparecen las más importantes universidades alemanas con sus correspondientes autores. Fue en la Universidad de Leipzig, de la mano de Wundt, donde se generó el prototipo de la psicología que iba a imperar durante los próximos años. Sin embargo, hubo otras universidades como la de Berlín, la de Göttingen o la de Würzburg que dejaron, a través de los autores que desarrollaron allí sus trabajos más representativos, una especial huella en la psicología alemana de aquellos momentos.

Algunos de estos autores defendieron el trabajo en el laboratorio, mientras que otros respaldaron una psicología empírica alejada de la investigación experimental. En los próximos apartados nos referiremos a estas posiciones alternativas a la de Wundt que descansan, principalmente, en manos de hombres como Brentano, Ebbinghaus, Dilthey, Hering, G.E. Müller, o, Stumpf. Dejamos para el capítulo IV los trabajos llevados a cabo sobre el pensamiento por parte de los componentes de la Escuela de Würzburg, porque están mejor enmarcados dentro del proceso del surgimiento de las diferentes escuelas o corrientes aparecidas durante la primera mitad del siglo XX.

2.2.1. Hermann Ebbinghaus y el estudio experimental de la memoria

Hermann Ebbinghaus (1850-1909) inició sus estudios universitarios en 1867, interesándose primero por la filología y la historia, para decidirse, finalmente, por la filosofía. El 16 de agosto de 1873 se doctoró en Filosofía en la Universidad de Bonn con un trabajo sobre Eduard von Hartmann. Los años siguientes a su doctorado hasta su incorporación a la Universidad de Berlín como Privatdozent, son unos años de difícil concreción en los que se dedicó a su formación independiente y a la enseñanza como maestro o tutor. Fue durante estos años cuando Ebbinghaus lee los Elemente der Psychophysik de Fechner. Este libro parece ser que fue el que le inspiró la metodología para realizar sus sistemáticos experimentos sobre la memoria. Podemos hallar así su interés por la memoria, ligado a su labor educativa y la lectura de los Elemente, aunque probablemente podemos encontrar también una cierta conexión con el tema de su tesis doctoral, al considerar los aspectos del recuerdo inconsciente.

Sus primeros experimentos de memoria fueron realizados entre 1879 y 1880 con interés de obtener su habilitación en la Universidad de Berlín. Justamente durante su estancia en esta Universidad es cuando realiza la publicación de su obra más famosa Über das Gedächtnis. Untersuchungen zur experimentellen Psychologie (“Sobre la memoria. Estudios en Psicología Experimental”) en 1885, que recoge tanto los experimentos que le sirvieron para su habilitación, como los realizados en el período de 1883 a 1884, y que le permitió obtener el nombramiento como ausserordentlicher Professor (profesor asociado).

La trayectoria académica e investigadora de H. Ebbinghaus

La trayectoria académica e investigadora de Ebbinghaus a partir de su habilitación en la Universidad de Berlín puede dividirse en dos grandes etapas:

  • La primera situada en la Universidad de Berlín abarca el intervalo temporal que va desde 1880 a 1894 y se centra fundamentalmente en investigaciones monográficas de gran especificidad; es el período en el que se ubica la publicación de Über das Gedächtnis en 1885.

  • Una segunda etapa es la que recoge su vida académica en las Universidades de Breslau y Halle, en la que, al margen de algunos pequeños trabajos monográficos entre los que destaca su famosa prueba de inteligencia, centró sus preferencias hacia la preparación y elaboración de sus dos obras de carácter generaly sistemático, Abriss der Psychologie (“Compendio de Psicología” ) y Grundzüge der Psychologie (“Principios de Psicología”), que tuvieron una gran aceptación en su época.

Los trabajos experimentales llevados a cabo por Ebbinghaus en la Universidad de Berlín representaban un cierto atrevimiento en aquella época, puesto que tanto Wundt como Fechner, pioneros de la psicología científica, no veían viable el estudio experimental de la memoria. Sin embargo, los resultados de sus investigaciones no dejaron de impresionar, como ha indicado el historiador español Antonio Caparrós, por su seguridad cuantitativo-experimental, rigor, originalidad, e imaginación innovadora, así como por su estilo claro, sobrio, preciso y enérgico. Con esta aportación Ebbinghaus se convertía en el pionero del estudio de este proceso, ejerciendo una profunda influencia sobre la manera de abordar la investigación de la memoria. Con su sistema de trabajo, rompió con los métodos introspectivos aún vigentes en el laboratorio de Wundt en Leipzig y abrió, al mismo tiempo, un nuevo campo de investigación con el que demostró la posibilidad de utilizar el método experimental en los procesos cognitivos.

Los estudios sobre la memoria

Ebbinghaus era consciente de la complejidad de la memoria humana, pero ignoró expresamente esta dificultad intentando demostrar que su estudio era posible. Si el problema de la memoria era complejo, la solución, para Ebbinghaus, era simplificarlo para convertirlo en abordable.

En síntesis, las investigaciones de Ebbinghaus sobre la memoria consistieron en la presentación de listas de sílabas, generalmente sin sentido (llegó a generar alrededor de unas 2.300), que bajo su criterio, permitían un mejor control del material y de la situación experimental. Estudió los efectos de la longitud de la lista, del número de repeticiones y la amplitud del intervalo de retención. Analizó la evolución temporal de la memoria y estableció lo que hoy conocemos como “la curva del olvido”, encontrando que éste ocurría rápidamente al principio pero se enlentecía después.

Conviene destacar que, a pesar de la extrema meticulosidad que Ebbinghaus impuso a sus investigaciones, sus experimentos sobre la memoria fueron realizados teniendo como único sujeto experimental al propio Ebbinghaus y no se llevaron a cabo en ningún laboratorio, ni formal ni informal de psicología, aunque ello no le impidió mantener unas condiciones experimentales constantes y que sus experimentos tuvieran el rigor necesario que exigía la metodología científica. Desde sus publicaciones, Ebbinghaus remarcó que la ampliación de los conocimientos sobre la memoria no podía hacerse sin la utilización de los métodos de las ciencias naturales.

Inspirándose en Fechner, buscó una medida indirecta de la memoria basada en el método del ahorro a la hora del reaprendizaje, medido generalmente en función del número de repeticiones. Este planteamiento es su mayor invención, puesto que fundamentándose en el tiempo o los ensayos empleados en un primer aprendizaje y el tiempo y los ensayos empleados para el reaprendizaje, los relacionó con la variable del intervalo de retención entre el primer aprendizaje y el reaprendizaje. Este paradigma básico proporciona datos consistentes y fácilmente replicables relativos a la tasa de olvido en el tiempo.

Ebbinghaus propició, así, el inicio del estudio objetivo de la memoria, introduciendo un material nuevo (las sílabas sin sentido), un procedimiento experimental (reaprendizaje o método del ahorro) y resultados cuantitativos que le permitieron apoyar sus conclusiones. Su trabajo sobre la memoria recogido en Über das Gedächtnis tuvo, como hemos dicho, el mérito de mostrar como un problema aparentemente inabordable podía ser tratado experimentalmente.

En resumen, con respecto a la memoria Ebbinghaus:

1) Abandonó la confianza en el testimonio de la instrospección en favor de la evidencia objetiva, usando el método del reaprendizaje y del ahorro, pudiendo con él inferir la retención que se producía.

2) Inventó un material calibrado (sílabas sin sentido) que permitía un mejor control experimental.

3) Criticó las leyes asociativas de la contigüidad y de la sucesión inmediata, para introducir un estudio cuantitativo de las asociaciones remotas.

4) Hizo uso de nociones estadísticas y matemáticas para medir la significancia de sus hallazgos y para formular sus resultados de acuerdo con un “modelo” matemático.

Pero su mérito histórico no debe limitarse exclusivamente a su trabajo sobre la memoria, aunque éste haya sido habitualmente su referente; hay que considerar, por ejemplo, la postura experimentalista de Ebbinghaus y su afán de hacer de la psicología una ciencia experimental cuantitativa similar metodológicamente, y no conceptualmente, a las ciencias naturales, su test para el examen de las aptitudes intelectuales (1897), probablemente una de las primeras pruebas de inteligencia y que fue un trabajo auténticamente pionero en Alemania como investigación aplicada, o su deseo institucionalizador al crear, junto a König, un órgano de difusión independiente de los dictámenes wundtianos como lo fue el Zeitschrift für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane y fundar en Berlín el que puede ser considerado el tercer laboratorio de Psicología Experimental de Alemania.

Repercusión del trabajo de Ebbinghaus

Ebbinghaus no creó una escuela, a pesar del hecho de que tuvo algunos personajes conocidos entre sus discípulos, como Max Dessoir (1867-1947), William Stern (18711938) u Otto Lipmann (1880-1933). Su Über das Gedächtnis, pequeña en cuanto a extensión, generó un pronto reconocimiento y representó una fuente fecunda para la investigación posterior, que permitió la apertura experimental de otros procesos superiores –como el pensamiento en la Escuela de Würzburg–, aunque tuvo sus críticas, éstas fueron insignificantes en relación a la acogida que tuvo la obra en distintos ámbitos, como en la revista “Mind”, donde Jacobs recomienda la lectura de la obra, o William James, que reconoció la aportación de Ebbinghaus en sus Principles of Psychology, o Titchener que la recomendaba a sus estudiantes de Cornell. En 1890, Ebbinghaus había adquirido un cierto renombre, que hizo que la Universidad de Cornell en Estados Unidos, por medio de Schurman, le propusiera ocupar una cátedra con su propio laboratorio de psicología y la posibilidad de participar en la publicación de una nueva revista. Motivos de índole personal y familiar hicieron rechazar a Ebbinghaus esta oferta, que quizá hubiera cambiado el perfil de la Historia de la psicología.

Ebbinghaus aportó a la naciente psicología experimental un rigor científico y un marco metodológico que permitía la paulatina separación de la psicología de la filosofía. Aunque como acabamos de decir no creó una escuela, su estela se extendió en la tradición funcionalista y asociacionista del estudio de la memoria. La posición teórica de Ebbinghaus puede ser catalogada de empírica, ateórica o carente de escuela, orientada a la investigación y ecléctica, lo cual le imprime un cierto carácter independiente de las escuelas dominantes en esa época en Alemania y puede ser considerado, en cierta medida, como un funcionalista europeo.

2.2.2. Georg Elias Müller y su labor en el Laboratorio de Psicología Experimental de la Universidad de Göttingen

Georg Elias Müller (1850-1934) fue uno de los “grandes gigantes” de la inicial psicología científica alemana. Sus estudios universitarios le llevaron por las Universidades de Leipzig y Berlín donde estudió filosofía e historia, aunque su formación definitiva se halla bajo la tutela de Lotze, del que fue amigo personal y quien le influenció intensamente en su pensamiento. El grado de doctor en Filosofía lo obtiene en la Universidad de Göttingen, bajo la dirección de Lotze, en 1873 con el trabajo titulado Zur theorie der Sinnlichen Aufmerksamkeit (Teoría de la atención sensible), a juicio de algunos, el primer estudio empírico acerca de la atención, citado ampliamente durante décadas.

Müller y la Universidad de Göttingen

La vida profesional de G.E. Müller está vinculada casi exclusivamente a la Universidad de Göttingen, donde se inicia como dozent en 1876, y acaba como catedrático en 1921 con su jubilación. Con excepción del año 1880, que ocupó una cátedra de Filosofía en Czernowitz, la labor académica de Müller debe ser siempre referida a su estancia durante cuarenta años en la Universidad de Göttingen (10) . La cátedra de Filosofía que ocupó en esa Universidad –de gran prestigio– fue “herencia” de los dos pensadores que más le habían influenciado: J.F. Herbart, quien permaneció en ella durante ocho años y R.H. Lotze, quien la mantuvo durante treinta y siete años, dejándola vacante en 1881 cuando aceptó la cátedra ofrecida por la Universidad de Berlín.

Müller se dedicó a la psicología siguiendo inicialmente el camino trazado por Lotze para convertirse luego en un psicólogo riguroso, crítico y experimentalista –con Ebbinghaus y Titchener fue uno de los que más batalló por mantener separadas la Filosofía y la Psicología–. En 1881 funda su Laboratorio de Psicología Experimental, que gozó de un gran reconocimiento y captó el interés de múltiples estudiantes3 que pasaron algunos trimestres e incluso años preparándose e investigando bajo la supervisión de Müller. El ímpetu y buen hacer de G.E. Müller hicieron de su laboratorio el segundo más importante de Alemania, por debajo sólo del de Leipzig.

Analizando la labor científica emprendida por Müller, podemos determinar dos etapas en su vida productiva:

  • Primera etapa: ocuparía aproximadamente las décadas de 1880 y 1890 y estaría centrada en la problemática de la psicofísica y del estudio experimental de la memoria, como continuación a los trabajos de Ebbinghaus.

  • Segunda etapa: comenzaría con el siglo XX y perduraría hasta su muerte, versando sus investigaciones sobre el área de la percepción visual, en una línea nativista muy cercana a la de E. Hering.

En el campo de la psicofísica, haciendo uso de su gran capacidad crítica, refutó a Fechner e hizo una revisión profunda de la metodología psicofísica. En 1889 publicó con Schumann un trabajo sobre pesos, que mostró claramente la incidencia de las actitudes. Su trabajo determinó que los juicios sobre lo “más pesado” y lo “menos pesado” dependían de las anticipaciones musculares del estímulo. Todos estos trabajos le llevaron a convertirse en el líder de la investigación en esta área, tras la muerte de Fechner.

En el estudio sobre la memoria, Müller trabajó –siguiendo, como hemos dicho, a Ebbinghaus– en la mejora de los procedimientos de investigación, preparando, incluso, unas reglas para la formación de sílabas sin sentido.

Contribuciones más significativas de Müller al campo de la investigación de la memoria

  • La ley de Jost, elaborada inicialmente por Pilzecker y Müller y publicada por su alumno Jost, cuya formulación afirma que: “cuando dos asociaciones tienen la misma intensidad, la repetición fortalecerá a la más antigua de ellas”. Esta teoría de Jost explicaba la ventaja que tiene distribuir las repeticiones en el tiempo.

  • La ley de Müller-Schumann que manifiesta que: “cuando dos ítems se asocian resulta más difícil luego que cualquiera de ellos se una a un tercero”.

  • La teoría de la interferencia en el olvido: en esta teoría el olvido no se produce únicamente en función del desuso o desvanecimiento de la información almacenada en la memoria, sino que es fruto de la interferencia que produce el nuevo material adquirido sobre el recuerdo de lo aprendido anteriormente.

Respecto a los problemas psicofisiológicos relacionados con la percepción visual, se centró especialmente en la teoría del color de E. Hering, psicofisiólogo de la Universidad de Leipzig, de tendencia nativista y de gran relieve personal, que en más de una ocasión, había mantenido debates abiertos contra las posturas empiristas de von Helmholtz. En este sentido, Müller investiga sobre las tres sustancias retinianas que Hering había señalado como las productoras del color en la visión, afirmando que dichas sustancias eran de carácter químico y no metabólicas como había postulado ese autor. Sus trabajos y los de sus alumnos en esta área, repercutieron sobre las nuevas orientaciones de la psicología de la Gestalt.

Hering y los psicofisiólogos nativistas

Aunque en Alemania la psicología científica experimental contó entre sus principales promotores a una serie de fisiólogos que como Weber, Von Helmholtz o Wundt abordaron problemas de la mente desde posiciones teóricas acordes con el asociacionismo, también existieron, en aquella época, un considerable número de fisiólogos que igualmente participaron muy eficazmente en la constitución de la psicología científica en los ámbitos que entonces acaparaban el interés, como la psicofísica y la psicofisiología sensorial visual y auditiva, aportando en estos dominios teorías primordialmente vinculadas a las orientaciones nativistas. Los más importante psicofisiólogos de orientación nativista fueron, A.W. Wolkmann (1800-1877), K. von Vierordt (1818-1884), H. Aubert (1826-1892), W. Preyer (1842-1897), B. Exner (1846-1926), H. Zwaardemaker (1857-1930), M. von Frey (1852-1932), A. Konig (1856-1901) y E. Hering (1834-1918). Hering destacó por su influencia, no sólo en G.M. Müller, sino también en destacadas figuras como Stumpf y los psicólogos de la Gestalt.

2.2.3. Las psicología empíricas

Los autores que hemos ido comentando hasta el momento, aunque discrepantes en algunos aspectos con el sistema wundtiano, estarían de acuerdo con las bases paradigmáticas establecidas por él. Creerían, pues, en una psicología de la conciencia que estudiaba sus contenidos a través de condiciones experimentales, con objeto de asimilarla a las ciencias naturales. Pero el experimentalismo psicológico, aunque fue lo que imprimió más fuerza a la psicología del siglo XIX, tanto en Europa como en Norteamérica, también tuvo sectores críticos que no vieron adecuada su orientación positivista enfocada al estudio experimental.

La controversia estuvo centrada en la inadecuada identificación de la psicología con las ciencias naturales, especialmente con la biología-fisiología, y en el recurso a los métodos de estas ciencias para fundamentarla.

Estas tendencias contrapuestas fueron sobre todo centroeuropeas, principalmente alemanas y austríacas, y aunque nunca se mostraron como actitudes perfectamente delimitadas o sistemáticas, sirvieron de contrapunto, con sus debates y nuevas fórmulas teóricas, a la psicología del contenido, desarrollada, especialmente, desde Leipzig, ofreciendo una psicología como ciencia empírica, filosófico-argumentativa vinculada a los datos científicos, a la propia experiencia, pero alejada del experimento en el laboratorio.

Muchos de estos cultivadores de la psicología, ubicada como sabéis en facultades de Filosofía, prefirieron no desgajarla del habitual tratamiento de las ciencias culturales y del espíritu, ciencias que siempre habían tenido una estrecha relación con la filosofía. Los enfoques de estos autores discrepantes de las formulaciones y orientaciones wundtianas fueron más humanistas que naturalistas.

Aunque el valor de las tendencias de muchos de estos autores en el momento en que se estaba iniciando la psicología científica fue relativo, no cabe duda de la importancia de su presencia para las futuras generaciones de psicólogos alemanes, que se vieron intensamente influenciados por ellos, como es el caso de los psicólogos de la Gestalt. Además, con su presencia obligó al wundtismo en muchas ocasiones a definirse más claramente sobre lo que estaba haciendo, y dejó patentes algunos de sus puntos débiles.

Los representantes de estos movimientos más que psicólogos científicos fueron filósofos interesados en la psicología, y si hoy los consideramos parte de nuestra historia es porque, como dice el historiador español Antonio Caparrós, contribuyeron al establecimiento de una psicología con su presencia antitética activa y correctora respecto de quienes fueron los protagonistas de aquel proceso histórico: los experimentalistas wundtianos.

En estas tendencias vamos a encontrar, sobre todo, un interés por los actos de la conciencia, o sea, por los procesos mentales y no por el contenido de la conciencia, aspecto que como hemos visto es la base de la psicología wundtiana, dado que los actos de conciencia fueron considerados como inestables y, por tanto, inexperimentables.

Las más importantes tendencias contrapuestas a la psicología experimental de Wundt son:

  • La psicología comprensiva de Dilthey.

  • La psicología del acto de Brentano (y en alguna medida de Stumpf, autor que serà objeto de análisis cuando se hable de la Escuela berlínesa de la Gestalt).

  • La psicología fenomenológica de Husserl (que tiene en sus raíces los incipientes principios fenomenológicos de Stumpf).

  • La Escuela austríaca de las Cualidades de la forma (con Benussi, Witasek, Von Ehrenfels, Von Meinong y Cornelius, también desarrollados en el capítulo IV cuatro cuando se habla de la Escuela de Graz).

2.3. El proceso de institucionalización de la psicología científica en Alemania

Como hemos visto en los anteriores apartados, junto al avance teórico del trabajo llevado a cabo por los psicólogos alemanes que ayudaron a la consolidación de la psicología como disciplina científica, al demostar que los procesos psicológicos podían ser estudiados de forma controlada, hubo un proceso institucionalizador centrado en la instauración de laboratorios y en la creación de revistas especializadas que se ocuparon de dar a conocer la “nueva psicología”. A continuación vamos a estudiar estos elementos, tan importantes en la consecución de la aceptación de la psicología como una disciplina científica, de una forma algo más detallada, añadiendo una breve exposición de lo que representó la creación de sociedades psicológicas.

2.3.1. El desarrollo de los laboratorios de psicología

Aunque no todos los laboratorios que se generaron procedían o intentaban emular al de Wundt, e incluso podrían señalarse algunos que nacieron paralelamente, este laboratorio fue el artífice –tanto por la actividad investigadora desplegada, como por el material técnico que poseía– que permitió demostrar prácticamente que la psicología experimental podía ser una realidad. Contó con una infraestructura instrumental y humana (aparatos, ayudantes y estudiantes) muy importantes, lo que le posibilitó ir desarrollando una línea de investigación fructífera y le hizo gozar de prestigio y reconocimiento.

Sin embargo, los pasos hasta ese gran laboratorio no fueron fáciles para Wundt. Cuando en 1875 asumió la docencia en el campo de la filosofía en la Universidad de Leipzig, sólo se le concedió una pequeña sala, que anteriormente se había utilizado como auditorio, para que pudiera guardar el instrumental que utilizaba en sus clases y propias investigaciones. No obstante, desde su llegada a Leipzig hizo repetidos esfuerzos solicitando apoyo económico al ministerio y el reconocimiento oficial de su laboratorio. La ayuda se hizo esperar y no fue hasta 1883 cuando, tras una remodelación arquitectónica, el modesto laboratorio se convirtió en el “Instituto psicológico experimental”, reconocido y financiado oficialmente. A pesar del retraso de la inclusión de su laboratorio entre las instituciones universitarias oficiales, 1879 se considera, como ya hemos dicho, el año de fundación del mismo, dado que fue a partir de ese momento cuando comenzó la investigación psicológico-experimental en este lugar bajo la dirección de Wundt.

El instrumental del Laboratorio de Leipzig

La enumeración de los aparatos de que disponía este laboratorio nos podrá dar una idea de su amplitud y de por qué se convirtió en el ejemplo a seguir por los laboratorios psicológicos posteriores. Según el historiador americano William Sahakian, en la década de 1880, cuando Külpe y Kirschmann fueron ayudantes del laboratorio, éste contaba con los siguientes aparatos, que transcribimos a continuación sólo a modo de ejemplo: cronoscopio de Hipp, Kugelfallapparat, martillo de control, Fallapparat –uno con una ranura en la placa para la presentación de letras o palabras y otro con cuatro portabolas electromagnéticas–, cronómetro Fall, Sprechtkontactapparat (llave de resonancia de Roemer), metrónomos, electromagneto con estátor, mezcladores de color, diapasón cronográfico eléctrico, diapasón cronográfico eléctrico de Helmholtz, aparato de reacción, péndulo con ranuras en el disco, magnetos ajustables, cronógrafo, Zeitsinnapparat, diafragma triple, aparatos para experimentos de imagen accidental, aparato de rotación, y, un quimógrafo. Material que sin duda debió de ir aumentando y perfeccionándose en el tiempo.

En el Laboratorio de Leipzig, Wundt se dedicaba a dirigir las investigaciones, asignando el problema que había que investigar a cada uno de sus discípulos. Representaba así la autoridad a la que se acudía en caso de duda y en algunas investigaciones hizo incluso de sujeto experimental. Por lo demás, se dedicaba, sobre todo, a elaborar el marco teórico y metodológico, a diseñar algún que otro aparato nuevo y a desarrollar reflexiones filosóficas, defendiendo, si era necesario, su punto de vista frente a las críticas recibidas. De esta forma, el trabajo empírico de recolecta minuciosa de datos y cálculo de resultados en las investigaciones experimentales de laboratorio recayeron en manos de sus discípulos y colaboradores.

Wundt y sus estudiantes

Los alumnos de Wundt en Leipzig pudieron asistir al seminario que tuvo por nombre Prácticas psicológicas, que en un principio consistió en pequeños coloquios sobretemas teóricos de psicología, aunque posteriormente, a partir de otoño de 1879, algunos estudiantes comenzaron a realizar trabajos experimentales. Los primeros participantes en estas prácticas fueron Kraepelin, Moldenhauer, Stanley Hall, Tischer, Trauscholdt y

J. Mck. Cattell. A partir del semestre de verano de 1881, aparecieron también por primera vez en el programa de asignaturas unas Prácticas psicofísicas para avanzados. Los alumnos participaban, pues, en las investigaciones que se realizaban en el laboratorio y de alguna manera copiaban el modelo de trabajo y el sistema de divulgación que emprendiera Wundt. De esta forma, al regresar a sus correspondientes países era habitual que ellos mismos iniciaran un laboratorio experimental para la nueva ciencia, y, en muchos casos, surgieran de éstos sendas revistas divulgadoras. Sin embargo, en casi todos los casos de los psicólogos experimentales formados con Wundt pueden apreciar-se dos etapas, siendo la primera de estricta adhesión a la problemática y metodología señalada por Wundt en Leipzig y la segunda de distanciamiento del procedimiento wundtiano con una orientación psicológica original y discrepante del maestro.

A partir de la fundación del Laboratorio de Leipzig, empezó una clara proliferación de laboratorios que pretendían estudiar los procesos psíquicos de forma experimental. Muchos de ellos fueron creados por los estudiantes de Wundt a imagen y semejanza del que ellos habían conocido en Leipzig, otros fueron producto de una especie de “surgimiento por contagio” propiciado por la potente actividad del laboratorio de Wundt.

Otros laboratorios de psicología experimental

Aunque son muchos los manuales de Historia de la psicología que hacen referencia a los discípulos de Wundt y a la fundación de los primeros laboratorios psicológicos, probablemente la tabla ofrecida por William Sahakian en su libro de 1975 Historia y sistema de la Psicología, sea una de las más sistemáticas y exhaustivas. Así, extraída de ella podemos citar, aunque sólo nos centraremos en los que aparecieron primero, los siguientes laboratorios en orden cronológico de surgimiento después del de Leipzig:

  • Laboratorio de la Universidad de Göttingen (Alemania) en 1881, creado por G.E. Müller.

  • Laboratorio de la Universidad de Johns Hopkins (USA) en 1883,de G.S. Hall.

  • Laboratorio de la Universidad de Kazan (Rusia) de V. Bechterev, Laboratorio de la Universidad de Berlín (Alemania) de H. Ebbinghaus, y Laboratorio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) de A. Lehmann, todos ellos fundados en 1886.

  • Laboratorio de la Universidad de Pensilvania (USA) en 1887,de J.M. Cattell.

  • Laboratorio de la Universidad de Indiana (USA) de W.L. Bryan, Laboratorio de la Universidad de Wisconsin (USA) de J. Jastrow, Laboratorio de la Universidad de Tokio (Japón) de, Y. Motora y Laboratorio de la Universidad de Friburg (Alemania) de H. Münsterberg, todos ellos creados en 1888.

  • Laboratorio de la Universidad de la Sorbonne en París (Francia) de H. Beaunis, Laboratorio de la Universidad de Clark (USA) de E.C. Sanford, Laboratorio de la Universidad de Roma (Italia) de G. Sergi, Laboratorio de la Universidad de Munich (Alemania) de C. Stumpf y Laboratorio de la Universidad de Nebraska (USA) de H.K. Wolfe, todos ellos aparecidos en 1889.

Esta pequeña muestra nos permite comprobar la proliferación y expansión que se produjo a raíz del reconocimiento o la conciencia de una psicología experimental. Estos primeros laboratorios, en mayor o menor medida, contaron con el instrumental y la disposición de generar unas situaciones óptimas para el experimento psicológico y ayudaron al asentamiento y reconocimiento institucional de nuestra disciplina a nivel mundial.

2.3.2. Las primeras revistas de la psicología científica alemana

El papel institucionalizador de las revistas puede entenderse fácilmente si se tiene en cuenta que la labor científica llega al conocimiento de la comunidad de una determinada disciplina a través de su difusión; así, las revistas especializadas, a partir de su aparición, fueron convirtiéndose, poco a poco, en uno de los canales más específicos de esta divulgación científica.

Bajo este planteamiento, Wundt, en el marco de la primera psicología científica alemana, tuvo clara la necesidad de divulgar la nueva ciencia y dotó a su laboratorio de un órgano difusor de los trabajos realizados en su seno. La revista Philosophische Studien (“Estudios de Filosofía” ) fundada en 1881 asumió este papel hasta 1903, posteriormente Wundt dejaría en manos de E. Meumann, antiguo asistente del Laboratorio de Leipzig, la continuidad de esta publicación, que salió a la luz con el nombre de Archiv für die Gesamte Psychologie (“Archivos para toda la Psicología”).

Los Philosophische Studen

A lo largo de su primer período de existencia (1881-1903) esta revista recogió 325 artículos de 121 autores, entre los cuales se encontraban algunos procedentes de diferentes países, especialmente de Alemania y Estados Unidos, entre éstos destacaron como más productivos: Wundt con 53 publicaciones, seguido por Merkel, Kirschmann, Kiesow, Kraepelin, Külpe, G.F. Lipps, J.McK. Cattell, Lange, Lehmann y Meumann. Gran parte de estos autores habían sido ayudantes de Wundt, hecho que les facilitó publicar más de un trabajo en la revista, e imprimió a la misma un carácter endogámico (11) .

Las materias más tratadas en las investigaciones publicadas en los Philosophische Studien fueron los trabajos en el campo de la sensación y percepción (119 artículos, lo que corresponde a un 32,16 % del volumen global de la revista) donde, aunque se encuentran trabajos acerca del tacto, gusto y olfato, la visión y audición destacan como temas predilectos. También el sentido del tiempo, los procesos como apercepción, voluntad, sentimiento y afectividad, entre otros, son temas tratados en más de una ocasión. A esto se añade un considerable número de artículos acerca de aspectos metodológicos y teóricos de la psicología, la mayoría de los cuales fueron escritos por el propio Wundt.

Sin embargo, tras veintidós años de existencia, y habiendo sido los Philosophische Studien la primera revista especializada en Psicología experimental, a Wundt –quien había alcanzado ya en ese momento una edad considerable– le pareció oportuno ceder la labor de dirección y abrir las “miras” de la revista a un amplio sector de la psicología, así Meumman y el Archiv für die Gesamte Psychologie tomaron el relevo, aunque Wundt se mantuvo vinculado, tanto en su papel de coeditor de la revista como bajo la influencia directa que pudo ejercer sobre Meumann, siendo además la única revista especializada que contó con su colaboración, ya que no participó ni publicó en ninguna otra revista psicológica alemana, hasta que él mismo creó en 1905, paralelamente al Archiv, la revista Psychologische Studien (Estudios de Psicología).

No obstante, Alemania necesitaba una revista general que pudiera dar cabida a sectores no representados por estas tres primeras publicaciones claramente de línea wundtiana. El Zeitschrift für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane (“Revista de Psicología y Fisiología de los Órganos Sensoriales”), de la mano de Ebbinghaus y König logró reunir un grupo interdisciplinar de fisiólogos y psicólogos que conformaron una coalición de psicólogos independientes de la escuela de Wundt.

El Zeitschrift für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane

La revista contó desde un inicio con el apoyo de grandes personalidades de la psicología y la psicofisiología de su tiempo (en su equipo editor estuvieron autores tan representativos como: H. Aubert, S. Exner, H. von Helmholtz, E. Hering, J. von Kries, Th. Lipps, G.E. Müller, W. Preyer, C. Stumpf, y Th. Ziehen), y tuvo como objetivo abrir puertas a la totalidad de los grupos más significativos de la psicología de la época, incluso a autores formados en el seno del Laboratorio de Leipzig. Su cariz fue más fisiológico que filosófico, pero los trabajos publicados recogían un amplio espectro de temáticas, entre las que se destacaban, además del estudio de la sensación-percepción –objeto de estudio fundamental de toda la psicología alemana–, la memoria, el lenguaje y el pensamiento, temas que por su dificultad de estudio experimental habían sido vetados por el Laboratorio de Wundt, que sólo los veía estudiables desde la psicología de los pueblos.

Las revistas psicológicas alemanas de este período, a pesar de la voluntad de algunas de ellas de querer unificar en sus páginas diferentes puntos de vista teóricos, pueden agruparse, como se desprende de la lectura de este apartado, en revistas de orientación wundtiana y no wundtiana. A la luz del análisis de estas primeras revistas psicológico-experimentales que se publicaron en Alemania desde finales del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial, podemos afirmar que la inicial psicología científica alemana tuvo entre sus objetivos dilucidar la forma como perciben y sienten nuestros órganos sensoriales, con el fin de determinar la configuración del contenido de nuestra conciencia en un programa que pretendía renovar el sentido de la psicología, haciéndola independiente a través de su reconocimiento como ciencia bajo la aplicación de una rigurosa metodología.

Otras revistas psicológicas europeas

Con anterioridad a la publicación de Philosophische Studien se habían editado otras revistas como Mind (1876) en Inglaterra o Revue Philosophique (1875) en Francia, pero éstas eran revistas filosóficas que aceptaban publicar trabajos psicológicos. Durante el período de edición de los Philosophische Studien, los Archiv für die Gesamte Psychologie (1903), los Psychologische Studien (1905) y el Zeitschirft für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane (1890) en Alemania también vieron la luz otras publicaciones periódicas en otros lugares del mundo como el American Journal of Psychology (1887) en Estados Unidos, L’Année Psychologique (1894) y la Revue de Psychologie Normale et Patologique (1904) en Francia, la Revista di Psichologia (1896) y la Rivista di Psichologia Applicata (1905) en Italia, o, The British Journal of Psychology (1904) en Gran Bretaña.

2.3.3. La Sociedad Alemana de Psicologia experimental y sus primeros congresos

Las revistas, como ya habéis visto en el apartado anterior, jugaron un importante papel como medio para dar a conocer lo que los diferentes científicos estaban realizando en sus laboratorios. Además de permitir, en muchas ocasiones, el debate a través de sus apartados de discusión y replicas. No obstante, a medida que la psicología fue avanzando y ampliando sus dimensiones, los psicólogos, cada vez más numerosos, vieron la necesidad de realizar contactos personales por medio de reuniones que les permitieran agruparse y les sirvieran de foro para presentar sus últimos trabajos y teorías, entablando, así, relaciones directas. De esta forma, nacieron los primeros congresos de psicología científica

Se ha de reconocer al polaco J. Ochorowicz, pionero en la docencia de psicología empírica en la Universidad de Lemberg (Polonia), como el propulsor, ideador y defensor del Congreso de este nuevo sistema de comunicación en el marco de la Psicología, a través de su artículo titulado “Project d’un congres international de Psychologie” de 1881. Sus ideas fueron retomadas en 1889 por la Sociedad Francesa de Psicología Fisiológica, dando paso al Primer Congreso Internacional de Psicología científica celebrado en París bajo la presidencia de J.M. Charcot y organizado por Th. Ribot.

Los primeros pasos asociativos de la psicología alemana

En Alemania, esta vía de institucionalización, con la creación de una sociedad y de unos congresos, no surge hasta 1904, cuando ya se han producido en París, Londres, Munich y París los cuatro primeros congresos internacionales de psicología científica. La Deutsche Gesellschaft für Experimentelle Psychologie (“Sociedad Alemana de Psicología experimental”) tuvo como primer presidente a Georg Elias Müller, quien ocupó este cargo hasta 1921, durante su mandato comparten con él la dirección diversos autores entre los que se cuentan: K. Bühler, H. Ebbinghaus, S. Exner, F. Krueger, O. Külpe, K. Marbe, E. Meumann, F. Schumann, R. Sommer, W. Stern y C. Stumpf. Otros presidentes, en esta primera mitad del siglo XX, fueron consecutivamente K. Marbe, K. Bühler, W. Stern, F. Krueger, E.R. Jaensch, O. Kroh y J. Von Allesch.

En la fecha de su fundación, 1904, la sociedad tenía concretamente en su Junta directiva a G.E. Müller, R. Sommer, H. Ebbinghaus, S. Exner, O. Külpe, E. Meumann y F. Schumman, que en aquellos momentos se encontraban, respectivamente, en las universidades de Göttingen, Giessen, Breslau, Viena, Würzburg, Zurich y Berlín. La sociedad se inició con 86 miembros, cuya mayoría procedían de Berlín y Würzburg, estando como únicos representantes de Leipzig, Hering, Wirth y Krueger. También contó entre sus miembros con profesores extranjeros como Mc Dougall de Oxford, Henri de París, Heymans de Groningen y Claparède de Ginebra, entre otros, así como con representantes de la Escuela austríaca de la Cualidad de la Forma (Benussi, Meinong y Witasek). La lectura detallada de los miembros de esta sociedad denota un amplio espectro de tendencias no totalmente adscritas a las ideas de Leipzig. Puede sorprender la ausencia de Wundt en esta sociedad alemana, tanto en las juntas directivas, entre los participantes provenientes de Leipzig. No hay una respuesta a esta incógnita, por lo menos nosotros no la hemos encontrado en nuestras investigaciones, por ello simplemente podemos aventurar meras suposiciones o hipótesis: ¿pudo ser debido a su avanzada edad? Wundt había cumplido entonces setenta y dos años, sin embargo, todavía trabajaba intensamente, o, ¿quizá, a pesar de la cesión de su revista y de la aparente apertura, él continuaba fiel a su modelo, y no le apetecían ni viajes ni conflictos en el seno de una agrupación donde tenían cabida diferentes visiones teóricas con las que ya en alguna ocasión se había enfrentado? Como decíamos, sólo son posible suposiciones, el hecho es que Wundt no participó en la Sociedad Alemana de Psicología Experimental ni presentó ningún trabajo en sus congresos. La organización de las primeras reuniones de esta sociedad tuvo una periodicidad habitual de dos años, aunque hubo un paréntesis debido a la Primera Guerra Mundial. Se inician el mismo año de su fundación, o sea en 1904. Los diez primeros congresos, que representarían la actividad de esta primera psicología científica, fueron celebrados en los siguientes años y lugares: I. Giessen (1904); II. Würzburg (1906); III. Frankfurt (1908); IV. Innsbruck (1910); V. Berlín (1912); VI. Göttingen (1914); VII. Marburg (1921); VIII. Leipzig (1923); IX. Munich (1925); X. Bonn (1927).

3. La psicología científica francesa

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

3.1. Un panorama de la filosofía francesa de la época

Aunque ya se ha trazado un esbozo de los aspectos fundamentales de la etapa filosófica de la psicología, creemos necesario visionar una panorámica muy general de las tendencias teórico-ideológicas que tenían presencia en el momento en que se está elaborando en Francia una psicología científica que, como veremos, va a tener unas características distintivas que la representan. Durante el siglo XVII dominaron en Francia los enfoques racionalistas-espiritualistas derivados de los planteamientos cartesianos y que en el siglo XVIII, la Ilustración francesa, dio entrada a las ideas empiristas de Locke que se transformaron, en un proceso de radicalización, en el sensualismo de Condillac por un lado, y en el materialismo de autores como Cabanis y d’Holbach por el otro. Este materialismo derivó, en su vertiente extrema, en el mecanicismo de La Mettrie, expuesto en su famosa obra L’homme machine (el hombre máquina).

Durante los principios del siglo XIX seguirán de alguna forma estas tendencias teóricas, recuperándose la atacada tradición racionalista, que se remodelará en una orientación psicológico espiritual encabezada por François Maine de Biran (1766-1824). Partiendo de la escuela espiritualista de este autor y bajo su mismo marco conceptual encontramos a importantes filósofos franceses, que serán conocidos como pertenecientes a la escuela ecléctica francesa.

Podemos sintetizar la escuela ecléctica francesa como un movimiento teórico de corte metafísico espiritualista que centró la problemática psicológica dentro del clásico dominio de las facultades mentales, e insistió en que el único acceso metodológico para el estudio de las funciones psíquicas era la introspección.

Contemporáneamente y paralelamente a las teorías sustentadas por la escuela ecléctica existe otro movimiento teórico de orientación crítica y naturalista: el positivismo, representado por Auguste Comte (1798-1857).

El positivismo pretendió excluir la problemática psicológica del dominio metafísico e integrarlo en el de las ciencias naturales, argumentando la necesidad del uso del método científico.

Por otro lado, no hemos de olvidar en este mismo contexto, al clásico movimiento materialista ilustrado que habiendo dominado en el siglo XVIII, continúa presente, aunque en menor grado que la escuela ecléctica o el positivismo. Este movimiento, en este período, se circunscribe a los autores que defienden posturas psicofisiológicas y psicopatológicas.

En el último tercio del siglo XIX es cuando se produce un claro proceso de incorporación a la orientación científica, ligado a los enfoques positivistas. Una orientación científica que como hemos advertido y podremos comprobar en los próximos apartados tendrá unas peculiaridades que la distinguirán claramente del resto de las orientaciones psicológicas científicas de la época, ya que, desde sus orígenes hasta nuestros días, la psicología científica francesa ha venido capitaneando la orientación psicopatológica o estudio de la enfermedad mental mediante el empleo del método clínico, y se ha preocupado por el estudio genético-infantil, educacional y social. Estas problemáticas han centrado las teorías e investigaciones psicológicas de los más importantes psicólogos franceses, extendiendo su orientación a países como Suiza y Bélgica.

3.2. Théodule Ribot, pionero de la psicología científica francesa

Para algunos historiadores franceses en la figura de Théodule Ribot (1839-1916) se centraliza y aúna el inicio de la psicología científica de su país, no sólo porque fue quien intentó independizar la psicología, tanto de la filosofía metafísica como de la fisiología, sino porque, además, representa un proyecto institucionalizador a través de su cátedra, su revista y su propuesta de un laboratorio. La acción de Ribot nos recuerda a la que emprendió Wundt en Alemania.

El papel de iniciador puede serle fácilmente aplicable porque Ribot fue quien introdujo en Francia el asociacionismo británico y el experimentalismo alemán, a través de dos de sus primeras obras, La Psychologie anglaise contemporaine (1870) y La Psychologie allemande contemporaine (1879), que pueden ser consideradas como excelentes exposiciones de la psicología que se desarrollaba en esos dos países.

En ellas Ribot plantea la necesidad del abandono de la tradición espiritualista metafísica francesa y propone el estudio de la psicología a través de la experiencia y la experimentación, en una clara apuesta por el positivismo. Aunque él nunca realizara personalmente ningún experimento, sí tuvo una vocación docente que le llevó a facilitar el camino para que otros pudieran llevarlos a cabo.

En el contexto docente, deberíamos conocer que Ribot fue inicialmente un profesor de filosofía, que enseñaba psicología. A partir de 1885 fue profesor del curso complementario de psicología experimental que impartía la Universidad parisiense de la Sorbone y en 1888, en el Collège de France (Colegio de Francia) (12) , ocupó la cátedra de Psicología experimental y comparada.

La correcta preparación de los psicólogos

Ribot tiene su peculiar punto de vista de lo que debe conocer un psicólogo, su preparación debe ser amplia y diversa, centrada fundamentalmente en el conocimiento de las nuevas aportaciones de la psicología, de la psicopatología y de las técnicas de investigación. Basándose en esto nos comenta lo siguiente:

“Actualmente, el número de quienes están preparados para esta obra es muy pequeño. La mayoría de los fisiólogos son muy poco psicólogos, y la mayoría de los psicólogos conocen muy mal la fisiología. Vivimos en una época de transición, cuyas dificultades se prestan a desanimar a los más valerosos. Ni uno solo de quienes se preocupan hondamente por el progreso de la nueva psicología deja de sentir, a cada momento, las lagunas de una preparación insuficiente. Para emprender fructuosamente estas investigaciones debería conocer las matemáticas, la física, la fisiología, la patología, tener aptitud para manejar instrumentos y, sobre todo, poseer el hábito de las ciencias experimentales”

Pero su tesis doctoral, en la que podemos ver expuestas su posición teórica, fue anterior a su trayectoria docente en París. En L’hérédité psychologique (1873), título que le dio a su tesis, aparecían en forma explícita hipótesis de carácter naturalista y reduccionista. En ella afirmaba que los procesos mentales seguían las leyes de la herencia. Para él, la vida psíquica no era sino un nivel más de la vida orgánica, en concreto de la actividad nerviosa cerebral. En consecuencia, la herencia psíquica era un caso de herencia biológica. Con estas conclusiones Ribot se acerca a los puntos de vista evolucionistas y sienta las bases de su enfoque biológico, apoyándose en las teorías evolucionistas lamarkianas propuestas por Spencer, autor que le había influenciado al traducir sus Principios de Psicología.

Sus supuestos de carácter biologicista quedan bien reflejados en el prólogo que Ribot escribió, en 1914, dos años antes de su muerte, para un libro editado por uno de sus discípulos, el Traité de Psychologie de G. Dumas:

“La psicologia es, para nosotros, una parte de la ciencia de la vida o de la biología. Difiere del resto de las partes de esta ciencia únicamente en que tiene por objeto los fenómenos espirituales y no los fenómenos físicos de la vida. El psicólogo experimental es un naturalista de cierta especie... si la psicología no es más que una parte de la biología, no puede seguir siendo una parte de la filosofía...”.

Ribot, Th. (1923). Preface. En G. Dumas, Traité de Psychologie. París: Felix Alcan (pág. 9).

Como hemos visto hasta aquí, Ribot estaba comprometido con la ciencia positiva, creía que la psicología pertenecía al dominio de la Biología y que su forma de progreso era el método científico.

La postura metodológica de Ribot

Pero aclaremos algo más su posición ante la metodología que debía seguir la psicología en su camino científico hacia el conocimiento de los procesos humanos. Aunque hay algunos historiadores que han planteado que dado su carácter positivista debía rechazar los métodos introspectivos, la verdad es que no lo hace y considera este método como una forma interna de conocimiento de los propios fenómenos psíquicos, aunque piensa que debe ser usado de un modo parcial y complementario. Le parecen más útiles los métodos experimentales de orden psicofisiológico que estudian las relaciones entre la actividad psíquica y sus connotaciones orgánicas, y los mismos métodos experientales psicofísicos que tratan cuestiones psíquicas en situaciones experimentales. No obstante, Ribot critica estas dos metodologías porque las considera artificiales y parciales, ya que no tienen presente los sujetos que estudían otras ramas de la psicología como la animal, genética, infantil y la de las funciones mentales patológicas.

Así como Ribot y otros psicólogos franceses creyeron que el estudio de los desórdenes producidos por la enfermedad mental podían ser una forma de estudiar los fenómenos psíquicos normales en su proceso de estructuración y desestructuración, este autor cree que el auténtico método científico de la psicología es el método patológico o mórbido.

El método mórbido, patológico o clínico es un método de observación prolongada, que trata de estudiar los procesos psíquicos en su fase de desorganización mental individual, bajo la creencia de que esta observación permite conocer en profundidad el funcionamiento psíquico normal, en sus procesos de evolución y de involución o deterioro. Este método, propugnado por Ribot como método científico principal, especialmente válido para la explicación de las enfermedades mentales, fue utilizado tanto por Ribot como por la escuela psicopatológica derivada de él, y muy particularmente por Pierre Janet. La consolidación de una psicología francesa enfocada principalmente hacia el estudio de la anormalidad –la denominada escuela psicopatológica francesa– está íntimamente ligada a su trilogía sobre Les maladies.

Ribot se interesó mucho por las enfermedades mentales, bajo la influencia de su amigo Charcot, emprendiendo investigaciones para aclarar los procesos de regresión y descomposición de los estados psíquicos normales, confirmando el principio del médico y fisiólogo inglés Jackson. Concluyó sus estudios con la Ley de la disolución o Ley de Ribot que afirma que:

Los procesos de desorganización siguen un orden, en el sentido de que las funciones psíquicas últimamente adquiridas desaparecen antes que las antiguas, y las funciones complejas desaparecen antes que las sencillas.

En orden a lo expuestopor su ley, la desorganización psicológica afecta primero a funciones de actos voluntarios o procesos complejos de pensamiento y después a los automatismos adquiridos al inicio de nuestras vidas.

Otro ejemplo sería que primero olvidamos los recuerdos más recientes y después aquellos que están más profundamente almacenados en nuestra memoria a largo plazo.

En relación a su obra científica, hemos de señalar que las principales cuestiones de interés en Ribot fueron:

  • La dinámica afectiva y sus bases orgánicas.

  • Los límites entre el automatismo y la conciencia.

  • El comportamiento subconsciente e hipnótico..

  • Los estados patológicos.

  • El desarrollo de la inteligencia.

  • El carácter y la personalidad.

Es importantísimo señalar que a diferencia de otros autores de la época, Ribot consideró las funciones afectivas –la afectividad– más decisivas que los estados intelectuales en la explicación del comportamiento humano.

Por último, debemos destacar los pasos iniciados por Ribot para una institucionalización de la psicología. En este sentido, como hemos señalado, ostentó la cátedra de Psicología experimental y comparada desde donde pudo impulsar el establecimiento del primer laboratorio de psicología experimental francés, que estuvo ubicado en la Sorbona. Sin embargo, dejó su dirección en manos de Beaunis. Otra importante aportación en este terreno es la fundación de la revista Revue de Philosophie (1876) que fue la primera que permitió en Francia la publicación de trabajos experimentales en psicología.

Los laboratorios franceses de psicología

El primer Laboratorio de psicología experimental francés fue creado en 1889 por mediación de Th. Ribot, que creía necesario un lugar donde la psicología pudiera hacer experimentos. Sin embargo, la fundación y primera dirección se otorga a H. Beaunis, quien abandonó su cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de Nancy para hacerse cargo de la dirección, llevado por su interés hacia la rigurosidad y objetividad experimental de los problemas psicológicos. El laboratorio estuvo ubicado en París, adscrito a L’École Practique des Hautes Études y situado en la Facultad de Letras de la Sorbonne. Cuando se jubiló Beaunis en 1894, fue dirigido por A. Binet, que ya colaboraba con él desde 1891. Tras la muerte imprevista de Binet en 1911, tomó el relevo Henri Piéron en 1912.

Hubo también en este período otro Laboratorio de psicología experimental que fue establecido en Rennes en 1896 por B. Bourdon, un discípulo de Ribot que había estudiado con Wundt en Leipzig.

El resto de laboratorios de psicología tuvieron un carácter más aplicado como el Laboratorio de Pedagogía experimental de Binet de 1905 (psicología educacional y desarrollo de tests), el Laboratorio psicológico de la Salpêtrière dirigido por P. Janet desde 1889 y con H. Piéron de secretario (psicología clínica) o el Laboratorio de Psicobiología del niño de H. Wallon de 1922 (psicología evolutiva).

Por todo lo expuesto hasta ahora, se comprende que Ribot se convirtiera en el patriarca y cabeza visible de una importante tradición de psicólogos franceses que se formaron en el seno de su influencia como son Binet, Paulhan, Dumas, Janet y Piéron, entre otros.

3.3. Un breve paseo por la historia de la psicopatología

La psicología en Francia se ha caracterizado por su preocupación por el estudio de la psicopatología, estando muy conectado su desarrollo con la psiquiatría, donde este país ha brillado con luz propia. En las siguientes líneas vamos a intentar presentar una muy breve historia de cómo ha sido tratada la enfermedad mental para acercarnos más fácilmente a los autores franceses.

Iniciemos nuestro paseo por la conceptualización de lo que es la enfermedad mental por la consideración que se tenía de ella en la edad media. En este periodo podían ocurrir dos circunstancias: por un lado, que el origen del trastorno conductual (el comportamiento observado en el sujeto) fuera imputado a la voluntad del hombre. En consecuencia, al ser el responsable de sus actos, era castigado en relación a su culpa. La enfermedad mental como tal no existía. Si el hombre había realizado un acto criminal debía ser sometido a condena carcelaria. Por otro lado, podía darse que el trastorno conductual fuera imputado a una posesión diabólica o al producto de la brujería. En este caso, la consecuencia inmediata era que el hombre era exorcizado en nombre de Dios o quemado por brujo por la Santa Inquisición.

En el Renacimiento, el desarrollo anatómico-médico produce que la enfermedad mental sea atribuida, genéricamente, a factores ajenos a la voluntad del hombre, y empiece a considerársela como enfermedad. Sin embargo, los enfermos mentales son tratados rudamente e internados, de por vida, en instituciones manicomiales o casas de lunáticos.

La revolución en el tratamiento de los pacientes mentales y, por tanto, en el progreso de la psiquiatría y de la psicología clínica se produjo gracias al esfuerzo del médico francés Philippe Pinel (1745-1826), autor de un llamamiento en favor del trato humanitario de los enfermos mentales. Los pacientes de los hospitales parisinos de Bicêtre y la Salpêtrière estaban realmente encadenados hasta que Pinel hizo quitar sus cadenas y grilletes porque creía que la libertad y el aire fresco eran factores necesarios para recobrar la salud. El interés de Pinel, a nivel científico, fue el de la nosología y el de la etiología (13) de los trastornos mentales, creyendo que el tratamiento correcto dependía de la naturaleza y causa de la enfermedad mental. Baños calientes, reconfortantes y adormecedores sustituyeron a las duchas de agua helada y a las sangrías. Pinel estaba convencido de que los alienados, nombre que él dio a este tipo de enfermos, podían, hasta cierto punto, razonar y dar respuestas.

Otro destacado psicopátologo francés fue Jean Esquirol (1772-1840), discípulo de Pinel, quien desarrolló aún más las técnicas diagnósticas y nosológicas, siendo el primero en realizar la enseñanza formal de la psiquiatría. Fue también el primero que describió de forma precisa la idiotez, y quien empleó de un modo aplicado a la psiquiatría el término alucinación. Otro concepto introducido por él, la monomanía, fue un anticipo del concepto de esquizofrenia.

Entre los intentos emprendidos por considerar el campo de la psicología de lo anormal (del enfermo mental, o del discapacitado psíquico) como algo científico que podía ser estudiado de forma natural, ocupan un lugar relevante diferentes médicos franceses del siglo XIX, destacando Charcot en la Escuela parisiense de la Salpêtrière y Bernheim en la Escuela de Nancy, ambas interesadas en la explicación de la problemática de la histeria, la sugestión y el hipnotismo.

Dentro de la tradición de la hipnosis debemos destacar al médico vienés Franz Anton Mesmer (1734-1815), quien utilizó, en la década de 1770, la hipnosis para curar determinadas conductas anómalas. Sus prácticas alcanzaron enorme éxito en París, pero pronto fue desacreditado, ya que consideraba que la efectividad de la terapia procedente de la hipnosis era debida a la existencia de una atracción o poder especial de un misterioso fluido magnético, de tipo orgánico o animal; de esta suposición surgiría el magnetismo animal.

Algunas curaciones a través de magnetismo de Mesmer

A través de este sistema curó al académico y célebre matemático Osterwald que padecía una parálisis y trastornos visuales que ningún médico de la corte vienesa había podido solventar; también, solucionó –uno de sus casos más conocidos– aunque fue una curación poco duradera y sólo en presencia del propio Mesmer, el problema de Marie-Thérèse Paradis, hija del secretario particular del emperador Maximiliano I de Baviera, joven pianista que tenía ataques convulsivos y ceguera desde los cuatro años. A pesar de sus aparentes éxitos, el mesmerismo, en la creencia de que el fluido magnético lo explicaba todo, fue considerado inadecuado y la hipnosis (todavía bajo es signo del magnetismo) cayó en una larga etapa de descrédito.

El desarrollo de la hipnosis pasa de Mesmer por Puységur, Quimby, Eddy, Elliotson, Esdaile hasta Braid al que se le considera como el verdadero descubridor del hipnotismo, entendido como:

Provocación artificial de un estado psíquico próximo al sueño, en el que el sujeto atiende y responde a las preguntas que se le formulan, ejecutando las órdenes que se le dan en el mismo momento y también después de recuperar el estado normal.

James Braid (1795-1860), médico y cirujano inglés, fue quien utilizó la práctica hipnótica a mitad del siglo XIX, bajo la terminología de hipnosis o neuro-hipnosis (sueño nervioso). La práctica hipnótica de Braid consistía en la fijación sensorial, creyendo inducir sueño artificial cuando hacía mirar a una persona fijamente un objeto brillante por encima de la línea de visión. Braid creía, inicialmente, que el sueño era causado fisiológicamente por la parálisis de los músculos que levantan los párpados, más tarde lo atribuyó a factores psicológicos, especialmente a la sugestión.

Tras los momentos de auge en 1780 con Mesmer y en 1840 con Braid, sucedería un período de descrédito hasta 1880, fecha en la que se inician las teorías psicológicas sobre el hipnotismo procedentes de las Escuelas de Nancy y de la Salpêtrière.

La Escuela de Nancy con Hypolite Bernheim (1840-1919) como máximo representante defendió los fenómenos hipnóticos como fenómenos inducidos por sugestión y, por tanto, como fenómenos totalmente normales. En discrepancia, la Escuela de la Salpêtrière, dirigida por Jean Martin Charcot (1825-1893), interpretaba los fenómenos hipnóticos como síntomas de tipo histérico y, por tanto, como síntomas de anormalidad. (La Escuela de Nancy, evidentemente, seguiría las ideas de Braid.)

Algunos datos sobre la Escuela de Nancy

La Escuela de Nancy se inicia con el trabajo de Auguste Liébeault (1823-1924), médico rural, que siguiendo las lecturas de los magnetizadores franceses se interesó por estos procesos. Él hipnotizaba a sus pacientes mirándolos fijamente a los ojos durante unos pocos minutos (uno o dos) y ordenándoles que se durmieran. Sin embargo, la obra de Liébeault, que fue acusado en ocasiones de “charlatán”, hubiera pasado inadvertida de no ser por Bernheim que le daría la seriedad académica que necesitaba y que contó con la colaboración de Henry Beaunis (1830-1921) y Jules Liégeois (1823-1908).

La controversia Escuela de Nancy Escuela de la Salpêtrière

Aunque ambas escuelas eran conocedoras de sus discrepancias, la polémica surge cuando Paul Janet (no confundir con su sobrino el psicólogo Pierre Janet) publica unos artículos sobre el método de Charcot e insinúa que los trabajos de Liébeault carecen de base empírica y que Bernheim ha trabajado sin tener en cuenta las características de los pacientes, que muy bien podían presentar histerias encubiertas.

El debate se inicia cuando Bernheim contesta a estas acusaciones diciendo que los mejores sujetos hipnóticos no eran los histéricos por la condición de serlo, sino aquellos que estaban acostumbrados a obedecer y, por tanto, eran susceptibles a la sugestión. En consecuencia, era muy probable que los pacientes de Charcot no presentaran histerias naturales y que simplemente estuvieran sugestionados ante el hipnotizador. Los discípulos de Charcot rechazaron estas acusaciones intentando demostrar la teoría de la Salpêtrière a través de diversos experimentos, en los cuales era discutible el control de las variables.

Las pruebas imparciales llevadas a cabo por el belga J. Delboeuf (1831-1896) que se interesó por la controversia hicieron que las ideas de Bernheim terminaran por imponerse. Charcot, que no intervino en este debate, reconsideró su posición y al parecer en sus últimos escritos ya habló de las expectativas del paciente en los trances hipnóticos.

3.4. Jean Martin Charcot, padre de la psicología clínica francesa

En el marco de la psicopatología francesa de finales del siglo XIX, que acabamos de comentar brevemente, destaca por su brillantez Jean Martin Charcot (1825-1893) en la Escuela parisiense de la Salpêtrière. Este autor ha sido considerado, por los historiadores de la psicología, como verdadero padre de la psicología clínica francesa. Su primer descubrimiento en esta área fue fruto de una singular casualidad:

“El azar llevó a su casa, en sus tiempos de estudiante, a una criada que padecía de singular temblor, y cuya consiguiente falta de seguridad en el manejo de los utensilios domésticos le dificultaban encontrar colocación. Charcot reconoció en su estado la paralyse choreiforme descrita ya por Duchenne, pero no se sabía su origen, y conservó a su servicio a la interesante criada, aunque representara una pequeña fortuna en platos, tazas y copas que ésta rompía, hasta que la muerte le permitió comprobar que la paralyse choreiforme era la expresión clínica de la esclerosis cerebro-espinal múltiple”.

Freud, S. (1893). Nota necrológica a la muerte de Charcot.

A este primer éxito le siguieron otros no menos importantes, en el marco de las enfermedades nerviosas orgánicas crónicas (esclerosis laterales, ataxias locomotoras, afasias, epilepsias, etc.) que le convirtieron en el neurólogo más famoso de Francia. Pero el vuelco decisivo en su labor científica tuvo lugar tardíamente, a partir de 1882, cuando el gobierno francés creó para él la primera cátedra de Neuropatología (cátedra de clínica de las enfermedades del sistema nervioso) que hubo en el mundo. Tenía entonces 57 años. Fue en ese momento cuando dejó de ser un investigador exclusivo de las enfermedades nerviosas orgánicas para convertirse en un neuropatólogo dedicado a trastornos nerviosos de origen no orgánico, como por ejemplo la histeria.

Charcot intentó que la histeria fuera considerada una auténtica enfermedad, o sea, una enfermedad real que fuera aceptada por el estamento médico. La histeria había sido etiquetada por la mayoría de los clínicos como un engaño, simulación o exageración de síntomas, y eran asociadas a lo que entonces se llamaba, peyorativamente, “personalidad histérica”. Al respecto, Charcot expuso lo siguiente en la lección inaugural de su cátedra:

“No ignoráis, señores, que aún existen en este momento un gran número de estados morbosos que tienen por asiento evidente el sistema nervioso, y que no dejan sobre el cadáver huella alguna de material apreciable (...). Estos compuestos sintomáticos, privados de substratum anatómico, no se presentan al espíritu del médico con la apariencia de la solidez, la objetividad, que tienen las afecciones consiguientes a una lesión orgánica apreciable. Algunos no ven en muchas de estas afecciones más que un conjunto de fenómenos extraños, incoherentes, inaccesibles al análisis, y que más valdría acaso relegar a la categoría de lo incognoscible. El histerismo, sobre todo, es el herido especialmente por esta especie de proscripción, pero un decreto, venga de donde viniera, no bastará jamás para hacerle desaparecer del cuadro nosológico. Preciso será, por lo tanto, tomarle tal cual es, y no dejarnos arredrar por las dificultades que ofrece su estudio”.

Lección inaugural de Charcot en su cátedra de Clínica de las enfermedades del sistema nervioso (1882).

En la cátedra de Clínica de las enfermedades nerviosas de la Salpêtrière, Charcot alcanzó fama mundial. Sus demostraciones en sus lecciones de los martes (Leçons du mardi) atrajeron a personalidades como Breuer y Freud, y a la mayor parte de los psicopatólogos franceses de la época: Janet, Binet, Dumas, Paulhan; quienes, de este modo, completaban su doble formación, como filósofos o teóricos, influenciados por Ribot, y como prácticos clínicos influenciados por Charcot.

Charcot se especializó, a partir de entonces, en el estudio de pacientes que llegaban a la Salpêtrière con diversos síntomas como parálisis, anestesias, amnesias y confusión mental. En general con comportamientos inadaptados, pero en los cuales no había evidencia visible de ninguna lesión orgánica, es decir, los síntomas observados eran causados por factores psicológicos. La mayor parte de los pacientes eran mujeres histéricas y sus análisis le llevaron a creer en el sexo como uno de los factores psicógenos determinantes de las inadaptaciones comportamentales y de la producción de las psiconeurosis.

Por otro lado, dado que los histéricos y los epilépticos estaban ingresados juntos en la Salpêtrière y había una gran confusión entre uno y otro diagnóstico, Charcot se decidió a trabajar en la determinación de las características de la “gran histeria”.

La histeria

La histeria era difícil de diagnosticar dada la gran variedad de síntomas que podían confundirla o incluso ocultarla. Charcot la consideró como una neurosis funcional del sistema nervioso. Se anunciaba con una crisis (“el aura histérica”) en la que presentaba alucinaciones, desórdenes de la sensibilidad y perturbaciones orgánicas, y que daba paso a un cuadro, comúnmente, de cuatro etapas:

1) Fase epileptoide, con convulsiones parecidas a las epilépticas.

2) Fase de clownismo, en la que el paciente experimentaba espasmos musculares en los que adoptaba poses circenses (por ejemplo, formaba un arco con la cabeza y los pies sobre el suelo).

3) Fase de actitudes pasionales (estado en el que se reproducían gestos expresivos de emociones).

4) Fase delirante, en la que se daban alucinaciones y delirios, tras la cual el paciente despertaba sin recordar nada.

En el tratamiento de las pacientes histéricas, por medio de la hipnoterapia, Charcot logró grandes éxitos. Su técnica terapéutica consistía en hipnotizar al paciente y conseguir que expusiera sus molestias, con lo que frecuentemente se producía una mejora considerable en el paciente. No utilizaba terapia medicamental porque el organismo del enfermo se hallaba sin lesión. Su terapia pretendía, justamente, tratar directamente los procesos psíquicos que se encontraban detrás de la desorganización conductual del sujeto.

En el estudio de las parálisis histéricas, Charcot consideró que la causa podían ser vivencias afectivo-emocionales del sujeto en determinados momentos de su vida anterior. Él creía que el paciente revivía el hecho traumático sin integrarlo en la memoria asociativa y que estos recuerdos inconscientes eran los causantes de la parálisis, por lo que la hipnoterapia la dirigía a modificar el recuerdo que el enfermo guardaba en el momento presente de aquella vivencia afectiva traumática anterior de su vida, convenciendo el terapeuta al paciente, en el trance hipnótico, de que sus funciones orgánicas paralizadas podían funcionar normalmente.

Los estudios realizados por Charcot y la métodología empleada por este autor han hecho que, junto a Ribot, sea considerado como uno de los padres de la psicología francesa. Ambos autores influyeron en la tradición psicológica francesa, de lo que ha venido llamándose “La Escuela de París”, que veremos desarrollada en el próximo subapartado.

3.5. La Escuela de París

La psicología en Francia tiene su cambio generacional en un grupo de autores que siguieron las huellas de Ribot y Charcot. A este conjunto de autores, desligados de hecho entre sí, se les conoce como la Escuela de París y sus miembros más representativos fueron: Pierre Janet (1859-1947), George Dumas (1862-1946), Alfred Binet (1857-1911) y Henri Piéron (1881-1964), ellos contribuyeron al definitivo establecimiento de la psicología científica francesa.

Si los analizamos conjuntamente, podemos señalar unas carácterísticas que son propias a toda la Escuela:

1) Estuvieron influenciados por Ribot y Charcot.

2) Mantuvieron una postura de alejamiento de la dirección experimenta-lista alemana, así como, del asociacionismo y atomismo (elementalismo) británicos.

3) Sus estudios se centraron, ante todo, en el individuo y sus procesos psíquicos.

4) Utilizaron la observación interna y externa, fundamentalmente el método clínico e hipnótico.

5) Los órganos difusores de sus ideas y trabajos fueron, fundamentalmente las revistas: L’Année Psichologique, primera publicación francesa de psicología fundada por Binet y Beaunis en 1894, y, el Journal de Psychologie Normal et Pathologique, fundada por Janet y Dumas en 1904.

Vistas estas ideas generales, comunes a toda la Escuela de París, vamos a destacar algunos de los rasgos fundamentales de sus principales componentes.

Pierre Janet (1858-1947), probablemente el psicopátologo más famoso de Francia, trabajó a fondo sobre la hipnosis y la histeria, incluyéndola dentro de las neurosis y diferenciándola de la psicastenia. Creyó que el psiquismo normal tenía la capacidad de sintetizar e integrar, aspectos que no podía realizar el psiquismo enfermo, las pérdidas de estas facultades conducían a la desestructuración de la vida mental y eran la causa de las enfermedades mentales. Janet se anticipó a Freud en proponer una teoría del inconsciente, anticipo que no le fue reconocido por los psicoanalistas y que provocó fuertes disputas.

George Dumas (1862-1946), trabajó primordialmente en el estudio de la vida emocional, este interés le llevó a una relación muy fructuosa con Ribot, que como ya hemos visto, dio un gran énfasis en sus trabajos a la vida afectiva. Su contribución más conocida es su obra Traité de Psychologie, un tratado en el que abordó sistemáticamente la psicología.

Alfred Binet (1857-1911) es, a nuestro juicio, una de las figuras más relevantes de esta Escuela. Tuvo un papel institucionalizador de la psicología desde su labor docente en psicología fisiológica de la Sorbonne, participando en el establecimiento del primer laboratorio de psicología de esta Universidad, del que fue director a partir de 1894, año en el que funda la primera revista francesa especializada en Psicología: L’Année Psychologique, donde publicó la defensa de su peculiar orientación científica psicológica antielementalista y los resultados de sus primeras investigaciones sobre la inteligencia. Se interesó y estudió la conducta psicopatológica de tipo neurótico e histérico, pero su preocupación principal fue el estudio de las procesos mentales superiores. En esta línea desarrolló, junto a Th. Simon, la primera escala métrica que los medía. La importancia y repercusión histórica de este test es indiscutible y ha hecho de Binet uno de los fundadores de la moderna psicología aplicada. Todos los aspectos relacionados con la medición de los procesos mentales los hallaréis desarrollados en el capítulo III.

Henri Piéron (1881-1964), es el autor más joven de esta Escuela, por lo cual sus relaciones con el resto de miembros, como Binet y Janet, son las de discípulo-maestro. Dado que su vida académica transcurrió hasta mediados del siglo XX, se le considera el máximo influenciador de la psicología francesa de este siglo. Fue el timón del Laboratorio de Psicología de la Sorbonne y de la revista L’Année Psyhcologique desde 1912 a la muerte de Alfred Binet. En su lucha por la psicología, tanto profesional como académica, consiguió que el Gobierno francés reconociera en 1944 la licenciatura de Psicología y en 1945 el Diploma de Psicotécnico. Trabajó, sobre todo, en psicofisiología sensorial.

4. La psicología científica británica

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

La psicología científica en Gran Bre taña se introdujo con más dificultad que en otros países; el ambiente propició que la orientación teórico-filosófica permaneciera más tiempo que en Alemania, Estados Unidos o Francia. El Reino Unido fue reticente a adoptar laboratorios de investigación y existió un clima adverso que provocó, en definitiva, un retraso aproximadamente de veinte años en el acceso a la orientación científica de la psicología.

Para algunos historiadores este retraso pudo ser provocado por la falta de apoyo de la universidades a aquellos que desde las cátedras de “Filosofía mental” –desde donde se impartía la Psicología– hicieron los primeros intentos de introducción de la nueva orientación y por el debate evolucionista que hizo resurgir una filosofía idealista y provocó un fuerte retroceso de la psicología asociacionista, que como se ha indicado fue la que principalmente preparó el terrero de la psicología científica.

Por todo esto, la psicología científica en Gran Bretaña no se desarrolló solamente al amparo de las instituciones académicas, sino que hemos de ver su evolución global a la luz de distintas confluencias en las que fueron protagonistas autores desligados de todo compromiso académico.

Es fundamental, al hablar de la historia de la psicología inglesa, tener en cuenta, por un lado, las influencias darwinianas y por el otro, las influencias derivadas de la psicología filosófica.

Las ideas derivadas de Darwin fueron esenciales para el surgimiento de la psicología animal o comparada y para el establecimiento de una psicología diferencial que, preocupada por la heredabilidad de las capacidades humanas, explica las diferencias que se dan entre los individuos. Si se repasa un momento el esquema que aparece en este apartado, se puede observar cómo de las teorías o ideas evolucionistas surgen estas dos ramas en las que brillan figuras como Romanes y Morgan, o, Galton, quien a través de Pearson influyó en Spearman y en toda la Escuela Psicométrica de Londres.

Por otro lado, la psicología experimental –véase el mismo esquema– partiendo de la psicología filosófica, se aglutina en torno a las universidades de Cambridge y Londres, donde el esfuerzo de Ward y Sully se vio traducido en la creación de los primeros laboratorios de psicología experimental ingleses. Los laboratorios de Psicología experimental de Cambridge y del “University College” de Londres fueron dirigidos inicialmente por Rivers. Ward, Sully y Rivers, acompañados de Stout, Myers, Bartlett, McDougall y Spearman, son los verdaderos artífices del despegue de la psicología científica en la universidad, donde las cátedras aparecieron tardíamente.

Estas tres diferentes ramas de la psicología (la comparada, la diferencial y la experimental) las vamos a ver desarrolladas separadamente en los próximos apartados.

inicios_psicologia

4.1. Los inicios de la psicología animal o comparada: G.J. Romanes y C. Lloyd Morgan

Como se ha visto en el capítulo I al hablar de las teorías evolucionistas, la idea de evolución hizo pensar que las técnicas utilizadas para estudiar al hombre podían generalizarse a los animales y viceversa. Así es como nació la psicología animal o comparada, que se fundamenta en el principio de la continuidad entre las funciones psíquicas animales y humanas. Queremos insisitir en que este principio presupone que existe reciprocidad y que pueden ser utilizadas, para ambos estamentos, las conclusiones extraídas del estudio e investigación de las funciones psíquicas humanas y animales.

Hay que recordar que Darwin ha sido denominado el iniciador de esta rama de la psicología, tanto por sus ideas de la continuidad mental animal-hombre, como por la publicación en 1872 de su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Sin embargo, el primer paso importante en el desarrollo de la psicología animal lo llevó a cabo George John Romanes (1848-1894), un amigo y seguidor de Darwin y de la psicología asociacionista.

Romanes fue un investigador que gozó de un cierto prestigio y que intentó ser riguroso en aquello que acometía. Su técnica de trabajo fue la observación, que en aquella época era una de la más empleadas por la ciencia. Así, su interés por los animales hizo que se acercara a su estudio emprendiendo observaciones que pretendían demarcar el campo de la psicología animal desde el punto de vista teórico. Trabajó con muchos animales desde la medusa hasta el chimpancé: por ejemplo, llevó gatos en una bolsa soltándolos a kilómetros de distancia de su casa para ver si eran capaces de orientarse y, también llevó pájaros muy jóvenes a una isla desierta para ver si de adultos emitían los mismos sonidos que sus familiares que no se encontraban aislados.

En 1882, este autor publicó su obra Animal Intelligence . Este libro es el primer texto que se escribe sobre psicología comparada. En él presenta una cantidad inmensa de datos sobre el comportamiento animal, estableciendo las bases para la argumentación sobre la relación entre animales y hombre. Se ha de entender este libro en el marco de un extraordinario interés por la mente animal que había provocado entre 1860 y 1880 innumerables notas y cartas en revistas científicas y populares, acerca de diversas e insospechadas habilidades mentales en distintos animales, y la publicación de libros no científicos que consistían en la enumeración de historias sobre animales, dispuestas una detrás de otra, sin ningún tipo de análisis crítico.

Con la publicación de Animal Intelligence Romanes quería hacer un compendio de hechos sobre la mente animal y conseguir dignificar la joven psicología comparada, pero corría el riesgo, como así fue, de ser juzgado como una pequeña mejora de los anteriores trabajos que relataban anécdotas; porque en definitiva Romanes, aunque obtuvo el material de la observación científica del comportamiento animal, también recurrió al recuento de historias populares sobre los animales, por lo que su método fue llamado, posteriormente, método anecdótico.

Romanes creía que podía observar el comportamiento animal y explicarlo en función de la mente o inteligencia que éste poseía, una mente similar a la de los humanos. Si podemos inferir el estado de ánimo de otra persona observando su comportamiento, por qué no podemos inferir la mente de los animales observando su conducta.

Algunas de sus observaciones originaron polémicas por ser excesivamente generosas en la atribución de ciertas capacidades a los animales y se le ha criticado su tendencia hacia el antropomorfismo (14) . Por ejemplo, habla de la vida emocional de las arañas, cuenta que un gato reparte migas para atraer a pájaros, que las polillas van a la luz por curiosidad, que un perro es capaz de cortar la huida en círculo de un conejo porque comprende que la línea más corta de un círculo es el arco, o, que la gallina elige a su pareja en virtud de sus colores porque tiene un sentido estético....

De todos modos, hay que tener presente que en su árbol de la evolución mental, el mismo Romanes evidenciaba que a medida que descendemos en la escala del Reino animal nuestra analogía entre la psicología humana y la del animal se debilita. En este sentido adoptó una posición antropocéntrica, ya que entiende la evolución mental como un proceso progresivo y ordenado que culmina con la mente humana. A falta de una clasificación que delimitara específicamente las facultades humanas, Romanes recurrió a la sistematización mental de Locke y los asociacionistas británicos, por ello, a continuación pueden verse las conclusiones generales de su planteamiento mental evolutivo, expresadas en estos términos:

1) Las ideas simples tales como las impresiones sensoriales, las percepciones y los recuerdos de las percepciones son comunes a animales y hombres.

2) Las ideas complejas pertenecen a algunos animales y al hombre.

3) Las ideas nocionales, los conceptos del pensamiento abstracto sólo pertenecen al hombre.

Las ideas de Romanes fueron criticadas, como hemos señalado, por su antropomorfismo y anecdotalismo, por ello no es de extrañar que surgieran voces que intentaran paliar los defectos del sistema interpretativo de este autor. Uno de los primeros en reconocer los peligros de este enfoque de la inicial psicología comparada fue Lloyd Morgan (1852-1936), quien trató de evitar las tendencias a antropomorfizar, enunciando una ley que generalmente se conoce como Ley de la parsimonia o Canon de Lloyd Morgan, que fue formulada de la siguiente manera:

“En ningún caso podemos interpretar una acción como el resultado del ejercicio de una facultad psíquica superior, si puede interpretarse como el resultado del ejercicio de una acción psíquica inferior en la escala psicológica”.

El canon de Morgan aparece en su libro Introdution to Comparative Psychology (1894) y está apoyado en amplios estudios observacionales, estudios que le llevaron a forjar la idea de que la complejidad animal casi nunca indica complejidad psicológica. Con su canon pretendía limitar al máximo las interpretaciones antropomórficas, aunque de hecho no las prohibía.

Estos planteamientos no implican que antes, en el año 1890, en su obra Animal Life and Intelligence, Morgan no estuviera cercano al trabajo de George Romanes, su predecesor y amigo por el que sentía un afectuoso respeto, pero esto no evitó que no tuviera ningún tipo de reverencia hacia su trabajo, mostrándose crítico con él y, en definitiva, deshiciera el sistema desarrollado por Romanes.

Los estudios de Morgan emplearon pollos de diferentes aves que le ayudaron a ir gestando una psicología animal más moderna, pero los trabajos más conocidos son los que realizó con su perro Tony. La observación de este foxterrier le llevó a la revisión de los datos recogidos por Romanes.

El caso de Tony, el foxterrier de Lloyd Morgan

Lloyd Morgan nos expone el caso de su perro Tony y nos presenta, describiéndola, una conducta acabada en la que se denota la inteligencia de su perro, que es capaz de abrir con el hocico el picaporte de la puerta del jardín:

“Tony, el fox-terrier, cuando quiere salir a la carretera mete la cabeza debajo del picaporte de la cancela, lo levanta y espera a que la puerta se abra. Pues bien, un observador de esta actuación inteligente del perro muy bien podría suponer que éste ha percibido claramente cómo alcanzar la finalidad que se proponía y los medios más apropiados para llevar a cabo su propósito. Cabría suponer que por la mente del perro ha pasado la siguiente cadena de ideas, no, desde luego, de una forma lógica y bien definida, pero sí de un modo rudimentario y utilizable prácticamente: ¿Por qué está cerrada la cancela? El picaporte la sujeta. Voy a levantarlo. Ahora ya no está sujeta, por tanto se abre”.

Sin embargo, Morgan cabalmente nos refiere cómo Tony consiguió aprender esta conducta, y nos muestra cómo su perro ha necesitado un cierto número de pruebas o ensayos y de equivocaciones o errores para llegar a realizar, sin tropiezos, la abertura de la cancela de la puerta del jardín. Veamos cómo lo explica:

“Me encontraba sentado junto a una ventana que da al jardín y oí que el perro salía por la puerta. Así pues, me puse a observarle. Corrió de arriba abajo junto al muro y metió la cabeza por entre los barrotes de hierro de la cancela, ora aquí, ora allá, en cualquier sitio, mirando impacientemente hacia la carretera. Hizo esto durante unos tres o cuatro minutos. Ocurrió luego que puso la cabeza debajo del picaporte, que se encuentra a una altura conveniente para que el perro pudiera hacerlo así, ya que está a unos 30 centímetros por encima del nivel del muro. De esta manera levantó el picaporte. Retiró la cabeza; y andaba mirando a cualquier parte cuando descubrió que la puerta se abría, luego salió disparado por ella. Después de aquello, siempre que le sacaba de casa yo cerraba la cancela delante de su hocico y esperaba a que la abriera por sí mismo y se reuniera conmigo. No le proporcionaba ninguna clase de ayuda, sino que me limitaba a esperar y observarle; a veces le obligaba a meterse otra vez dentro y a que abriera la puerta de nuevo. Gradualmente se iba trasladando, después de dar unos cuantos golpes con la cabeza en el sitio no adecuado, al agujero en el que estaba metido el pasador. Pero transcurrieron casi tres semanas desde que por primera vez observé estos actos del perro desde la ventana hasta que el animal se dirigió directamente y con precisión al sitio adecuado (...) Pues bien, lo que tengo especial interés en hacer constar es que lo que necesitamos es una investigación concienzuda en vez de contar anécdotas”

Morgan, C.LL. (1894). An Introduction to Comparative Psychology. Londres: Scott (pág. 287-291). Citado en Miller, G.A. (1968). Introducción a la Psicología. Madrid: Alianza, (pág. 290-291).

En este texto podemos apreciar, por un lado, la fina crítica al método anecdótico y la propuesta de un aprendizaje fruto del ensayo-error de los sujetos.

Morgan insistió en el aprendizaje por ensayo-error, posible explicación de las conductas animales que Romanes ni se había planteado y rechazó, por ello, las tesis lamarckianas que creían en la herencia de los hábitos adquiridos. Para Morgan, lo único que heredaban los animales era la disposición innata a responder a los estímulos. Como se ve, este autor se dedicó al estudio de la conducta heredada y aprendida de los animales, intentando distinguir entre ambas. Para ello llevó a cabo investigaciones en las que empleaba algunos de los términos que caracterizan a la moderna psicología del aprendizaje (al hablar, por ejemplo del “refuerzo” de modos de respuesta con éxito) y anticipó el método del aprendizaje por “ensayo y error” antes de que Thorndike hubiera realizado sus experimentos.

En cuanto al aprendizaje, opinaba que el de ensayo-error no era el único, ya que se podía aprender también a través de la imitación de las conductas observadas en los demás.

Fue extremadamente cauteloso a la hora de interpretar la conducta animal. Era capaz de observar pacientemente un animal expuesto repetidamente a una misma situación, lo cual le posibilitaba ver cómo se desarrollaba una determinada conducta. Observó a los animales en sus condiciones naturales de vida y supo, también, modificar dichas condiciones a fin de aclarar sus observaciones, lo que significó la aparición en la psicología comparada del método experimental. Esta minuciosidad en el estudio y los datos obtenidos le hicieron dudar de que los animales fueran capaces de realizar algún tipo de razonamiento, ya que para él los animales afrontan las dificultades mediante el método del ensayo y error y, por tanto, la percepción de relación como tal no resultaba necesaria.

A falta de datos convincentes de que los animales pudieran o no llevar a cabo percepción de relaciones, Morgan dejó abierta la posibilidad de que fuera descubierta en el futuro, sobre todo si se trabajaba con monos o antropoides.

Con las contribuciones de evolucionistas como Darwin, Spencer, Romanes y Morgan, la psicología comparada logró, en sus comienzos, dar grandes avances en Gran Bretaña. Sin embargo, esta línea de investigación tan prometedora no consiguió consolidarse en este país debido al dominio de un clima filosófico idealista, contrario al desarrollo de una ciencia experimental, en las universidades británicas. Tomaron el relevo los psicólogos norteamericanos, entre los que destaca el trabajo de Thorndike que se encuentra en estrecha relación con las observaciones de estos pioneros. Asimismo, hablaremos más adelante de autores alemanes como W. Köhler, que se dedicó a estudiar la inteligencia animal.

4.2. Francis Galton y la psicología diferencial

Francis Galton (1822-1911) fue uno de los grandes pioneros de la nueva psicología en Gran Bretaña, de una psicología que se orientaría, principalmente, a aclarar el problema de las diferencias individuales entre los hombres, enfoque que venía influenciado por las teorías de la evolución que dominaban el ambiente británico y por la incipiente estadística que A. Quetelet había aplicado a datos biológicos y sociales.

Galton, nacido en un ambiente burgués, pudo gozar de independencia dado el nivel económico de que disponía, así tuvo libertad para dedicar su fértil mente a muy diversas actividades, siendo la psicología solamente uno de sus muchos campos de interés. No obstante, en el campo de la psicología, que ocupó su atención al llegar a la madurez, Galton fue muy original y su inspiración no estuvo relacionada con lo que se estaba realizando en el continente, aunque conocía suficientemente los trabajos alemanes.

La originalidad investigadora de Francis Galton

Hay quien considera que Galton fue un genio original de grandes inquietudes que encarnaba perfectamente al hombre de ciencia ideal: tenía curiosidad y rápida aprehensión de los hechos, razonaba ingeniosamente y era capaz de corregir y verificar sus hipótesis manejando estadísticamente gran cantidad de datos. Así, entre otras muchas cosas tuvo un afán aventurero que le hizo recorrer la mayor parte de Africa, publicando un manual no superado todavía para los viajeros que transitan por tierras inexploradas. Inventó los mapas del tiempo, donde expresaba, con símbolos gráficos muy fáciles, los datos procedentes de los observatorios, descubriendo, en este interés por la meteorología, los anticiclones. Fue un adelantado en el uso de las huellas dactilares para la identificación personal e inventó lo que ahora llamaríamos el retrato-robot, ambos aspectos de gran utilidad policial. Intentó averiguar, mediante el recuento y la estadística, qué condados de Gran Bretaña tenían las mujeres más bonitas. También midió, por ejemplo, a través del número de bostezos, el aburrimiento suscitado por las conferencias científicas. Investigó sobre la eficacia de la oración, considerándola nula, al calcular la duración media que vivían reyes, clérigos y misioneros y compararla con la media de vida de abogados, médicos y otras profesiones burguesas que invocaban poco la intervención divina. Hizo estudioscuriosos como el tratar de entender la paranoia sospechando de las intenciones de todo el que se le acercaba. Creó y aplicó tests antropométricos a humanos, generando pruebas métricas y diversos aparatos para comprobar el efecto de la herencia en los individuos. Galton fue un hombre que se caracterizó por: a) un sorprendente ingenio a la hora de diseñar inventos y artilugios, b) una obsesión por el estudio de la herencia humana y la posibilidad de mejorar la raza y c) una aplicación constante de la cuantificación a sus estudios.

La psicología alemana, como ya se ha expuesto, quiso estudiar la mente adulta, normal y universal, no la mente de un hombre determinado o de un grupo de hombres determinado, sino la del hombre en general. Galton, como veremos, investigó cualquier tipo de mente humana. Por ello a Wundt suele considerársele como el fundador de la psicología general (la psicología de la mente adulta, normal y generalizada), mientras que a Galton se le acredita la fundación de la psicología individual (la psicología de las diferencias individuales en las capacidades humanas). Galton fue un hombre hábil y polifacético y dio un gran impulso con su versatibilidad a esta nueva rama de la psicología, con sus trabajos influenció sobre todo a la psicología británica y a la norteamericana.

Galton aunque no fue un profesional de la psicología, ni estableció teorías sistemáticas, hizo importantes contribuciones a la psicología:

  • Fue el primero en investigar y medir las diferencias individuales (es considerado el pionero de la psicología diferencial), siendo el inventor de los tests mentales.

  • Fue el fundador del primer gabinete psicométrico del mundo (Laboratorio Antropométrico).

  • Fue el primero en aplicar técnicas estadísticas a la psicología, siendo el creador de la correlación para el estudio de las relaciones entre cualidades medidas.

  • Fue el primero que estudió e intentó aportar pruebas de que los rasgos psicológicos del hombre son heredados

Estas diferentes aportaciones de Galton vamos a verlas desarrolladas algo más extensamente en los siguientes subapartados.

4.2.1. La heredabilidad de las características psíquicas

El interés por demostrar que las características individuales se heredaban proviene de la fuerte influencia de la obra de su primo Charles Darwin El origen de las especies, que provocó que diez años más tarde, en 1869, Galton editara su obra Genio hereditario, donde afirmaba que las habilidades naturales del hombre se derivaban de la herencia de la misma forma que las características físicas. En este trabajo se esforzó por demostrar que habilidades tales como ser un buen juez o un buen músico son innatas y hereditarias. Estaba convencido de que las diferencias individuales más importantes, incluidas la moral, el carácter y la inteligencia, no son adquiridas, sino innatas.

En el Genio hereditario, Galton partía de varios supuestos: 1) la existencia de una inteligencia general que hacía eminente todo aquel que la poseía (quien tuviera esta disposición sería un genio), 2) que la habilidad natural era una magnitud continua que podía cuantificarse, y, 3) que la naturaleza imponía límites más alla de los cuales no se podía aprender ni educarse. En esta obra presentaba un estudio llevado a cabo a través del análisis cuantitativo del protocolo de 400 familias seleccionadas entre lo mejor de la sociedad británica de su época, su muestra estaba compuesta por jueces, hombres de estado, militares, hombres de letras y ciencias, poetas, músicos, pintores, teólogos, etc. En estas familias halló 977 personas eminentes y 332 familias que podían ser catalogadas como “genios”.

Sin una teoría genética, en aquellos tiempos, que pudiera tratar el tema de la herencia, Galton optó por un procedimiento estadístico para poder interpretar los datos. Así demostró mediante las matemáticas que la mitad de la herencia dependía de los padres, la cuarta parte de los abuelos, y así sucesivamente. Sus investigaciones le llevaron, por tanto, a afirmar que la inteligencia se transmitía de padres a hijos.

También constató en este estudio que los hombres capacitados tendían a casarse mucho más tarde que los incapacitados, teniendo por ello más infertilidad, lo que llevaba, para él, a un futuro nefasto: el nivel intelectual de la sociedad disminuiría inexorablemente. La propuesta de Galton era también inapelable: la sociedad debería estimular los apareamientos entre los más capacitados y oponerse a los apareamientos de niveles intelectuales bajos. Así estaba surgiendo lo que sería conocido como eugenesia.

La eugenesia

A mediados del siglo XIX había un especial clima social en Inglaterra, provocado por la revolución industrial, que produjo la inmigración a las ciudades de gran número de personas. Muchos de estos desplazados acabaron siendo una masa ingente de inempleados, produciéndose así el caos del desempleo que llenó las calles de las ciudades de vagos, criminales, alcohólicos, prostitutas, niños abandonados, hambrientos y enfermos. Una escenografía que fue muy bien relatada por Charles Dickens en su obra Oliver Twist. En esta esfera no es de extrañar propuestas derivadas del evolucionismo imperante, encaminadas a mejorar la situación. Así, había posturas que defendían el darwinismo social (15) , otras que apoyaban los movimientos neo-higienistas (16) y otras que proponían una actuación política que evitara la procreación de aquellos estratos sociales bajos donde era evidente que abundaba la debilidad mental (en aquellos tiempos parecía haberse creado un nexo entre pobreza y debilidad mental). En este marco surge la eugenesia, disciplina dedicada al perfeccionamiento de la raza mediante el control de la reproducción. Hay quien ha considerado a la eugenesia como una religión secular “salvadora” que luchaba contra las imperfecciones humanas y que aspiraba a crear un “superhombre” o criatura perfecta.

Este conjunto de premisas eugenésicas ha tenido una larga, y a menudo desgraciada, historia, tanto en el plano social como en el de la psicología. El mismo Pearson, discípulo de Galton bajo estas ideas, se opuso, por ejemplo, al movimiento británico de la Lucha contra la Tuberculosis, negándose a que los sujetos fueran curados porque luego procrearían y extenderían los genes enfermos y creía que los judíos eran hereditariamente más sucios que los anglosajones. En esta línea en 1969 Arthur Jensen afirmaba que los negros son intelectualmente inferiores a los blancos y Shockley –un físico premio Nobel–, en la misma línea de Galton, creía en la importancia de incentivos fiscales para que los inteligentes tuvieran hijos y para que los no inteligentes no los tuvieran.

La eugenesia refleja una mentalidad llena de prejuicios. Sin embargo, Galton defendió más los aspectos positivos y estaba convencido de que sus puntos de vista serían un beneficio para la sociedad. No debió imaginar nunca que sus principios podrían ser la base ideológica en la que se soportarían limpiezas étcnicas y xenofóbicas.

Interesado como estaba en la heredabilidad de las características individuales, amplió sus estudios a una muestra de gemelos para diferenciar las aportaciones, tanto de la naturaleza (herencia) como de la educación (ambiente), en el carácter, la inteligencia y la conducta. Para ello, investigó con gemelos que eran educados en ambientes familiares separados y con niños que eran adoptados y criados en el mismo ambiente familiar. Concluyó que la inteligencia de los gemelos era prácticamente idéntica a pesar de la distinta educación y que la de los hijos adoptivos era inferior a la de los padres adoptivos.

4.2.2. El estudio de las diferencias individuales: el Laboratorio Antropométrico de Londres

El convencimiento que tenía Galton de la veracidad de la herencia mental, así como de la existencia de diferencias individuales, le dirigieron hacia un estudio en profundidad de las distintas capacidades humanas, unas facultades o aptitudes que a su juicio podían ser mesuradas. Sólo era necesario la creación de pruebas y aparatos que pudieran medirlas y a ello se dedicó, con verdadera maestría, en su Laboratorio antropométrico. Como el nombre indica su laboratorio estaba especializado en la medición del hombre. Por ello el Laboratorio Antropométrico de Londres se convirtió en el prototipo de lo que en el futuro serían los gabinetes psicométricos, generándose en su seno los primeros tests psicológicos. Conozcamos un poco de la historia de este laboratorio.

Breve historia del Laboratorio Antropométrico de Londres

Aunque Galton tenía desde 1882 una especie de laboratorio de tests, el Laboratorio Antropométrico de Londres fue inaugurado durante la celebración de la International Health Exhibition (Exposición Mundial de la Salud) donde se recogieron datos de 9337 personas, visitantes que por un módico precio (3 o 4 peniques) eran explorados en diferentes aptitudes y facultades. El laboratorio contaba con instrumentos para hacer gran número de mediciones antropométricas y psicométricas. Se medían estatura, peso, poder respiratorio, perímetro craneal y torácico, fuerza muscular, rapidez para golpear, audición, vista, sentido del color, tiempos de reacción y otros datos personales. La relación entre esta amplia recogida de datos para ser valorados estadísticamente y el interés de Galton por la eugenesia era obvia. Galton deseaba obtener pruebas cuantitativas sobre las capacidades humanas en gran número de atributos y facultades, y mostrar –a través del análisis de familias completas– como éstas eran comunes en un grupo familiar específico. Para la medición de estas facultades, se sirvió de cuestionarios, métodos psicofísicos y aparatos e instrumentos, pero estos aspectos los veremos en conjunto cuando abordemos el capítulo dedicado a los inicios de la psicología aplicada, en donde ahondaremos en la constitución de los primeros tests.

En 1888 Galton trasladó el Laboratorio Antropométrico a la Sección de Ciencias del South Kensington Museum de Londres, donde lo mantuvo durante seis años, pasando posteriormente a la Universidad de Londres.

4.2.3. La aplicación de la estadística a la psicología

Galton, influenciado por los trabajos de Quetelet, fue el primero en aplicar sistemáticamente la estadística a los datos psicológicos, siendo el inventor de la correlación estadística y el autor del primer método para calcularla. Con la ayuda del matemático inglés Dickson desarrolló el índice de correlación, que se llamó inicialmente la función de Galton.

El uso impresionante de las matemáticas en sus trabajos y publicaciones despertó el interés y la admiración de algunos jóvenes matemáticos más capacitados que él. Así encontramos en Pearson el discípulo incondicional que continuó y desarrolló el trabajo estadístico de Galton, aportando nuevas técnicas derivadas de los trabajos anteriores y de los suyos propios, como la desviación típica, el coeficiente de correlación, la regresión o el chi-cuadrado. La tradición estadística y biométrica de Galton y Pearson continuó en manos de Spearman, abriéndose el camino de la futura psicometría.

La Escuela Psicométrica de Londres

La Psicología diferencial, iniciada en Londres por Galton, va a caracterizarse, como hemos dicho, por la investigación de las capacidades y facultades psíquicas en que los hombres se distinguen o diferencian, interesándose inicialmente por las aptitudes intelectuales para, posteriormente, preocuparse por el estudio métrico de la personalidad. Los psicólogos diferenciales trataron de hallar pruebas para medir tales diferencias elaborando técnicas cuantitativas mediante la utilización de estadísticas correlativas, factoriales y normativas.

Aunque podamos hallar en la cabeza de esta escuela psicométrica a personajes como Galton y Pearson, no cabe duda de que Spearman es la verdadera piedra de arranque de esta Escuela dedicaba al trabajo psicométrico. Spearman debe ser destacado por su gran contribución al estudio de la inteligencia: en toda actividad inteligente intervienen dos factores, uno general, el factor G, que es universal y otro específico, el factor e, propio de cada tarea y no correlacionado con G. La Escuela Psicométrica de Londres, de gran tradición, ha contado entre sus miembros con autores como: Spearman, Burt, Vernon, R.B. Cattell y H.J. Eysenck.

La influencia de los trabajos de esta línea de investigación fue fundamental en la psicología que se generó a lo largo de los siguientes treinta años en Gran Bretaña, dando como resultado el marcado sello matemático y hereditarista que la psicología inglesa mantuvo –y que la caracterizó– durante muchas décadas.

4.2.4. Otras aportaciones de Galton a la psicología

A pesar de que en general podemos considerar los trabajos de Galton de carácter más aplicados que teóricos, Galton también se interesó enormemente por el establecimiento de la psicología como ciencia y discutió sobre la utilidad de la introspección, creyéndola válida para el informe de lo que estaba sucediendo en la mente del sujeto.

En ese sentido estudió a través de la introspección las imágenes mentales, comprobando que en la formación de ellas había diferencias individuales, de tal forma, que mientras había sujetos que las empleaban frecuentemente, en otros no aparecían nunca. Así, había personas que en su proceso de pensamiento empleaban otros recursos que no eran imágenes. A esta conclusión llegarían pocos años después, a través de estudios experimentales, los miembros de la Escuela de Würzburg, como veremos más adelante.

El pensamiento también fue objeto de estudio para Galton, él creyó que lo que constituía el material básico del mismo eran cadenas asociativas de recuerdos. Con el fin de poder estudiar este proceso utilizó la asociación libre, desarrollando así el test conocido como “test de asociación de palabras” –pionero de este tipo de tests, que incluso fue utilizado en el Laboratorio de Wundt–, en el que a partir de un conjunto de palabras arbitrarias, se registraban las asociaciones que el sujeto producía en un intervalo temporal de cuatro segundos desde la exposición de la palabra.

4.3. La psicología experimental

Tal como se ha adelantado en la pequeña introducción a este tema, el clima de las universidades inglesas de finales del siglo XIX era muy distinto del imperante en las universidades alemanas. En general las instituciones académicas universitarias desechaban la investigación y sus profesores se hallaban bajo el influjo de una filosofía idealista de corte neo-hegeliano. Todo esto causó un retraso considerable en la aceptación de la nueva psicología experimental.

Los pioneros de la psicología británica, en este marco, fueron los filósofos James Ward (1843-1925) y James Sully (1842-1923). Se les considera así porque, por un lado, Ward fue el autor del artículo de la Enciclopedia Británica que en 1886 introdujo la nueva disciplina a los británicos, el fundador del primer laboratorio establecido en la Universidad de Cambridge en el año 1897 y quien años antes había intentado un primer proyecto de fundación de un laboratorio de psicofísica, pero que el Senado impidió porque pensaba que el establecer escalas o mediciones del alma humana iba contra la fe religiosa, más tarde conseguiría, sin embargo, 50 libras para comprar aparatos psicofísicos. Por otro lado, James Sully, profesor de filosofía de la Universidad de Londres, es también uno de los pioneros porque estableció en el mismo año que Ward, o sea, en 1897, el laboratorio de Londres y escribió, además, los primeros libros de texto de la nueva disciplina.

Los dos laboratorios de psicología experimental creados por Ward y Sully, en Cambridge y en Londres respectivamente, tuvieron que ser dirigidos, a falta de una tradición y preparación en este tema por parte de sus creadores, por William Rivers (1864-1922).

Rivers procedía de la Universidad de Londres. Su curriculum era el adecuado, había trabajado en el Hospital Nacional de Londres, donde conoció a Jackson, uno de los fisiólogos ingleses más eminentes. Debido a su influencia y a los estudios realizados en Alemania, había dado unas clases de psicología experimental en Londres a petición de Sully, y había realizado investigaciones sobre la visión del color. Además, había colaborado con Kraepelin en Heidelberg en unas investigaciones sobre la fatiga.

Al poco de estar Rivers al frente de los dos laboratorios, la Universidad de Cambridge preparó en 1899 una expedición al Estrecho de Torres, dirigida por el antropólogo A.C. Haddon. Rivers se incorporó como psicólogo, junto a sus discípulos William McDougall y Charles Myers, iniciándose así su interés por la antropología y una cierta línea de investigación que con el tiempo conducirá a la psicologia inglesa hacia una psicología de marcado corte social.

Rivers, McDougall y Myers viajaron con un laboratorio portátil para obtener datos sobre los habitantes de las Islas Melanésicas situadas al norte de Australia, querían comparar los resultados obtenidos en una exploración psicofísica en una muestra de británicos con los resultados obtenidos de pasar estas mismas pruebas a personas de otras culturas. La participación en esta expedición como expertos en psicología les dio fama en su país. Registraron los tiempos de reacción de los nativos y la estimación de intervalos temporales, recogieron mediciones psicofísicas de los sentidos y de la capacidad memorística, comprobaron la fatiga y el poder muscular, entre otros aspectos. Comprobaron con sorpresa que en los promedios se obtenían resultados parecidos.

Por otro lado, a nivel institucionalizador Rivers jugó un papel importante, junto a Sully, a Ward y a Myers, ya que fue cofundador de la Sociedad Británica de Psicología junto a Sully en 1901, y colaboró con Ward y Myers en la creación de la revista British Journal of Psychology en 1904.

El Laboratorio de Cambridge fue dirigido, como hemos dicho, primero por Rivers, a éste le sucedió Myers, al regreso de la expedición al Estrecho de Torres, y a éste un discípulo de Myers, Rivers y Ward, el eminente Frederic C. Bartlett (1886-1969), quien jugó también un papel relevante en la institucionalización de la psicología inglesa desde su cargo de director, durante más de 20 años, de la revista British Journal of Psychology.

En relación al Laboratorio de Londres, cabe mencionar que la Universidad de Londres se mostró más favorable a la psicología experimental. Allí James Sully consiguió unos locales y compró los aparatos del Laboratorio de Friburg, que había sido cerrado después de la marcha a Estados Unidos de su director, Hugo Münsterberg, discípulo de Wundt y primordial protagonista de la inicial psicología aplicada en América. El Laboratorio de Londres, como ya hemos comentado, fue inaugurado en 1897, poco después del Laboratorio de Cambridge, y fue supervisado por Rivers, quien tuvo que compatibilizar la dirección de los dos laboratorios.

En 1900, el laboratorio de Londres quedó en manos de William McDougall (1871-1938) que acababa de regresar de la expedición al Estrecho de Torres que había realizado junto a Rivers y Myers. A McDougall, que desarrollaría parte de su psicología en Estados Unidos, le sucedió Charles Spearman, quien lo convirtió en el centro de irradiación de la Escuela Psicométrica de Londres, de la que hemos hablado brevemente en este mismo tema.

No nos gustaría cerrar este apartado sin destacar la figura de Charles Samuel Myers (1873-1946) que puede ser considerado como uno de los más importantes líderes de la psicología británica, pues aparte de una brillante carrera en el campo de la psicología experimental, fue el impulsor de la psicología industrial británica, que tuvo un claro papel en el desarrollo de la psicología aplicada, permitiendo, a su vez, implantar una labor profesional de gran demanda y utilidad.

5. La psicología científica americana

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

La psicología científica que se había desarrollado inicialmente en Alemania, encontró un buen campo de cultivo en Estados Unidos en donde creció con gran fuerza, produciéndose una rápida expansión.

Una explicación a este hecho la podemos hallar en la idiosincrasia peculiar de sus habitantes. Recuérdese que Estados Unidos era un país joven, si lo comparamos con la clásica e histórica Europa. Allí los colonos que habían emigrado del viejo continente buscaron crear una nueva civilización. Para ello tuvieron que enfrentarse a un mundo nuevo por explorar, que estaba repleto de situaciones conflictivas y peligrosas. Debieron ser capaces de sobrevivir en medios hostiles y aprender a ajustarse a los cambios. Esto les llevó a valorar sobremanera aquello que era útil y les ayudaba a resolver los problemas. Los americanos generaron durante el surgimiento de su país, y especialmente con la conquista del oeste territorial, un sentido práctico, donde los nuevos aparatos y los nuevos descubrimientos y hallazgos eran esenciales para su adaptación. Se otorgó a la tecnología un valor supremo y lo primordial fueron los logros prácticos. Estos planteamientos subyacen en la única filosofía autóctona del país: el pragmatismo, y permiten comprender por qué los americanos recibieron tan bien las teorías del evolucionismo británico.

El pragmatismo

El pragmatismo se genera entre 1872 y 1874 en el Club Metafísico de Boston, donde un grupo de autores educados en Harvard se reúne para discutir sobre filosofía. El pragmatismo es un híbrido entre la filosofía asociacionista del inglés Alexander Bain, el idealismo alemán de Inmanuel Kant y las teorías de la evolución creadas por el británico Charles Darwin. En oposición a la filosofía del sentido común de la escuela escocesa que imperaba en ese momento en todo el país, este grupo de autores proponen un enfoque en el que la mente es vista desde una posición naturalista. Como se ha comentado, su principal característica es el culto al utilitarismo y los efectos prácticos.

El pragmatismo imprimió su sello en la psicología norteamericana. Sus autores más representativos fueron Charles S. Peirce (1839-1914) y William James (1842-1910). Peirce dirigió los primeros trabajos sobre psicofísica que se llevaron a cabo en Estados Unidos y William James se convirtió, como veremos, en el padre de la psicología americana.

Pero la contextualización social de un país emergente abierto a lo nuevo y con deseos de incorporar tecnología no es la única causa que puede explicar el desarrollo vertiginoso de la psicología científica en Estados Unidos, otras razones las podemos encontrar en su desarrollo intelectual universitario que fue evolucionando lentamente desde mediados del siglo XVII, provocando una especial situación en el carácter de sus universidades antes del último cuarto del siglo XIX.

Para comprender el resultado final, debemos conocer esta evolución. Distintos historiadores de la psicología han visto –a pesar de que realmente existe una cierta continuidad– cuatro diferentes etapas en la psicología americana.

Etapas de la psicología americana

A continuación hacemos un breve detalle de todas las etapas de la psicología americana, aunque es en las dos primeras donde se produce el clima intelectual del que procede la psicología filosófica americana anterior al surgimiento de la psicología científica.

1) Etapa de la filosofía moral y mental (1640-1776): en este período Harvard, la que sería más tarde una de las más importantes universidades estadounidenses, implanta un currículum estable. La psicología que se imparte desde la filosofía se caracteriza por un enfoque escolástico, donde lo que impera es el conocimiento teológico. Este escolasticismo empieza a tener una cierta alternativa con la llegada del empirismo de Locke, a través de su obra Ensayo sobre el entendimiento humano (1714). Al final de esta etapa se introducen las ideas de Thomas Reid (1710-1796), cabeza visible de la Escuela Escocesa del Sentido Común, corriente filosófica que dominará la próxima etapa.

2) Etapa de la filosofía intelectual (1776-1886): en este período la filosofía escocesa representa el currículum universitario establecido, dominando en toda la enseñanza. Los trabajados de los empiristas (Locke, Berckeley y Hume) y de los idealistas alemanes fueron sustituidos por los textos de Reid, su discípulo Stewart y sus seguidores americanos. Como señala el historiador estadounidense Thomas Leahey: “la filosofía escocesa era la ortodoxia norteamericana”. En consecuencia, la psicología filosófica americana de aquellos tiempos estuvo guiada por la filosofía de la Escuela Escocesa del Sentido Común, dando por ello un gran énfasis al estudio de las facultades mentales.

Dentro de este mismo contexto tomaron relevancia las prácticas frenológicas, importadas a Estados Unidos por los europeos Spurzheim y Combe y popularizadas “a la americana” por los hermanos Fowler, quienes las vieron como un negocio lucrativo.

La orientación escocesa se mantuvo como centro de la psicología filosófica americana hasta que el pragmatismo, y más tarde el funcionalismo, hicieron su entrada en el último tercio del siglo XIX. En esta época se inicia también lo que se ha conocido como la “era de los libros de texto americanos”. Surgen así los primeros libros autóctonos de psicología entre los que destacan los de McCosh (1811-1894) y los de Porter (1811-1912).

3) Etapa del renacimiento americano (1886-1896): en esta etapa se da un progresivo abandono de la psicología filosófica y empiezan a darse los pasos hacia la consecución de una psicología científica y de una independencia disciplinar. Nos adentraremos en este período unas páginas más adelante y es el que da la base al capítulo que estamos tratando. Como se verá en esta época se institucionaliza la psicología americana.

4) Etapa del funcionalismo americano (1896 en adelante): en este período aparece el funcionalismo psicológico americano con la publicación del artículo de John Dewey (1859-1952) “El concepto de arco reflejo en psicología” de 1896. Esta etapa se verá desarrollada ampliamente en el capítulo 4, cuando tratemos lo que ha sido conocido como el “período de las grandes escuelas” o también el “período de la lucha de escuelas” (estructuralismo, funcionalismo, conductismo, psicoanálisis, Gestalt, etc.)

Esta rápida visión evolutiva, nos puede hacer comprender que las universidades americanas, organizadas en colleges al estilo británico, presentaran a mediados del siglo XIX un franco retraso en relación a las europeas, dado que durante un largo período (las etapas 1 y 2 que acabamos de señalar) estuvieron dominadas por un marcado sesgo religioso que hizo que se descuidaran las ciencias naturales. Esto motivó, en ese tiempo, el éxodo de muchos jóvenes hacia Europa y, muy especialmente, hacia Alemania, lo que provocó, a su vez, la necesidad de una reforma universitaria que paliara esta emigración estudiantil (17) . Se apostó por el modelo de la universidad alemana y este cambio favoreció a la nueva psicología que penetraba por entonces en América, dado que llevaba consigo los laboratorios, fiel exponente del avance tecnológico. Por otro lado, tras la guerra civil americana, la educación se había ido haciendo paulatinamente más secular y el pensamiento intelectual fue adoptando el naturalismo propio de la psicología científica.

La frenología en EE.UU.

“A comienzos del siglo XIX un colega de Gall, Johann Spurzheim, inició un triunfal viaje por EE.UU.; aunque el rigor del mismo acabó con su vida al cabo de unas pocas semanas. Le siguió el frenólogo británico George Combe quien fue muy bien recibido por los educadores y los presidentes de diversos colleges. Sin embargo, sus conferencias resultaron demasiado teóricas para la audiencia estadounidense y la frenología acabó cayendo en manos de dos laboriosos hermanos de marcado espíritu empresarial, Orson y Lorenzo Fowler. Éstos minimizaron el contenido científico de la frenología, maximizaron las aplicaciones prácticas y establecieron un despacho en Nueva York donde acudían clientes para que se leyera su carácter a cambio de unos honorarios. Escribieron, sin tregua, sobre los beneficios de la frenología y publicaron una revista frenológica (...) Viajaron por el país (...), dando conferencias y retando a los escépticos (...) La frenología de los hermanos.

Fowler llegó a ser extremadamente popular, gracias al atractivo que ejercía para el carácter norteamericano”. Leahey, Th. (1998) Historia de la Psicología. Madrid: Prentice Hall.

Podemos decir así, que la vieja psicología filosófica americana, que se había configurado desde distintas tendencias como la Filosofía moral y mental escocesa, la orientación frenológica y la tradición empírico-asociacionista, empieza a experimentar cambios que son producto de la influencia del evolucionismo británico y de la psicología experimental alemana. Estos cambios podemos concretarlos en la siguiente tabla:

caracteristicas La psicología americana debe mucho a dos personajes europeos: Wilhelm Wundt y Francis Galton. La psicología americana, como se ha dicho a menudo, heredó el aparato y el cuerpo de Wundt pero su mente y su inspiración provenían de Galton.

Los encargados de trasladar estos planteamientos fueron los psicólogos americanos que se formaron en Europa. Muchos de ellos, de su paso por Leipzig se llevaron el modelo organizativo y de trabajo de Wundt, con su especial énfasis en la investigación de laboratorio y de su contacto con Galton, James Mckeen Cattell, importó el interés por el estudio de las diferencias individuales.

El cambio hacia una psicología científica comenzó en torno a 1880 y en poco más de quince años se había institucionalizado como ciencia y disciplina. Había cambiado totalmente el panorama, en ese momento ya existían numerosos laboratorios, revistas especializadas y se otorgaban doctorados en psicología. Este desarrollo es fruto del trabajo de diferentes autores americanos, que podemos dividir históricamente en dos grupos:

5.1. La generación de 1880

5.1.1. William James: padre de la psicología americana

William James (1842-1910) es considerado por muchos autores como el psicólogo americano más importante y como el gran precursor del movimiento funcionalista en Estados Unidos. Fue un profundo pensador, plural y de amplias miras; se acercó a la conciencia humana desde diversos puntos que le hicieron interesarse por los procesos mentales conscientes y racionales, pero, también por los subconscientes y por otros temas como la hipnosis, el espiritismo, la telepatía y las experiencias religiosas. Como otros fundadores de la psicología científica combinó, en definitiva, la fisiología y la filosofía.

Tras una muy heterogénea educación, y después de algunas crisis personales, se doctoró en medicina, ocupando distintos puestos en Harvard. Empezó dando cursos de fisiología y psicología fisiológica y acabó ocupando una cátedra de Psicología, aunque en sus últimos años ejerció como profesor de filosofía, con la que siempre se había relacionado y donde había profundizado dando un sentido psicológico al pragmatismo, convirtiéndose en uno de sus líderes.

En 1875 comenzaron sus clases de Relaciones entre la Fisiología y la Psicología, justamente en el mismo año en que Wundt empieza las suyas en Leipzig (Alemania). Como Wundt, también él crea en 1875 un laboratorio donde dispone de distintos instrumentos. Un laboratorio que bien podría haber sido el primer laboratorio de psicología del mundo, pero que no lo fue al desbancarle el de Leipzig. Los historiadores de la psicología, probablemente han visto en el de James un laboratorio privado, ubicado en un modesto local, que se decidaba especialmente a la docencia más que al trabajo experimental, y que no tuvo un reconocimiento institucional hasta bastante más tarde que el de Wundt.

Su poco gusto por la investigación hizo que su pequeño laboratorio no experimentara, durante años, grandes desarrollos. Fue en 1890, año en el que Stanley Hall crea en la Universidad de Jonhs Hopkins el primer laboratorio de psicología experimental americano, que recibe ese título a pesar de la existencia del de James, cuando este autor –sin duda molesto por la actitud prepotente de su discipulo Hall, que se había formado precisamente en el laboratorio de Harvard– decide impulsar su actividad. Por ello, en 1892 ofrece a Hugo Münsterberg su dirección quien, gracias a la preparación obtenida en Leipzig y a su ganado mérito de experimentalista, supo hacerle alcanzar el nivel deseado por James, convirtiéndolo en uno de los mejores de América.

Como se ve, William James no practicó el experimento, como tampoco lo hicieron muchos de los fundadores de la psicología en Europa, y no fue ésta la forma que tuvo de motivar el interés por la psicología entre sus discípulos. Su gran influencia en la psicología no proviene, como decíamos, de un trabajo minucioso en el laboratorio, sino de una completa obra psicólogica en la que invirtió doce años de su vida, sus famosos Principios de Psicología de 1890 que supieron captar, con un lenguaje atrayente, el interés de cuantos lo leían y despertaron en muchos la vocación por la psicología.

Este libro ha sido considerado por todos como uno de los textos más influyentes, no sólo de la psicología americana, sino del desarrollo histórico global de la psicología. Sus 1393 páginas, editadas en dos volúmenes, reflejan e integran el pensamiento psicológico de James, aunque su amplia exposición tuvo que resumirla para hacerla más accesible en el Compendio de Psicología de 1892.

Dado que es en los Principios de Psicología donde James expresa su posición psicológica, nosotros vamos a recurrir a ellos para destacar algunas de las más importantes opiniones teóricas de este autor.

James considera la psicología como una ciencia natural, más específicamente como una ciencia biológica. En el primer capítulo de los Principios la define como “la ciencia de la vida mental, tanto en sus fenómenos como en sus condiciones”, los fenómenos son la experiencia consciente y las condiciones el cuerpo organizado, en especial el cerebro. Posteriormente, en el Compendio señalaba que la psicología era la “descripción y explicación de los estados de conciencia en cuanto a tales”.

El objeto de estudio de la psicología lo concretó James en tres puntos que han sido posteriormente como un modelo clásico de la psicología:

  • Estudio de las aferencias, procesos antecedentes y condiciones inmediatas (todo lo que se refiere al mundo de las sensaciones).

  • Estudio de las eferencias, procesos consecutivos, respuestas (el mundo de los movimientos).

  • Estudio de los procesos centrales que intervienen o mediatizan la conexión entre sensación y movimiento.

Se trata de un esquema que puede ser presentado así:

formula

Lo que significaría que la psicología estudía los estímulos (E) que recibe el sujeto desde el mundo externo, su organismo (O) que los manipula activamente a través de los procesos superiores y las respuestas (R) que da el sujeto, o sea, su comportamiento.

Aunque en sus Principios presenta la reflexión sobre todos estos temas de la Psicología, a nuestro juicio, su interés fundamental se centra en los procesos mentales, considerados como actividades funcionales que tienen un valor extremo para la supervivencia humana.

En cuanto a los métodos que debía emplear la psicología, fue abierto a todos ellos. El principal método era la introspección, seguida del experimento y de los métodos que comparaban hombres, animales y “salvajes”.

Centrados ya la definición, el objeto y los métodos de la psicología, vamos a comentar la concepción teórica de James en relación a la conciencia, eje fundamental de la vida humana.

James estuvo convencido de que el contenido de la conciencia era mucho menos importante que lo que hacía la conciencia. Es primordial para nosotros la función que ésta realiza, ya que la conciencia es la que crea y está al mismo tiempo a nuestro servicio pendiente de los fines de nuestro organismo. Es la que se encarga de nuestra supervivencia adaptándonos al entorno, y lo hace de una forma activa, nunca pasiva, pues elige y actúa siempre con un fin.

Como se observa, para James, nuestra conciencia es fundamental para que podamos seguir viviendo. Es su función vital guiar al organismo hacia los objetivos precisos para su supervivencia, seleccionando en el transcurso de la acción lo que es más apropiado para satisfacer las necesidades del individuo. La conciencia se convierte, así, en una estructura biológicamente relevante.

Este sello adaptativo que da James a la conciencia, producto sin duda de la influencia del evolucionismo británico, será una constante en la siguiente generación de psicólogos americanos.

La conciencia de la que habla James es una conciencia bien distinta de la que nos presenta Wundt, ésta no está constituida por unidades o elementos que se asocian entre sí, sino que es una corriente que fluye. Segmentarla en elementos es producir la pérdida de sus cualidades primarias, su carácter fluido, dividirla en partes lo único que hace es distorsionarla. James la compara a un río o corriente, y, por eso la llama corriente de pensamiento.

“La conciencia no aparece cortada en pedazos por sí misma. Palabras como “cadena” o “tren” no la describen convenientemente tal y como se presenta en primera instancia. No es algo compacto: fluye. “Río” o “corriente” son metáforas mediante las cuales se la describe con mayor naturalidad. En adelante, al hablar de ella la llamaremos corriente del pensamiento, de la conciencia o de la vida subjetiva”

James, W. (1890). Principios de Psicología. México: Fondo de Cultura Económica, 1989.

Las características fundamentales de la conciencia, según James, son:

1 ) La conciencia es personal, los pensamientos le pertenecen a alguien, no son compartidos.

2) La conciencia cambia constantemente. Ningún estado que haya ocurrido podrá volver a ser idéntico a lo que fue antes, pueden ser parecidos, pero no iguales.

3) La conciencia es notablemente continua, aunque se dan grados de conciencia. Puede haber interrupciones como en el sueño. Los estados de conciencia se sobreponen unos con otros, tienen altibajos. Estas dimensiones extras de la conciencia se consideran como una dimensión de la atención. James habla de grados de conciencia.

4) La conciencia es selectiva. Ella escoge, selecciona. Sólo una pequeña parte del mundo que nos rodea es efectivo y estimula nuestra conciencia. Este principio de selección, de acuerdo con James, es un principio de relevancia. Nuestra conciencia selecciona o elige aquello que es relevante para cada momento o circunstancia.

El planteamiento de una conciencia personal le obliga a generar una teoría del Yo ( self ).

La teoría del Yo en James

Para James hay dos tipos de Yo: el Yo empírico y el Yo puro o Ego puro.

El Yo empírico es para James “la suma total de todo lo que puede llamar suyo, no nada más su cuerpo y sus facultades psíquicas, sino su ropa y su casa, su esposa e hijos, sus antepasados y amigos, su reputación y sus obras, sus tierras y caballos, y su yate y su cuenta en el banco”. Este Yo empírico estaría compuesto por: un Yo material (el propio cuerpo del individuo y todo lo que posee), un Yo social (la representación o imagen que de él tienen cada uno de los que le conocen) y un Yo espiritual (sus facultades o disposiciones psíquicas).

En cuanto al Yo puro o ego puro, es el que nos permite saber que somos nosotros mismos independientemente de los cambios que se produzcan en nuestro entorno, tanto externo como interno. Este es el yo que nos identifica, que nos da una identidad personal.

En relación a los estados mentales de la conciencia, y bajo la idea de que el cerebro es la condición corporal inmediata de cualquier proceso mental, James mantuvo que tenían dos tipos de efectos corporales, dado que toda conciencia es, a su juicio, motora:

  • Al menos que no exista alguna inhibición por otros estados mentales o ideas, el pensamiento de un acto conduce automáticamente a su ejecución. Ésta es la base teórica de la acción ideomotora.

  • Por sí mismo, todos los estados mentales producen cambios corporales, algunos observables externamente y otros no (como la tasa cardiaca o las secreciones glandulares).

Este planteamiento de la teoría motora de la conciencia va a influir notablemente en la psicología americana que se desarrollará en los siguientes treinta años.

Por otro lado, James elabora una compleja teoría del instinto, la cual defiende que el ser humano es el animal que mayor número y diversidad de instintos posee, en parte por su complejidad orgánica y, en parte, por la complejidad de su entorno. James defiende el instinto como la facultad de actuar en un modo determinado, y con un fin determinado, sin conocer el fin en el momento de actuar y sin educación previa al respecto, introduciéndolos en la esfera de la motivación humana. Los hombres actúan, la mayoría de las veces, movidos por las tendencias instintivas e innatas y pocas por motivos racionales.

Señala el carácter impulsivo e irracional del instinto, pero considera que puede ser modificado por la experiencia, por los hábitos.

Los sujetos humanos “debido a su memoria, a su poder de reflexión y a su poder de inferencia, éstos (se refiere a los instintos) vienen a ser sentidos por él en conexión con una previsión de sus resultados, una vez que ha cedido a ellos y experimentado sus resultados en una ocasión”

James, W. (1890). Principios de Psicología. México: Fondo de Cultura Económica, 1989.

En otras palabras, una vez que se ha producido una conducta instintiva y se han experimentado sus resultados, el hombre es capaz de conectar cada uno de los instintos con una previsión de consecuencias. Por ese motivo, según James, las reacciones instintivas pueden ser inhibidas por los hábitos.

Finalizaremos este breve recorrido por James, en el que hemos dejado en el tintero temas tan importantes como la memoria, la atención, el razonamiento, la asociación, los actos voluntarios, etc., con una de sus teorías más conocidas, la que trata la emoción.

Para James la emoción es la reverberación orgánica de los movimientos corpóreos. Frente al punto de vista más habitual y común que señala que la percepción mental de un hecho es la que excita la afección mental, o sea, la emoción y que es ésta la que ocasiona la expresión corporal –teoría central de la emoción–, el comportamiento emotivo, James sostenía una teoría periférica en la que eran los cambios corporales los que seguían directamente a la percepción del hecho excitante, siendo la emoción la sensación que aparecía al ocurrir dichos cambios. Esto convertía a la emoción en el resultado y no en la causa de los cambios corporales. Por ejemplo, cuando vemos un animal feroz empezamos a temblar y es la percepción de ese movimiento muscular la que nos hace experimental el miedo. Su teoría puede resumirse en frases tales como: Nos sentimos tristes porque lloramos y tenemos miedo porque temblamos.

James llegó a esta conclusión sobre la emoción un año antes que Lange (un discípulo danés de Wundt), siguiendo caminos independientes. En consecuencia la teoría en cuestión se conoce como teoría de James-Lange. Su carácter innovador, original, y, hasta cierto punto ilógico, provocó en su tiempo y durante muchos años el debate y la réplica, dando lugar a diferentes teorías alternativas de la emoción.

Toda la obra de William James, sobre todo sus Principios de Psicología, como hemos dicho, ejerció una influencia decisiva sobre el desarrollo de la psicología americana, y se le considera por ello el padre de la psicología en ese país.

5.1.2. Stanley Hall: principal institucionalizador de la psicología americana

Granville Stanley Hall (1844-1924) fue un gran pionero, no dejó el mismo tipo de huella que James, pero su papel predeterminó la institucionalización de la psicología en la década de los ochenta.

Fue discípulo de James en Harvard, consiguiendo en esa universidad el grado de doctor en psicología en 1878, el primero que se concedía en Estados Unidos en esta especialidad. Sus deseos de ampliación le llevaron a Alemania, quería estar con Helmholtz y Du Bois-Reymond en Berlín, y ver a Wundt en Leipzig. Justamente en el curso 1879-1880, año en que Wundt considera fundado su laboratorio de psicología, Hall estudia la nueva psicología experimental alemana, siendo el primer norteamericano que se forma en la orientación wundtiana.

A su regreso, y después de diferentes abatares académicos, Hall ejerció de profesor de pedagogía y de psicología en la Universidad de John’s Hopkins desde 1884, fundando allí un laboratorio de psicología experimental y la primera revista de psicología americana. En 1888 se trasladó a la Universidad de Clark, para dirigirla y organizarla. En este centro el departamento de psicología llegaría a ser el más importante.

El papel institucionalizador de Hall, del que ya hemos avanzado algunos datos, queda evidenciado en los siguientes puntos:

  • Fundó el que ha sido llamado el primer laboratorio psicológico americano, en la Universidad de John Hopkins (1883), donde dirigió la primera escuela de psicología para graduados.

  • Organizó y presidió la Universidad de Clark, donde potenció su departamento de psicología.

  • Fundó la primera revista psicológica americana The American Journal of Psychology en 1887. Pero no se limitó a ésta, además crea Pedagogical Seminary (1891), Journal of Religious Psychology (1904) y Journal of Applied Psychology (1917).

  • Organizó y fue el primer presidente de la American Psychological Association –APA– (Asociación Americana de Psicología), en 1892.

Acercándonos ahora a las facetas más teóricas de Stanley Hall, deberíamos conocer que defendió la inclusión de la psicología entre las ciencias naturales y vio clara la necesidad del distanciamiento de la metafísica, tal como hicieron el resto de los fundadores de la psicología científica. Sin embargo, nos expone una formulación amplia de lo que es para él la psicología en la que incluye el estudio de la experiencia consciente e inconsciente, religiosa, social, genética e individual, teniendo presente tanto la vida animal y humana, como la normal y patológica.

Hay quien ha definido su Psicología como genética, funcional y dinámica, por su interés en los aspectos evolutivos del hombre, el acento en la función de la conciencia y su cercanía a las posturas dinámicas del psicoanálisis.

De hecho, Hall es un pionero de la psicología evolutiva, de la psicología genética como él prefería llamarla, siendo en la década de los noventa cuando más la impulsa. En el año 1891 creó el “Movimiento para el estudio del niño” y en años posteriores fue dejando evidente la necesidad de un estudio científico de la infancia. Con la ayuda de muchos maestros y escuelas norte-americanas, a los que pasó cuestionarios, fue determinando los estadios del desarrollo infantil. Su interés por la psicología evolutiva hizo que se centrara además de en el niño, en la adolescencia y en la senectud. La psicologíade la educación fue, también, una de las áreas que introdujo a través de conferencias y publicaciones. Este interés por la intervención del psicólogo en el marco escolar, le hace ser partícipe del movimiento que se estaba produciendo en torno a la necesidad de una psicología aplicada.

Concordó, como decíamos, con el psicoanálisis, lo que le hizo profundizar en la psicología del sexo. Se considera a Hall como el introductor de esta escuela psicológica en Estados Unidos, ya que invitó a Freud y a Jung a dictar conferencias en 1909. En esa fecha se celebraba en la Universidad de Clark el 20 aniversario-de su fundación y Hall organizó, con motivo de ello, una Conferencia de Psicología, a la que asistieron los más importantes psicólogos americanos, en ella Freud dictó cinco conferencias que versaron sobre el método psicoanálitico, el inconsciente y la sexualidad infantil. Por su parte, Jung mostró el test de asociación de palabras que venía empleando para la determinación de los complejos del inconsciente. Freud reconoció, más tarde, que estas conferencias habían sido el primer reconocimiento de su trabajo psicoanalítico.

5.2. La generación de 1890: Baldwin y Cattell

Después de los hombres de la década de 1880, pronto aparecieron otros autores, algunos formados en Europa y otros sólo dentro de la Universidad norteamericana, que fueron los responsables del asentamiento y despegue de la Psicología americana convirtiéndose en los líderes de la psicología después del cambio generacional. Componen esta generación autores como Sanford, Cattell, Baldwin, Jastrow, Münsterberg, Scripture o Titchener. Nosotros vamos a dedicar cierta atención a dos de estos autores: Baldwin y Cattell.

James Marck Baldwin (1861-1934), al igual que otros psicólogos americanos, fue discípulo de Wundt y, por consiguiente, siguiendo su ejemplo creó distintos laboratorios experimentales para el estudio de la psicología. Pero su influencia más notable la encontramos en James del que tomó un punto de vista funcional y una decidida oposición al estructuralismo.

Esta orientación le hizo dar énfasis a los procesos individuales de adaptación al entorno. El objeto de la psicología era el pensamiento, proceso que tenía la función vital de la adaptación a través de la resolución de problemas.

Baldwin prácticamente no experimentó en el laboratorio, aunque a lo largo de su vida creará varios en las distintas universidades en las que ejerció docencia. Se trata más bien de un teórico de la psicología. Aunque sus planteamientos a veces resultan complejos, podemos resumir y sintetizar sus conceptualizaciones en relación a la conciencia en los dos siguientes puntos:

  • El pensamiento aparece en el proceso evolutivo, como un proceso adaptativo, un instrumento que selecciona y elige permitiendo alcanzar lo que es útil. Esta actividad adaptativa la aprende el ser humano a través del ensayo-error y de la imitación.

  • El ser humano y su conciencia se van articulando progresivamente dentro del grupo social al que pertenecen y va tomando conocimiento de su propio identidad, justamente a través de su relación con los demás.

Baldwin, como Hall, tiene un gran interés por la psicología evolutiva y sus estudios le hacen proponer una serie de estadios que explicarían la evolución del niño, aunque éstos no han perdurado en la psicología que explica las etapas por las que evoluciona el niño. Estos estadios propuestos por Baldwin pueden ser concretados de la siguiente manera:

1) En el primer estadio, el sensoriomotriz, el niño aprende a distinguir entre objetos animados e inanimados.

2) En el segundo estadio, el proyectivo, aparece la autoconciencia –el conocimiento de la conciencia de una propia identidad– a través de la imitación.

Se inicia en esta etapa los procesos volitivos (los actos voluntarios).

3) En el tercer estadio, el eyectivo, el niño atribuye a los demás las mismas características que se atribuye a sí mismo.

Por otro lado, no debemos olvidar su contribución a la institucionalización de la psicología al crear, junto a Cattell, dos importantes revistas psicológicas: Psychological Review en 1894 y Psychological Bulletin en 1904.

James Mckeen Cattell (1860-1944) es probablemente el psicólogo más importante de esta generación. Jugó un papel relevante en la psicología aplicada introduciendo y difundiendo los tests. Se destaca, también, por su labor como divulgador de la ciencia psicológica y de sus aplicaciones, tanto por sí mismo como a través de sus numerosos alumnos. Más de 300 doctorados se otorgaron en la Universidad de Columbia durante su estancia, desde 1891-1917, entre ellos los de Thorndike y Woodworth. Ejerció una importante tarea organizadora y administrativa.

Cattell se doctoró con Wundt, trabajando sobre el problema de las diferencias individuales en el tiempo de reacción; no obstante, su mayor influjo lo recibió como consecuencia de su contacto con Galton, de quien recibió una importante preparación estadística y psicométrica, conociendo junto a él las características de la medición antropométrica de las diferencias individuales, que le llevó a ver clara la necesidad de la aplicación de la cuantificación a los resultados experimentales de la psicología.

A su regreso de Europa ejerció de profesor en la Universidad de Pensilvania donde creó un laboratorio del psicología experimental, que dejó en manos de Witmer (su discípulo y posterior estudiante de Wundt) cuando se trasladó a Columbia, en cuya Universidad, además de fundar otro laboratorio, trabajó con ahínco en la preparación de futuros psicólogos.

Sus temas de investigación fueron muy diversos. En 1914 seis de sus estudiantes se dedicaron a reunir todos los trabajos publicados por Cattell y resumieron el espectro temático en seis áreas:

  • tiempo de reacción,

  • asociación,

  • percepción y lectura,

  • psicofísica,

  • el método de la orden del mérito o método del rango para clasificar científicos ilustres,

  • las diferencias individuales.

A pesar de la diversidad, su interés central estuvo en torno a las diferencias individuales y los tests mentales. Cattell fue la persona que estableció el término “test mental” en un artículo presentado en la revista Mind, pero justamente esto y otros aspectos relativos a su actividad como psicólogo aplicado se estudiará en el capítulo III, donde ofrecemos una amplia panorámica de este autor en esta faceta.

6. La psicología científica rusa

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

La penetración de la psicología en Rusia se produjo a mitad del siglo XIX, período durante el cual se restaura la enseñanza de la filosofía en las universidades de ese país. En esos años hubo un considerable número de estudiantes rusos que ampliaron sus estudios en otras universidades europeas, acercándose al conocimiento de la psicología científica que emanaba desde el Laboratorio de Leipzig. De esta forma, podemos decir que la psicología que se construyó en el marco universitario ruso, pasado un cierto tiempo, iba a ser de corte alemán, por ello, algunos historiadores de la psicología consideran que la primera psicología rusa tiene una gran deuda con el pensamiento occidental.

En 1885, los autores rusos que seguían una psicología introspeccionista, se agruparon en la Sociedad Psicológica de Moscú, fundada por Nikolai Grot (18521889), con destacados intelectuales como L. Lopatin (1855-1920) o Georgui Chelpanov (1862-1936). Justamente, este último, considerado como el más distinguido de la Sociedad, había estudiado fisiología con Du Bois-Reymond, Göring y Köning y psicología con Wundt y Stumpf. A Chelpanov se le considera uno de los principales representantes de la psicología de Wundt en Rusia.

Los primeros laboratorios de psicología en Rusia

Como hemos visto al hablar de la expansión de la psicología científica, la repercusión del primer laboratorio de psicología experimental fundado en Leipzig en 1879 por Wundt, provocó un surgimiento, prácticamente en cadena, de distintos laboratorios donde la psicología al practicar investigaciones rigurosas con métodos controlados como los de la psicofísica o los de los tiempos de reacción, produjo, a juicio de muchos, la autonomía, la independencia y el reconocimiento científico de la psicología.

Los autores rusos, también, se contagiaron de este movimiento científico de la psicología y generaron laboratorios. El primer laboratorio de psicología en Rusia fue establecido en 1886 por V. Bechterev en la Universidad de Kazan, después llegó en 1892, el fundado por N. Lange en la Universidad de Novorosisky en Odesa. En 1895 el mismo Bechterev funda un nuevo laboratorio junto a la Academia de Ciencias Médico-militares de San Petersburgo, y en esa misma fecha se crearían, también, laboratorios en Moscú y en Kiev.

Georgui Chelpanov ocupó en 1906 la cátedra de Psicología que Grot había ostentado en la Universidad de Moscú y en 1912 fundó el Instituto de Psicología de Moscú. Este Instituto gozó de gran fama y fue el centro neurálgico de la psicología experimental rusa, difundiendo sus ideas a través de la Revista de Psicología creada por Chelpanov en 1917.

Desde su Instituto, Chelpanov luchó por la total independencia de la psicología tal como lo hicieron otros iniciadores de la psicología en otros países y por la adopción del método experimental en nuestra disciplina. Fue poco dogmático y abierto a otros planteamientos provenientes de la psicología occidental, sin embargo, su oposición a hacer depender la psicología de los postulados de Marx y Engels le valieron su cese del Instituto de Psicología de Moscú, después de la Revolución Rusa, siendo sustituido por K. Kornilov, cuyos planteamientos se alejaban de Chelpanov y eran más compatibles, inicialmente, con las nuevas orientaciones políticas.

Algunos datos sobre la historia del Instituto Psicológico ‘

’Lidia Schukina’’ de Moscú

El instituto psicológico creado por Chelpanov en Moscú tuvo el beneplácito de los psicólogos más importantes de aquella época (Wundt, Titchener, Külpe, Stumpf, Marbe y Cattell), incluso Pavlov, que como veremos va a practicar otro tipo de psicología, le felicitó y le deseó mucho éxito.

Financiado por el mecenas Serguéi Schukin (1854-1936) fue inagurado en 1912 en pleno corazón de Moscú, no muy lejos del Kremlin, con el nombre de “Instituto Psicológico Lidia Schukina”, en memoria de la esposa del patrocinador. El Instituto destinado a fines docentes y científicos estuvo equipado con los instrumentos y aparatos más modernos de la época, comprados en Alemania. Bajo la tutela de Chelpanov se formó en el Instituto la primera generación de psicólogos rusos (más de 150 personas). La vida docente y científica del Insituto fue relativamente tranquila hasta 1921, en el que la lucha ideológica entre materialismo e idealismo les afectó. En ese momento Kostantin Kornilov, discípulo favorito de Chelpanov, comenzó una lucha conceptual y teórica contra su maestro, consiguiendo que en 1923 le expulsaran del Instituto.

En la época de Chelpanov trabajaron junto a él hombres de la relevancia de Pavel Blonski y Alexéi Leontiev. Posteriormente participarían en él psicólogos soviéticos de la talla de Lev Vigotsky y Alexander Luria.

Junto a la psicología científica que había ido configurándose al amparo de las influencias de la psicología experimentalista alemana, desde mediados del siglo XIX se empezó a gestar una psicología materialista de enfoque objetivo que, tras un encendido debate con el idealismo, acabaría triunfando en el primer cuarto del siglo xx, apoyada por los planteamientos intelectuales de la revolución rusa de 1917.

Es precisamente este marco el que suele ser el referente de la reflexología rusa que formulada en la segunda mitad del siglo XIX por el I.M. Sechenov (1829-1905) iba a ser continuada por V.M. Bechterev (1857-1927) y I.P. Pavlov (1849-1936).

Ambos autores estuvieron muy influenciados por el positivismo y el materialismo de Sechenov lo que les llevó al rechazo de los fenómenos subjetivos y del método introspectivo y su sustitución por fenómenos objetivos (la conducta manifiesta) y el método de la observación y la experimentación. Se centraron en la relación entre los estímulos externos y las respuestas del organismo, dejando de lado las cuestiones mentalistas intermedias. Bechterev llegó incluso a suprimir el nombre de psicología por el de reflexología. Sin embargo, debéis tener presente que, aunque Pavlov está incluido entre los más importantes reflexologos rusos, su posición fue algo distinta a la de Sechenov o Bechterev, ya que expresamente siempre defendió su postura de fisiólogo y no se consideró nunca un psicólogo, no entrando en debates sobre la naturaleza de la mente o de la psicología.

A continuación, vamos a estudiar estos tres personajes algo más a fondo que los autores que se aglutinaron en torno a una psicología experimental cercana a las orientaciones de la psicología experimental alemana, dado que realmente lo que es representativo históricamente de la psicología rusa, en este período, es la posición de sus reflexólogos. Así, comentaremos las aportaciones de Sechenov, Bechterev y Pavlov, extendiéndonos más en este último dada la repercusión para la psicología de su modelo metodológico.

6.1. Ivan M. Sechenov y los reflejos cerebrales

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

Los orígenes de la reflexología rusa, que intentó hacer de la psicología una fisiología de los reflejos cerebrales, se remonta a una época anterior a la fundación de la psicología experimental alemana. Como se comentaba en el anterior apartado, el ideador fue Ivan Mijailovich Sechenov y los fundamentos de su reflexología aparecen en su libro de 1863 Los reflejos cerebrales.

El encuadre histórico sitúa a la reflexología rusa en el marco político del reinado del zar Alejandro II, en una época de cambios sociales y de una cierta apertura política después del reinado del zar Nicolas I. Sus principales fuentes intelectuales fueron dos:

1) Las ideas de los demócratas revolucionarios.

2) La fisiología alemana de la segunda mitad siglo XIX.

Breve síntesis de las influencias de la reflexología rusa

Los demócratas revolucionarios, aunque han de ser vistos como un grupo de socialistas que conformaron en la década de 1860 un movimiento político-social que luchó contra los desequilibrios sociales y las imposiciones políticas, tuvieron su importancia como intelectuales que expusieron unos planteamientos ideológicos, influenciados por los filósofos materialistas, que les hicieron proponer y defender una psicología materialista opuesta a la idealista. Estas ideas políticas e intelectuales, que fueron objeto de gran persecución desde el gobierno ruso, despertaron el interés e influyeron en la juventud universitaria de aquella época, entre los que encontramos al joven Sechenov, que cursaba, por entonces, sus estudios de Medicina en Moscú.

Por otro lado, la otra fuente de influencia fue, como se ha señalado, la fisiología alemana, sobre todo la que era propuesta por la Escuela de Berlín, ya que esta escuela interpretaba de una forma puramente mecánica los procesos fisiológicos, considerándolos como meros productos de las fuerzas físico-químicas y, en consecuencia, sometidos a sus mismas leyes, influencia que Sechenov recogió cuando amplió sus estudios en Alemania y de la que estrajo la idea de considerar el sistema nervioso como una máquina especializada en transformar energía.

La principal contribución de Sechenov a la psicología fue el haber propuesto, por primera vez, una psicología basada exclusivamente en el concepto fisiológico de reflejo. Así, en su obra Los reflejos cerebrales, Sechenov inició un estudio completamente objetivo del comportamiento animal y humano, partiendo de la idea de que todas las acciones tienen carácter reflejo, independientemente de que las consideremos intuitivamente como voluntarias o involuntarias.

Sechenov sostuvo una fisiología estrictamente materialista y objetiva. El cerebro era una máquina y por consiguiente, las funciones psíquicas que dependían de él eran completamente mecánicas. Toda actividad era reductible a movimientos reflejos. La actividad psíquica humana se expresaba, de esta forma, por manifestaciones externas. Para Sechenov la actividad del organismo era refleja y el psiquismo no constituía una excepción. Toda actividad se iniciaba con la recepción de un estímulo y concluía con un movimiento muscular.

“La infinita variedad de manifestaciones externas de la actividad cerebral se reduce, en definitiva, a un movimiento simple: el movimiento muscular. Sea la sonrisa de un niño ante un juguete, la de Garibaldi perseguido por amar en exceso a su patria, el estremecimiento de una muchacha ante el primer ensueño de amor o el gesto de Newton al descubrir las leyes del universo y transcribirlas sobre un papel, el último hecho en todos los casos, es el movimiento muscular.

Así, todas las manifestaciones externas del funcionamiento del cerebro se pueden reducir al movimiento muscular”.

Sechenov, I.M. (1863). Los reflejos cerebrales. Barcelona: Fontanella, 1978.

La afirmacion fundamental de su libro fue que el pensamiento y la inteligencia dependen de la estimulación para existir y que “todos los actos de la vida consciente o inconsciente, son reflejos”.

Esta teoría se hizo bastante popular entre los intelectuales de San Petersburgo, pero era demasiado revolucionaria para su época, por lo que el Comité de Censura de la ciudad condenó en 1866 este libro, por considerarlo materialista e inmoral, prohibió su venta y llamó a Sechenov a juicio, por haber ido contra la moral pública, aunque esta acción judicial fue detenida al año siguiente.

Alegato del Cómite de Censores de San Petersburgo (9 de junio de 1866)

“Esta teoría materialista –resolvió el severo tribunal– reduce al hombre más educado a la fatalidad y repudía la noción de bien y de mal, de obligación, de responsabilidad. Priva a nuestros actos de todo mérito y de toda culpa y, al abolir las bases morales de la sociedad en la vida de aquí abajo, destruye el dogma religioso de la vida futura; no está de acuerdo ni con los puntos de vista cristianos ni con los del derecho penal y conduce al relajamiento de las costumbres.

(...) Sechenov –sigue el alegato– ha presentado su teoría bajo la forma de un libro científico. Sin embargo su estilo dista mucho de ello y el libro está escrito para ser entendido por el profano. Este hecho y su bajo costo (80 copeks) prueban que la intención del autor es hacer accesible su teoría a un amplio círculo de lectores. Por lo tanto, el libro “Los reflejos del cerebro” está dirigido a la corrupción de la moral; su lectura se considera peligrosa para quienes carecen de convicciones firmes y por ello debe ser confiscado y destruido”

Colodrón, A. (1978). “Prólogo”. En I. M.Sechenov, Los reflejos cerebrales. Barcelona: Fontanella.

Como consecuencia del juicio y de la presión de la censura, Sechenov se vio obligado a cambiar el título que el había elegido para su trabajo: Un intento de formular bases fisiológicas para los procesos mentales, por el de Los reflejos cerebrales, nombre con el que ha pasado a la historia.

Posteriormente, en 1873, Sechenov escribió un ensayo sobre las relaciones entre la psicología y la fisiología, titulado Quién debe investigar los problemas de la psicología y cómo. La respuesta al quién fue el fisiólogo. La respuesta al cómo fue: estudiando los reflejos.

En sintesís, la orientación de Sechenov implica una concepción materialista (el comportamiento es reducible, en todos los casos, a componentes físico-químicos), mecanicista (el comportamiento se rige según los principios causa-efecto que dominan en la naturaleza) y nervista (el comportamiento responde exactamente a una serie de operaciones que se producen en el sistema nervioso).

Desde la perspectiva de Sechenov, la psicología sólo podría convertirse en una verdadera ciencia natural considerándola como una subdisciplina de la fisiología que se dedicara al análisis de los reflejos cerebrales que se encuentran en la base de cada una de las acciones, tanto motoras como psíquicas, que componen nuestra conducta.

6.2. Vladimir M. Bechterev y la psicología objetiva

Milagros Sáiz y Dolores Sáiz

Vladimir Mijailovich Bechterev (1857-1927) continuó la obra de su maestro Sechenov y promovió en 1904 una psicología objetiva que primero denominó psicorreflexología (1912) y más tarde reflexología (1917).

Bechterev, producto de una amplia formación (18) abierta a muchos campos de actividad, fue a la vez fisiólogo, psicólogo y psiquiatra, ocupando la cátedra de Enfermedades Mentales de la Universidad de Kazan y, posteriormente, la de la Universidad de San Petersburgo. Sus actividades en todas estas ramas de interés le dieron un gran prestigio y sus opiniones sobre materias generales fueron muy respetadas.

Desempeñó un papel importante en la institucionalización de la psicología rusa, entre otras cosas:

  • En 1886, fundó el Laboratorio de psicología experimental en la Clínica de Enfermedades Mentales de la Universidad de Kazan, que ha sido considerado el primer laboratorio psicológico ruso.

  • En 1895, en la Academia de Ciencias Médico-Militares de San Petersburgo crea un nuevo Laboratorio de psicología experimental.

  • En 1896, pone en marcha la Revista de Psiquiatría, Neuropatología y Psicología Experimental, primera revista del mundo que explicítamente utiliza en su título el término psicología experimental.

  • En 1896, colabora en el establecimiento de la Sociedad Rusa de Psicología Normal y Patológica.

  • En 1907, crea el Instituto Psico-Neurológico de San Petersburgo, donde investiga los reflejos humanos.

Bechterev influyó en la psicología rusa durante los primeros años del régimen soviético, pero su fama se eclipsó muy poco después de su muerte. Según algunos autores esto fue debido a la poca fiabilidad de algunos experimentos y a la dificultad de conciliar sus teorías con las posiciones dialécticas de la filosofía soviética. Sin embargo, otras investigaciones históricas recientes, señalan que la causa pudo ser la relación de Bechterev con Stalin. Bechterev había sido el médico privado de Stalin y algunos documentos señalan que debido a un posible diagnóstico mental de Becherev sobre la personalidad de Stalin (comentó que era paranoico) hizo que el propio Stalin le mandara matar y no muriera, como se ha dicho, de un ataque cardíaco. Por ello es probable que, posteriormente, Stalin no dejara que se transmitieran con facilidad las ideas de este personaje.

Aunque la historia ha revalorizado el papel de Pavlov y las controversias que éste mantuvo con Bechterev por discusiones metodológicas de las que resultó triunfador hayan provocado que el trabajo de Pavlov eclipsara totalmente la labor de Bechterev, no cabe duda de que este personaje tuvo relieve significativo para la psicología.

En 1904, Bechterev ya estaba defendiendo una psicología que tituló como objetiva, que era contraria a la instrospección y al estudio de la conciencia, aspectos que dejó más patentes en su libro de 1907 titulado Psicología objetiva. En ese mismo año, poco después de conocer los primeros informes de los trabajos de Pavlov sobre el condicionamiento salival, empezó a orientar el estudio de los reflejos sobre aspectos más prácticos. Argumentando que el reflejo salival era inaplicable al hombre.

Bechterev y sus colaboradores se dedicaron al estudio de movimientos corporales observables, tanto en animales como en hombres. La respiración y el retirar la pata sirvieron como reflejos básicos en los estudios con animales y el retirar el pie y la mano en los seres humanos. Su estímulo básico era el choque eléctrico. El funcionamiento era similar al experimento de Pavlov, pero con pequeñas variantes próximas al condicionamiento operante o instrumental. La diferencia con el experimento de Pavlov era que aquí el sujeto podía evitar las combinaciones tono-choque si respondía al tono solo.

El método de Bechterev tenía algunas ventajas sobre el de Pavlov, ya que al estudiar el reflejo motor no tenía la necesidad de intervenciones quirúrgicas para controlar el número de gotas de saliva del sujeto experimental. Además, no cabe duda, de que el reflejo motor es más esencial para la vida diaria que el salival.

esquema

En 1917, Bechterev publicó una serie de conferencias a las que llamó Principios generales de la Reflexología humana, en ellas defendía la aproximación objetiva a los problemas de la psicología y manifestaba su desacuerdo con el uso de términos mentalistas.

Para Bechterev, la actividad psíquica que debía ser estudiada objetivamente comprendía el estudio de los movimientos o de las expresiones faciales, gestuales, etc. La investigación era simple, se trataba de estudiar las acciones reflejas innatas, es decir, la reacción externa (R) que sigue a un estímulo externo (E), lo cual podemos concretar como el estudio de las respuestas que producen los estímulos

E R

La psicología de los reflexólogos rusos, con los planteamientos que se han visto, influyó notablemente en el conductismo inicial, siendo conocidas ambas tendencias, tanto la reflexología como el conductismo, como psicologías objetivas.

6.3. La Reflexología pavloviana

L. Gonzalo de la Casa, Gabriel Ruiz y Natividad Sánchez

6.3.1. Los fundamentos básicos

Aunque a finales del siglo XIX la psicología se independizara de la filosofía convirtiéndose en una ciencia autónoma, algunos científicos de la época pusieron de manifiesto que esta separación había sido más una declaración de intenciones que un hecho real. Así, a pesar de que los métodos de investigación desarrollados por los primeros psicólogos experimentales llegaron a alcanzar un alto grado de rigor científico (por ejemplo los métodos empleados por la psicofísica o los procedimientos de medición de los tiempos de reacción), el continuo énfasis por el estudio de los contenidos de la conciencia hizo que los vínculos con la filosofía permanecieran vigentes durante las décadas posteriores.

Uno de los científicos que nunca llegó a aceptar que la psicología hubiera alcanzado el rango de la ciencia natural fue el prestigioso fisiólogo ruso Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) quién, paradójicamente, llegaría a convertirse en uno de los personajes más influyentes en la psicología del siglo XX.

Un rápido vistazo a algunos de los datos más relevantes de la vida de Pavlov, basados en una breve autobiografía, nos revela que nació en Riazan (Rusia) en el año 1849. Su interés por la fisiología le llevó a iniciar en el año 1870 los estudios de fisiología y química en la Universidad de San Petersburgo. Posteriormente ingresó en la Academia de Medicina y Cirugía, donde comenzaron sus investigaciones encaminadas a la obtención del título de doctor en medicina. Tras conseguir un puesto de asistente de fisiología en la Academia, terminó su tesis doctoral sobre los nervios centrífugos del corazón y viajó a algunos países europeos donde perfeccionó sus técnicas fisiológicas. A la vuelta de estos viajes se iniciaron sus primeros trabajos en el área de la fisiología nerviosa de los procesos digestivos que se llevaron a cabo en el laboratorio de fisiología del Instituto de Medicina Experimental de San Petersburgo. Estos trabajos culminarían con la obtención del premio Nobel en el año 1904.

A partir de este importante reconocimiento científico, el prestigio de Pavlov le serviría para contar con un interminable caudal de jóvenes estudiantes deseosos por investigar bajo su supervisión. Serían precisamente las investigaciones llevadas a cabo por algunos de sus colaboradores en los albores del siglo XX las que facilitarían los primeros indicios en torno a los reflejos condicionados, aspecto que atraería la atención de Pavlov durante el resto de su larga y productiva vida científica. Pero antes de centrarnos en la que sería su más importante aportación para la psicología, es preciso conocer algunas de sus convicciones en torno a la naturaleza y al ser humano que serán determinantes para poder comprender su obra científica.

Una buena forma de entender los cimientos de la propuesta pavloviana es deteniéndonos en los antecedentes que marcaron sus convicciones científicas. Sería la obra del fisiólogo ruso Ivan Mijailovich Sechenov (1829-1905) una de las fuentes constantes de inspiración para el trabajo desarrollado por Pavlov en el ámbito de estudio de los procesos fisiológicos en general y en el análisis del funcionamiento del sistema nervioso superior en particular.

Las ideas fundamentales del pensamiento de Sechenov, junto a las concepciones evolucionistas que Darwin había popularizado a partir de la segunda mitad del siglo XIX, formaron el caldo de cultivo que favoreció el cambio de intereses de Pavlov del estudio de los procesos nerviosos de la digestión al análisis de las leyes que regían la expresión de los reflejos que se encontraban en la base de la actividad psíquica animal y humana.

A pesar del éxito obtenido por Pavlov con sus primeras investigaciones en torno a los fundamentos fisiológicos de los procesos digestivos, estudios por los que obtuvo, como ya señalamos anteriormente, el premio Nobel, muy pronto abandonó este ámbito para dedicarse en exclusiva al estudio de los mecanismos que rigen el funcionamiento del sistema nervioso superior.

6.3.2. El descubrimiento del reflejo condicionado

El cambio de orientación en la obra de Pavlov, que afectó tanto a sus concepciones teóricas como a los procedimientos de investigación empleados, se desarrolló de manera paulatina a medida que fueron apareciendo en el laboratorio de fisiología las primeras observaciones en torno a la aparición de lo que vino a denominarse “secreciones psíquicas”: los jugos gástricos de los animales experimentales aparecían no sólo ante el contacto de la comida con la cavidad bucal, sino también ante la mera visión de la comida.

El fenómeno de la secreción psíquica tan sólo atrajo marginalmente la atención de los investigadores del laboratorio de fisiología y del propio Pavlov, quien se había convertido en su director en el año 1891, ya que se encontraban centrados de forma exclusiva en la investigación estrictamente fisiológica sobre el funcionamiento de las glándulas relacionadas con los procesos digestivos.

La primera interpretación que Pavlov propuso sobre el fenómeno de la secreción psíquica partía de la creencia de que la actividad mental suscitada ante la estimulación externa era la responsable de la activación de los nervios centrífugos y, por tanto, de la salivación. Esta interpretación psicológica del fenómeno cambió radicalmente tras el primer estudio sistemático sobre la secreción psíquica de las glándulas salivares en perros desarrollado por uno de los investigadores del laboratorio llamado Stefan Vulfson en 1898 (19) . A partir de este trabajo inicial, otro investigador del laboratorio de fisiología llamado Anton Snarski, comprobó como el fenómeno de la secreción psíquica se producía no sólo ante la visión del alimento, sino también ante cualquier otro tipo de estimulación por arbitrario que fuera. Así, por ejemplo, Snarski utilizó como estímulo a distancia un ácido teñido de color negro. Tras introducir el mismo en la boca del perro en varias ocasiones, la mera visión de cualquier líquido negro producía una profusa salivación.

Ante estos resultados, Pavlov comenzó a defender la idea según la cual el reflejo psíquico no era de naturaleza psicológica, sino que, al igual que el reflejo producido por la estimulación directa, su origen era estrictamente fisiológico.

Posiblemente, el cambio de intereses definitivo de Pavlov desde el estudio de la actividad de las glándulas digestivas al análisis de la actividad nerviosa superior utilizando el método de los reflejos condicionados se produjo ante el resultado de los trabajos llevados a cabo por el psiquiatra Ivan F. Tolochinov bajo su supervisión. En estos experimentos, a los sujetos experimentales se les exponía a diferentes tipos de estímulos en sucesivos ensayos y se contabilizaba la cantidad y la frecuencia de la saliva segregada.

Tolochinov comprobó cómo la presentación a distancia repetida del estímulo producía una disminución en la salivación hasta que, cuando el número de ensayos era elevado, la salivación terminaba por desaparecer. Tolochinov denominó a este fenómeno extinción. Si tras la extinción se volvían a excitar directamente las glándulas salivares con cualquier tipo de sustancia, la salivación ante el estímulo extinguido reaparecía de inmediato. En su interpretación de estos resultados Tolochinov consideró que la salivación producida ante el estímulo podía ser considerada como un “reflejo a distancia” en vez de una secreción psíquica.

Pavlov sugirió el término “reflejo condicional” como más adecuado, al poner de manifiesto el mayor número de condiciones que se requerían en la producción del mismo frente al “reflejo incondicional”, que aparecía como una respuesta innata ante un estímulo predeterminado, sin necesidad de condiciones previas.

A partir de estos resultados se fue perfeccionando la que se convertiría en la herramienta de investigación fundamental en el análisis pavloviano en torno al funcionamiento del sistema nervioso superior: el reflejo condicionado, en el que Pavlov creyó haber encontrado no sólo el mecanismo fundamental de adaptación al medio ambiente de todos los animales, sino también una vía de acceso objetiva que permitiría el estudio del sistema nervioso superior.

Concretamente, esta perspectiva considera que en la capacidad de respuesta de los organismos ante el medio externo destacan dos formas de reacción: la primera de ellas, configurada de manera innata, es el reflejo incondicionado, por el que se produce una respuesta automática ante determinados estímulos internos o externos. Así, por ejemplo, ante el contacto con el fuego inmediatamente se ponen en marcha los reflejos que evitan el contacto con el mismo, ante un sonido muy intenso se produce un reflejo de parpadeo o ante el contacto del alimento con las mucosas de la boca se produce la secreción de saliva de forma refleja. En todos los casos estos reflejos incondicionados tienen un claro papel adaptativo para el organismo (evitar la agresión producida por el fuego, proteger los ojos, o facilitar la deglución del alimento, respectivamente).

Sin embargo, en el medio externo hay tantos estímulos que sería imposible que el sistema nervioso abarcara conexiones innatas para todos ellos, por lo que se hace necesario un mecanismo que permita una adaptación más flexible al ambiente. Ese mecanismo lo encontró Pavlov en el reflejo condicionado, que depende de la experiencia individual del organismo.

La forma en la que se establece el reflejo condicionado parte de la coincidencia temporal entre el estímulo neutral y el estímulo incondicionado. La explicación que ofreció Pavlov sobre este proceso fue de naturaleza estrictamente fisiológica, al considerar que esta coincidencia produciría en el sistema nervioso el establecimiento de nuevas conexiones entre los centros cerebrales en los que se procesa el estímulo incondicionado y las zonas en las que se recibe la información del estímulo neutral. Estas conexiones posibilitarían que el estímulo neutral adquiriese la capacidad de elicitar o provocar las mismas respuestas que el reflejo incondicionado, habiéndose culminado de esta forma el proceso de asociación. En adelante, al presentar el que ya se habría convertido en estímulo condicionado, aparecería de manera inmediata el reflejo condicionado, que prepararía al organismo para recibir el estímulo incondicionado.

La instauración de un reflejo condicionado

Una buena forma de entender el procedimiento por el que se establecen los reflejos condicionados es analizar una de las situaciones experimentales empleadas por Pavlov para generarlos: al verter en la boca de un perro unas gotas de ácido inmediatamente se desencadena un reflejo en virtud del cual el animal sacude la cabeza y comienza a segregar abundante saliva para eliminar el ácido de la boca. Si, justo antes de introducir el ácido, presentáramos un estímulo neutral cualquiera (por ejemplo, el sonido de una campanilla) el animal terminaría por mostrar la misma respuesta refleja, mover la cabeza y salivar, ante la mera presentación del sonido.

antes_condicionamiento

Es importante señalar que los reflejos condicionados en sí mismos no fueron el objetivo último de las investigaciones llevadas a cabo por Pavlov, sino que fueron considerados por éste como un instrumento que permitiría el acceso al funcionamiento del sistema nervioso superior. Sin embargo, la principal lectura que se hizo desde la psicología occidental de la obra pavloviana consideró el reflejo condicionado como una manera de explicar los procesos de aprendizaje sobre los que se sustentaba la diversidad y plasticidad conductual mostrada por los organismos vivientes. Claros ejemplos de esta consideración fueron las propuestas de J.B. Watson (1878-1958) en torno al aprendizaje de las emociones o de C.L. Hull (1884-1952), quien consideró que en el aprendizaje de los reflejos condicionados se encontraba el fundamento básico de toda la conducta de los seres vivos.

Profundizando algo más en los resultados de las investigaciones pavlovianas, es interesante resaltar que los reflejos condicionados podían ser de dos tipos, en función de si provocaban una respuesta activa o, por el contrario, impedían su aparición: los primeros fueron denominados reflejos excitadores mientras que los segundos reflejos inhibidores. Las condiciones que posibilitan el establecimiento de un tipo u otro de reflejo son diferentes, aunque el principio fisiológico subyacente siempre es, según Pavlov, el mismo: la formación de nuevas conexiones entre las zonas cerebrales encargadas de recibir la información sensorial correspondiente y las zonas encargadas de poner en marcha o de retener las respuestas. El equilibrio global del sistema nervioso y, por extensión, de toda la actividad psíquica en un organismo será el resultado de la lucha entre los diferentes procesos excitatorios e inhibitorios que se producen en el cerebro. De esta forma, en cada momento podría trazarse una línea continua en cuyos extremos se encontraría el estado de excitación más absoluta hasta el estado de inhibición total, pasando por el estado normal de equilibrio entre los procesos de excitación e inhibición.

condicionamiento

despues_acondicionamiento

6.3.3. La aproximación de Pavlov a la psicología y la psiquiatría

Nuestro repaso por la obra pavloviana quedaría absolutamente desvirtuado si describiéramos tan sólo los principios básicos que determinan el establecimiento de los reflejos condicionados, ya que Pavlov, a medida que sus investigaciones avanzaban, fue extendiendo su análisis del reflejo condicionado hacia esferas cada vez más cercanas a la psicología. De esta forma, se interesó por el estudio del sueño y la hipnosis, considerando ambos procesos como formas de expresión de la inhibición cerebral. También llevó a cabo estudios en el ámbito de la psicopatología y la psiquiatría, proponiendo algunas hipótesis sobre los mecanismos fisiológicos subyacentes a algunos tipos de neurosis y psicosis. Estableció una teoría sobre el lenguaje humano, encajándolo dentro de su modelo de la actividad refleja. Por último, llevó a cabo una serie de investigaciones dirigidas a explicar los fundamentos de la conducta inteligente. Repasaremos a continuación de manera somera cada uno de estos temas que ocuparon gran parte del trabajo de Pavlov.

Las investigaciones sobre el sueño y la hipnosis

Es evidente el papel que juega el sistema nervioso superior en todas las acciones que llevamos a cabo durante el periodo de vigilia. Sin embargo, Pavlov también se interesó por la actividad nerviosa superior que se produce durante el periodo de sueño. Más específicamente, parece lógico suponer que todos los procesos que subyacen al sueño o a la hipnosis estén relacionados con el predominio de la actividad inhibitoria en los hemisferios cerebrales. Esta explicación se complementa a la perfección con el resto de la teoría pavloviana y viene a cubrir una parte importantísima de la actividad de los organismos: la que se produce mientras dormimos. El sueño y la hipnosis, además, serían desde esta perspectiva fenómenos plenamente adaptativos, ya que, o bien permiten a las células nerviosas recuperarse de la fatiga producida por las actividades que llevamos a cabo durante la vigilia, como ocurre durante el sueño, o bien protegen al sistema nervioso de sufrir daños a causa de un exceso de actividad, finalidad de algunos estados hipnóticos.

Los planteamientos de Pavlov sobre el sueño y la hipnosis

En sus primeros escritos sobre estos temas, Pavlov no llegó a establecer una nítida distinción entre el sueño y la hipnosis, empleando en ocasiones los dos términos como sinónimos. Sin embargo, a medida que sus observaciones se iban haciendo más numerosas, Pavlov identificaría a la hipnosis con una fase específica del sueño, una de las etapas que median entre la vigilia y el sueño profundo, proponiendo que tan sólo se puede distinguir entre ambos fenómenos por el grado de inhibición dominante en cada momento en los hemisferios cerebrales. Concretamente, el sueño sería un estado generalizado de inhibición que se extiende progresivamente de los hemisferios cerebrales al área subcortical, manteniendo intactos tan sólo los centros que controlan la respiración y las contracciones del corazón. Desde que comienza la somnolencia que nos indica que el sueño se encuentra próximo, hasta que estamos profundamente dormidos se suceden toda una serie de fases que Pavlov describió a partir de las observaciones realizadas sobre los animales de su laboratorio. Frente al sueño, la hipnosis se caracterizaría porque la inhibición se localiza en zonas específicas de los hemisferios cerebrales y podría inducirse de dos formas: presentando un estímulo fuerte y desacostumbrado que generase una inhibición inmediata de los grandes hemisferios o presentando de manera repetida y monótona cualquier estímulo neutral.

Pavlov consideró que la hipnosis, tal y como se obtenía en el laboratorio con los animales, era un proceso análogo a la hipnosis tal y como se producía en el hombre. De la misma forma que la hipnosis podía inducirse en los perros empleando cualquiera de los dos procedimientos descritos, en los humanos también se podía establecer por dos vías: la primera sería la típica presentación repetida de estímulos, por ejemplo palabras (estímulos condicionados relacionados con el sueño) que intentan evocar el sueño. La segunda, de la que ya había informado el psiquiatra de la escuela parisina J.M. Charcot (1825-1893) tras sus observaciones de pacientes histéricos, se produciría como fruto de la presentación de estímulos inesperados. Como veremos a continuación, esta conexión entre la hipnosis tal y como aparece en los animales en el laboratorio y la hipnosis humana jugaría un importante papel en la aproximación pavloviana al estudio de los trastornos psiquiátricos.

Los estudios en el ámbito de la psicopatología y la psiquiatría

Una de las facetas menos conocidas de la obra de Pavlov en la psicología occidental es la relacionada con la psicopatología y la psiquiatría. Sin perder nunca de vista su teoría de la actividad nerviosa superior, se interesó por el estudio de patologías tan diversas como la esquizofrenia, la psicosis maníaco-depresiva, la paranoia, los delirios, la neurastenia, la histeria, la psicastenia y los estados obsesivos. En todos los casos partió de una posición estrictamente materialista sobre las causas de estos trastornos, sin atender a la diferenciación tradicional entre las neurosis –psicógenas– y las psicosis –orgánicas.

A partir de 1918, Pavlov comenzó a estudiar en detalle varios casos clínicos en un hospital psiquiátrico situado en la ciudad rusa de Udelnaia. Desde este momento la hipnosis iría cobrando cada vez un mayor protagonismo en la interpretación de la sintomatología psiquiátrica ofrecida por Pavlov.

Sin embargo, el momento crucial en la propuesta psicopatológica pavloviana se producirá a partir de las experiencias que le llevaron a la identificación de la denominada neurosis experimental en torno a 1920. Desde este momento es posible identificar un segundo período en la conceptualización pavloviana sobre los trastornos psiquiátricos que se caracterizará por un cierto abandono de la hipnosis como mecanismo explicativo que se sustituyó por la ruptura del equilibrio entre los procesos excitatorios e inhibitorios que puede tener lugar en el sistema nervioso.

Otros datos de interés en el enfoque psicopatológico de Pavlov

Pavlov verificó que era la ruptura del equilibrio entre procesos excitatorios e inhibitorios provocada intencionalmente en el laboratorio, la que producia la neurosis experimental.

Por ello, en este período Pavlov identificará expresamente dos circunstancias generadoras de las alteraciones psíquicas comunes a los animales y a los humanos: por una parte el enfrentamiento entre la excitación y la inhibición y, por otra parte, la presencia de estímulos fuertes extraordinarios. Más específicamente, la neurastenia y la histeria corresponderían al primero de los casos, el enfrentamiento entre la excitación y la inhibición, pero mientras que en la neurastenia la excitación dominaría sobre la inhibición –por ello, dice Pavlov, son personas fuertes–, en la histeria la situación sería la inversa –por lo que los histéricos serían sujetos carentes de toda vitalidad.

Una serie de observaciones derivadas de la facilidad con la que las neurosis experimentales aparecían en unos perros, mientras que en otros era aparentemente imposible, llevaron a Pavlov a distinguir una serie de diferencias individuales entre sus animales que se basaban en características del sistema nervioso. Estas diferencias tendrían una base innata, pero serían moduladas por la experiencia ambiental de los sujetos. Éste fue el punto de partida para el desarrollo de una tipología, en la que se ponían en relación algunas características fisiológicas del funcionamiento del sistema nervioso con ciertos rasgos psicológicos. Esta tipología, además de su interés intrínseco, llegaría a jugar un importante papel en sus concepciones psicopatológicas y psiquiátricas. En su versión más simple, Pavlov identificaría a partir de la observación de la conducta de los perros en el laboratorio cuatro tipos psicológicos que corresponderían, como Pavlov reconoce en numerosas ocasiones, con la tipología hipocrática que dividía a los seres humanos en flemáticos, sanguineos, coléricos y melancólicos, en función del humor corporal predominante –flema, sangre, bilis negra o bilis amarilla–. En general, todos los animales débiles, del tipo melancólicos, enfermarían muy rápidamente, volviéndose neuróticos, ante situaciones conflictivas. Los animales fuertes pero no equilibrados, del tipo colérico, en los que el proceso inhibitorio se produce con escasa intensidad, también enfermarían con facilidad cuando se les enfrenta a situaciones en las que es necesaria la actividad inhibitoria. Por último, los animales fuertes y equilibrados, independientemente de que sean lentos (flemáticos) o rápidos (sanguíneos), muestran pocos trastornos de carácter psicopatológico al enfrentarlos a situaciones conflictivas.

Fueron muy numerosos los trabajos que Pavlov realizó en este ámbito, aunque terminaremos este apartado señalando tan sólo algunas de las orientaciones terapéuticas que surgieron como resultado directo de sus teorías, técnicas terapéuticas que se convirtieron en el modelo a seguir durante muchos años en la psiquiatría soviética. Esencialmente fueron dos las recomendaciones realizadas por Pavlov para el tratamiento psicológico y psiquiátrico tras experimentar las mismas en los animales del laboratorio: la administración de bromuro (en ocasiones en conjunción con cafeína) y el descanso (por ejemplo a través de curas de sueño). El primero produciría un aumento en el proceso inhibitorio mientras que el segundo permitiría el restablecimiento del equilibrio entre los procesos excitatorios e inhibitorios.

Las teorías sobre el lenguaje y la conducta inteligente

Fruto del progresivo interés que fue desarrollando a lo largo de su vida por la psicología, Pavlov se mantuvo siempre informado de los avances que se producían en esta ciencia. Así, Pavlov mantuvo una actitud positiva hacia la psicología conductista, sobre todo por su orientación hacia el estudio objetivo del comportamiento. Sin embargo, también consideró que al prescindir de las referencias a la actividad fisiológica del sistema nervioso superior, el conductismo había desembocado en un callejón sin salida.

Uno de los ámbitos de estudio menos conocidos de la obra de Pavlov fueron sus experiencias en torno a las capacidades de los monos antropoides para emitir conductas complejas ante situaciones novedosas. Estas experiencias se inspiraron directamente en una serie de experimentos realizados por el gestaltista Wolfgang Köhler (1887-1967) en los que, aparentemente, los monos habían mostrado conductas inteligentes.

Los resultados obtenidos en los experimentos realizados por Pavlov fueron similares a los descritos por Köhler: tras una primera fase en la que los monos intentaban infructuosamente resolver el problema por medio de un comportamiento basado en el ensayo y el error (por ejemplo intentando conseguir el alimento saltando, arrojándole una caja o trepando por los barrotes de la jaula), se producía un periodo durante el cual disminuía acusadamente la actividad del animal para, por último, producirse la solución al problema planteado de forma súbita (apilar varias cajas para construir la torre desde la cual se podía coger el alimento).

Mientras que Köhler había interpretado estas acciones como fruto de un comportamiento inteligente, que permitía la aparición de conductas nuevas y exitosas de manera súbita cuando la situación se percibía de la manera adecuada, Pavlov ofreció una explicación alternativa, muy cercana a la que estaban defendiendo los psicólogos conductistas: el comportamiento de los chimpancés en estas situaciones podría ser explicado atendiendo, en primer lugar, a aprendizajes previos en la vida del animal.

Estos aprendizajes se combinarían con el aprendizaje por ensayo y error, o “reacción caótica” en términos pavlovianos, estableciéndose las asociaciones parciales correctas necesarias para que, por último, tales asociaciones se encadenaran dando lugar a la secuencia completa de conductas que llevaban a la solución del problema. Esta secuencia quedaría reforzada por la consecución del alimento. Las interpretaciones ofrecidas por Pavlov para explicar el comportamiento mostrado por los chimpancés en las experiencias que había llevado a cabo eran, evidentemente, compatibles con su modelo de la actividad nerviosa superior.

Otro de los ámbitos puramente psicológicos en los que Pavlov realizó importantes aportaciones fue el del estudio del lenguaje. En esencia, el lenguaje encajaría sin problemas dentro del modelo de la actividad refleja pavloviano, ya que si las estimulaciones del medio representan un primer sistema de señales, el lenguaje sería también un sistema de señales cuyo principal estímulo sería la palabra.

Más concretamente, el primer sistema de señales de carácter universal para todos los animales cumple la misión de que estímulos inicialmente neutros adquieran, en función de la experiencia, la capacidad de señalar la inminente aparición de un evento relevante para el organismo. De esta forma, se ponen en marcha toda una serie de respuestas que preparan al organismo para enfrentarse adecuadamente a tal evento (por ejemplo, salivar ante la presencia del sonido que indica la presencia de comida o flexionar la pata ante la luz que indica la presencia de una descarga eléctrica). Debido al gran desarrollo del sistema nervioso superior en el ser humano, ha surgido la capacidad de establecer un segundo sistema de señales que permite una adaptación infinitamente más compleja al medio: el lenguaje. De esta forma, una vez establecida la luz como una señal primaria de la aparición de la comida, la mera mención de la palabra “luz” puede hacer que el sujeto emita la respuesta de salivación, mostrando así su carácter de señal secundaria. En palabras del propio Pavlov:

“Hasta la aparición de la familia homo sapiens, los animales sólo se relacionaban con el mundo circundante por impresiones directas... únicas señales de los objetos externos. En el futuro hombre aparecieron, se desarrollaron y perfeccionaron en forma extraordinaria las señales de segundo grado, las señales de aquellas señales primarias, en forma de palabras... Las palabras eran y siguen siendo únicamente segundas señales de la realidad.”

Pavlov, I.P. (1935). “Los tipos de Actividad nerviosa superior en relación con neurosis y psicosis, y mecanismo fisiológico de los síntomas neuróticos y psicóticos”. En I.P. Pavlov (1954). Los reflejos condicionados aplicados a la psicopatología y psiquiatría (pág. 337-342). Buenos Aires: Peña Lillo.

A pesar del interés de Pavlov por el lenguaje nunca llegó a desarrollar una teoría sistemática en torno al mismo, sino que fueron algunos de sus discípulos los que profundizarían en la elaboración de una teoría del lenguaje desde la perspectiva de la actividad nerviosa superior.

6.3.4. Consideraciones finales

Probablemente a través de los anteriores apartados os hayáis formado una idea de la amplitud y de la relevancia de la obra de Ivan Petrovich Pavlov. Sin embargo, hay una serie de precisiones que pueden ser pertinentes para cerrar este capítulo:

1) A pesar de la amplitud temática de la obra de Pavlov, es innegable que su influencia en la psicología occidental viene determinada por la descripción de los reflejos condicionados como uno de los mecanismos que permiten la adquisición de nuevas respuestas adaptativas. Este procedimiento, que se conoce en la actualidad como condicionamiento clásico, ha ocupado y sigue ocupando un lugar muy relevante en las teorías que pretenden explicar la forma en que se genera y se diversifica el comportamiento.

2) Pavlov siempre defendió que sus investigaciones eran una parte de la fisiología, situándose de esta forma al margen de la psicología. Además, no escatimó esfuerzos para dejar clara su posición ante la psicología que estaban practicando sus contemporáneos, mostrando su rechazo ante una psicología de carácter dualista que prescindiera de los hechos objetivos:

“Es evidente que (los fisiólogos y los psicólogos) estamos trabajando sobre lo mismo. Pero, mientras nuestras nociones y nuestras concepciones están fundamentadas y son casi indiscutibles, por lo que se refiere a los psicólogos la cosa no está tan clara”

“Los tipos de actividad nerviosa superior en relación con neurosis y psicosis, y mecanismo fisiológico de los síntomas neuróticos y psicóticos”. En I.P. Pavlov Los reflejos condicionados aplicados a la psicopatología y psiquiatría (pág. 337-342). Buenos Aires: Peña Lillo, 1954.

A pesar de todo, Pavlov defendió la pertinencia de la psicología como una ciencia dedicada al estudio de la conducta y la mente humanas pero, en cualquier caso, construida a partir de los métodos y los datos objetivos procedentes de la fisiología del sistema nervioso superior.

3) Las aportaciones de Pavlov tuvieron una gran influencia en la ciencia soviética y no sólo en el ámbito de la fisiología, sino también en el rumbo que tomarían en aquel país la psicología y la psiquiatría hasta bien entrada la década de 1960. Pavlov fue considerado por el régimen comunista como el ideal de científico, hasta tal punto que Lenin en 1921 decretó un trato de favor hacia Pavlov tomando en cuenta sus “excepcionalmente valiosas aportaciones científicas.” Su legado, por tanto, llegaría a convertirse en un corsé del que no pudo escapar la ciencia soviética durante gran parte del siglo XX.