LAS PREFERENCIAS JUNGIANAS
Durante las primeras décadas del siglo XX, Carl Jung, el famoso psiquiatra suizo, empezó su investigación sobre los tipos psicológicos. Jung, considerado uno de los «padres de la psicología» junto con Sigmund Freud y Alfred Adler, dedicó su vida a descubrir qué subyace en la conducta humana, qué puede explicarla. Y descubrió que la conducta humana no es fruto del azar, y que, en gran medida, se puede explicar mediante ciertos pares opuestos de atributos psicológicos que están presentes en cada persona. Por ejemplo, cuando analizamos nuestra manera de gestionar nuestra vida social, todos tenemos la capacidad de usar la preferencia por la extroversión o la introversión. Sin embargo, en determinado momento de la vida, empezamos a usar inconscientemente uno de esos atributos más que el otro. Esto quiere decir que uno de ellos se convierte en nuestro modo preferido. Por ejemplo, podemos elegir la extroversión como nuestra estrategia preferida para gestionar nuestra vida social. Lo cual no quiere decir que no podamos ser introvertidos; significa que nuestro modo dominante es la extroversión.
Jung propugnó que para crecer de verdad, para salir de nuestros estancamientos, era importante la individuación: el proceso de analizar y reintegrar esas funciones psicológicas en nuestro instrumental humano. Según él, cuando usamos sobre todo uno de los dos atributos de cada par, estamos limitados en nuestra percepción de la realidad, y no podemos alcanzar nuestro potencial pleno como seres humanos. Esto se debe a que vemos el mundo a través de la lente de nuestras preferencias dominantes particulares y, por tanto, nos perdemos otras facetas importantes de la realidad.
Por consiguiente, nuestra autorrealización llegará cuando seamos capaces de analizarnos, de obtener un conocimiento de nuestras personas y de comprender cuáles de nuestras funciones dependen del piloto automático. Por el contrario, si permitimos que esas funciones sigan ocultas, se generarán muchos sufrimientos en nuestra vida. En términos jungianos, nos conducirá a la aparición de «síntomas neuróticos».
Los descubrimientos de Jung se publicaron por primera vez en su famoso libro Tipos psicológicos, en 1921. En esta obra describía las preferencias por los atributos extroversión/introversión, sensorial/iNtuitivo y pensamiento/sentimiento. En la década de 1940, dos mujeres norteamericanas, Isabel Myers y Katharine Briggs, crearon un modelo aplicando las funciones psicológicas de Jung. Su obra se ha convertido en el método de evaluación psicológica más usado en el mundo: el MBTI (Indicador de tipo de Myers-Briggs). A los tres pares de preferencias opuestas que describió Jung, ellas añadieron un cuarto: calificador/perceptivo.
extroversión (E) – introversión (I)
sensorial (S) – iNtuitivo (N)
pensamiento (T) – sentimiento (F)
calificador (J) – perceptivo (P)
Este test mide la dominancia de una función concreta en cada par, y da como resultado un código de cuatro letras. Por ejemplo, una persona que tiene preferencia por la introversión en el primer par obtiene la letra «I» en su código de cuatro letras. Si en la persona predomina el factor sensorial, la «S» será la segunda letra, y así sucesivamente para la tercera y la cuarta letras. Como resultado, según el baremo MBTI existen dieciséis tipos de personalidad. La figura 1.3 nos da un ejemplo de un cliente ENTJ.
Figura 1.3 Determinación de las funciones jungianas dominantes en un cliente. Un ejemplo de un tipo ENTJ.
En las siguientes secciones describiremos con mayor detalle las ocho preferencias.
Primer ámbito: la preferencia social y energización
La primera dimensión de la personalidad identificada por Jung fue la extroversión/introversión. Lo que mide esta dimensión es nuestra preferencia relativa a la actividad social y al modo en que gestionamos y restauramos nuestros niveles energéticos.
Extroversión («E»)
En su expresión sana. Las personas que sienten preferencia por la extroversión están orientadas hacia el exterior, son sociables, habladoras y recargan sus niveles energéticos por medio de actividades sociales y externas. Son personas entusiastas, activas, animadas, rápidas y enérgicas. Son interactivas y tienden a exteriorizar sus pensamientos para procesarlos. Cuando conversan, suelen usar muchas palabras y hablar en voz alta. Están más orientadas a la acción que las introvertidas, y tienden a actuar (y a hablar) de forma más espontánea. Interactúan bien en grupos y se les da bien generar ideas dentro de estos.
Cuando se comunique con este tipo de personas, respete su necesidad de expresarse espontáneamente. Prefieren encuentros cara a cara, o hablar por teléfono antes que recurrir a la comunicación escrita, como el correo electrónico. Es importante mantener el contacto visual con ellas. Si usted es introvertido, comprenda el modo en que exteriorizan sus pensamientos los extrovertidos (a veces sin haberlos meditado mucho), y tenga paciencia con ellos.
Palabras clave: social, actividad, encuentro, reunión, grupo, entusiasmo, expresión, cara a cara, habladores, asertivos, rápidos, abiertos.
En el estancamiento. Cuando se usa en exceso, la preferencia por la extroversión pasa factura. El enfoque «actuar primero, pensar después» puede inducir a esas personas a actuar con demasiada rapidez, y a veces tienen que lamentar las consecuencias. En la zona del estancamiento, también es posible que hablen demasiado. En consecuencia, son malos oyentes: interrumpen, siguen hablando sin darse cuenta de si la otra persona está interesada en lo que dicen o no. Quizá también sientan la necesidad compulsiva de llenar los silencios, sobre todo cuando interactúan con los introvertidos. A estos últimos también puede molestarles ver que al extrovertido le cuesta guardar los secretos y respetar la privacidad, lo que perjudica la confianza entre ambos.
Introversión («I»)
En su expresión sana. Las personas que sienten preferencia por la introversión están orientadas hacia su interior, son reservadas y recargan sus niveles energéticos al pasar tiempo a solas. Son personas reflexivas y contemplativas. Tienen una forma de actuar calmada y controlada, y su ritmo es más lento que el de otras personas. Su forma de hablar se caracteriza por emplear pocas palabras, pausas y una voz más apacible. Les gusta disponer de espacio, tanto físico como en términos de tiempo, para disfrutar de sus actividades solitarias. Normalmente, solo tienen unos pocos amigos, que son íntimos. A muchas de estas personas les gusta leer.
Cuando se comunique con introvertidos, respete su necesidad de tomarse un tiempo para pensar y procesar lo que se dice en la conversación. Escúchelos activamente, y no los agobie hablando demasiado. Puede que se produzca poco contacto visual, o ninguno. Dado que tienden a pensar y a reflexionar antes de actuar, normalmente tardan un poco más en actuar; no les meta prisa. Funcionan bien al comunicarse por escrito, por ejemplo a través del correo electrónico, ya que, como es lógico, disponen de más tiempo para reflexionar bien sobre sus respuestas. En persona, prefieren las interacciones con un solo interlocutor antes que las grupales o sociales.
Palabras clave: reflexión, percepción, introspección, uno a uno, previsión, consideración, interior, escuchar, solo, espacio, baja intensidad, íntimo, reservado, contemplativo, apacible, «difícil de conocer», lento.
En el estancamiento. Cuando se usa en exceso, la preferencia por la introversión tiene desventajas. El patrón de «pensar-actuar-volver a pensar» puede inducir a los introvertidos a pensar demasiado antes de decidirse y actuar, incluso cuando la situación exija lo contrario. Esto les hace estar tensos y prepararse en exceso antes de una reunión.
Su preferencia por la privacidad puede llevar a los otros a pensar a veces que el introvertido es arrogante o arisco. Sometidos a presión, pueden volverse hipersensibles ante lo que entienden como una invasión de su espacio, y es fácil que los molesten rápidamente las personas y el ruido, cosas que los inducen a querer quedarse en un segundo plano, con más privacidad si cabe.
Segundo ámbito: el procesamiento de la información
Los seres humanos estamos expuestos constantemente a una gran cantidad de información y de estímulos externos. Pero el modo en que se percibe y se procesa esa información no es el mismo para todos. Cada persona tiende a percibir automáticamente aspectos diferentes de la realidad. Jung distinguió entre dos formas distintas y principales en las que las personas suelen absorber y procesar la información externa. La primera se llama estilo sensitivo, y la segunda estilo intuitivo.
Sensitivo («S»)
En su expresión sana. Las personas que muestran preferencia por el estilo sensitivo tienden a percibir la realidad de un modo inmediato. Se concentran en el presente. Casi siempre sus sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto están muy activos y actúan como receptores del mundo que los rodea. Sus sentidos son sus instrumentos preferidos para percibir la realidad de una forma fiable.
Los sensitivos necesitan mucho la claridad, y son realistas y pragmáticos. Se les da muy bien detectar los detalles de todas las cosas.
Cuando tienen que solucionar un problema, les interesa reunir datos no interpretados, directos. Quieren saber si las cosas funcionan, y se fían de soluciones demostradas que han funcionado en el pasado. También tienen la capacidad de convertir las ideas en aplicaciones prácticas.
Al comunicarse con ellos, es importante ser directo y claro. No los agobie con modelos y teorías complejos: expóngales los hechos, ponga ejemplos y sea concreto. En ningún momento deje de ser práctico. Cuando les describa algo, hágalo secuencialmente, y enséñeles las cosas paso a paso, de una forma clara.
Palabras clave: sentido común, presente, real, concreto, aquí y ahora, hechos, funcional, específico, detalles, pautas, demostrado, experiencia, «probado y aprobado», claridad, rutina, procedimiento.
En el estancamiento. Cuando se emplea demasiado, la función sensitiva obliga a pagar un precio. Si los sensitivos siguen tomándose todo literalmente, no desarrollan su imaginación. Es posible que no logren pensar «con originalidad» ni imaginar posibilidades futuras, captar tendencias o, simplemente, ver más allá de su input sensorial. Su tendencia a basarse demasiado en las ideas ya demostradas puede inhibir su creatividad. Además, prestar demasiada atención a los detalles puede inducirlos a perder de vista la imagen global.
iNtuitivo («N»)
En su expresión sana. Las personas con la preferencia iNtuitiva tienden a percibir la realidad por inferencia. Su atención tiende a centrarse en el porqué de las cosas. Confían en sus corazonadas y en su imaginación, antes que en sus sentidos. Dado que se centran en la imagen general, miran la realidad como a vista de pájaro: de esta forma, perciben todos los elementos que la componen, los vínculos y las interrelaciones entre ellos. Se les da bien detectar conceptos, posibilidades, tendencias, patrones y consecuencias. Tienen la capacidad deductiva y connotativa: perciben cómo los sucesos presentes sugieren algo más de lo que es explícito o se expresa directamente.
Cuando tienen que resolver un problema, se les da bien aplicar la proliferación y la generación de ideas. Les gusta experimentar y, si es necesario, se apartarán de las soluciones adoptadas en el pasado y demostradas. Les interesan las posibilidades: por un lado, buscan otras maneras de abordar y resolver un problema; por otro lado, observan lo latente, lo potencial: aquello que podría ser pero que aún no es. También son competentes para redisponer las cosas con objeto de descubrir significados y relaciones entre ellas.
Cuando se comunique con personas así, es importante que sea global antes de centrarse en los detalles. No las agobie con detalles y cosas concretas: sea conceptual, exponga las ideas generales y muéstreles la imagen global, el modo en que se interrelacionan las cosas y cuáles son sus implicaciones. No se aleje del porqué de las cosas. Cuando les describa algo, emplee metáforas y asociaciones.
Palabras clave: inspiración, perspicacia, futuro, creatividad, ideas, proliferación de ideas, nuevo, tendencias, patrones, posibilidades, imaginación, abstracto, holístico, corazonada, matiz, implícito, teoría, modelo, sutileza, connotación, implicación, redisposición, significado, integrador, novedoso.
En el estancamiento. Cuando se abusa de ella, la función iNtuitiva crea ciertos problemas. Si los iNtuitivos no dejan de tomárselo todo figurativamente, no desarrollarán un sentido correcto del aquí y el ahora. Es posible que no logren tomar decisiones basándose en una información factual. Su tendencia a depender de la inspiración, de la creatividad y de las posibilidades puede inhibir el uso de un enfoque práctico cuando la situación lo requiera. Por otra parte, un uso excesivo de la técnica de «leer entre líneas» puede inducirlos a distraerse con especulaciones mientras pierden de vista lo más obvio.
Tercer ámbito: la toma de decisiones
Como ya hemos visto en el par de referencias anteriores, los seres humanos están expuestos constantemente a una gran cantidad de información y estímulos externos, que deben procesar. En Tipos psicológicos, Jung explicó que, tras juzgar lo que significan para nosotros los sucesos externos, participamos en un proceso de toma de decisiones. Sin embargo, también aquí existen dos filtros distintos con los que podemos realizar este proceso: el pensamiento y el sentimiento.
Estas preferencias no son mutuamente excluyentes, y todos las tenemos y las usamos, pero cada uno manifiesta una preferencia hacia una o la otra.
Pensamiento («T»)
En su expresión sana. Las personas que tienen preferencia por el pensamiento prefieren tomar decisiones de una forma lógica. Valoran la objetividad. Antes de decidir, sopesan los costes y los beneficios. También prestan atención a la causalidad: cómo influirá un hecho sobre otros, y cuál es la consecuencia que podemos esperar.
Al comunicarse con ellas es importante ser lógico y objetivo. No las agobie con sentimientos: manténgase tranquilo y objetivo en todo momento. Cuando les describa algo, sea claro y organizado, y sobre todo explíqueles la relación entre la causa y el efecto.
Palabras clave: objetivo, análisis, distanciamiento, lógico, causa-efecto, coste-beneficio, criterios, evaluación, consecuencias, información, conocimiento, sopesar.
En el estancamiento. Cuando se usa en demasía, la preferencia por el pensamiento acarrea ciertas desventajas. Las personas que optan por ella pueden aferrarse demasiado a la lógica, descartando cualquier otro criterio para tomar decisiones, hasta el punto de ignorar otros tipos de inteligencia, como la sentimental (emocional) o la instintiva. Pueden volverse demasiado impersonales. Los demás pueden percibir a estos individuos como seres fríos y despegados. Además, cuando piensan demasiado en una situación, su proceso de toma de decisiones puede verse afectado, y se quedan estancados en la «parálisis del análisis», posponiendo las decisiones y quedándose sin actuar.
Sentimiento («F»)
En su expresión sana. Las personas que tienen preferencia por el sentimiento optan por tomar las decisiones de una forma más personal y subjetiva. Quieren tomarlas basándose en valores y en principios. Antes de decidir, sopesan el modo en que sus decisiones influirán sobre ellos y sobre otros seres humanos.
Cuando se comunique con estas personas, es importante que las escuche activamente. Hable desde el corazón y no las presione con la lógica: demuéstreles que le importan, y en todo momento sea personal y receptivo. Cuando les describa algo, muéstreles qué papel desempeñan los valores en el tema en cuestión, y cuál es (o será) el impacto que tendrán sobre los sentimientos y el bienestar de las personas.
Palabras clave: sensibilidad, personal, interés, sentimientos, comunicación, humano, apreciación, emociones, empatía, relaciones, valores, principios, compasión, expresión, armonía, amistoso, nutrición, respaldo, interacciones.
En el estancamiento. Cuando se usa en exceso, la preferencia por el sentimiento pasa factura. Las personas que se decantan por ella pueden aferrarse demasiado a los sentimientos, descartando cualquier otro criterio para tomar decisiones, hasta el punto de ignorar otros tipos de inteligencia, como el centro de la lógica (pensamiento) o el del instinto (el del cuerpo). Pueden volverse demasiado sensibles a las críticas, tomándoselo todo como algo personal. Los demás pueden considerarlas ilógicas. Además, cuando actúan impulsivamente, sin pensarlo bien, puede verse malparado su proceso de toma de decisiones, porque actúan «como les dicta el corazón».
Cuarto ámbito: la estructuración de la vida
En los años 40 del siglo XX, Katharine Briggs e Isabel Briggs Myers empezaron a trabajar en la creación de un instrumento de evaluación de los tipos de personalidad basado en las teorías de Carl Jung. Además de los tres pares de preferencias propuestas por Jung (extroversión/introversión, sensitivo/iNtuitivo, pensamiento/sentimiento), propusieron un cuarto: calificador/perceptivo. Así, el instrumento MBTI fruto de su investigación pasó a incluir también esta dimensión. ¿Qué miden estas dos preferencias añadidas? Evalúan algunas preferencias generales relativas a la estructura y a la conclusión: ¿Preferimos un estilo de vida estructurado, organizado, planificado, u otro más espontáneo? ¿Nos gusta mantener abiertas nuestras opciones, o sentimos una preferencia por los asuntos cerrados y concluidos?
Calificador («J»)
En su expresión sana. Las personas que tienen preferencia por juzgar o calificar viven su vida de una manera estructurada. Valoran el orden; mantienen organizadas sus agendas; se les da bien clarificar listas de tareas que deben hacer y les gusta finiquitarlas todas. Les gusta atar todos los «cabos sueltos» y se sienten incómodos cuando no logran rematar un asunto. Para ellas, es importante la puntualidad y la autodisciplina, y, normalmente, disponen de rutinas bien organizadas.
Cuando se comunique con las personas calificadoras, es importante ser decisivo. No las desborde con opciones: manténgase centrado y «con la vista en el blanco» en todo momento. Sea siempre puntual; cuando les describa algo, sea conciso y organizado, y enfatice cómo alcanzar la conclusión del asunto.
Palabras clave: conclusión, organización, orden, fecha tope, estructura, decidido, asentado, conformidad, plan, control, tarea, programa, oportuno, puntualidad, disciplina, productividad, perseverancia, blanco, objetivos, eficiencia, preparado, dispuesto, meta, agenda, «atar cabos sueltos», concentración, compromiso.
En el estancamiento. Cuando se emplea en exceso la preferencia por la calificación, surgen varios problemas. Los calificadores pueden aferrarse demasiado al orden y al control, descartando cualquier otro criterio para administrar su estilo de vida, llegando hasta el punto de querer planificar todos los aspectos de ella en todo momento. Pueden estresarse demasiado. Los demás pueden verlos como individuos críticos, inflexibles y rígidos.
Perceptivo («P»)
En su expresión sana. Los individuos que optan por la percepción prefieren vivir la vida de una forma menos estructurada, de manera que fluya más. Valoran la espontaneidad; mantienen abiertas y flexibles sus agendas, y pueden adaptarse «sobre la marcha» a los acontecimientos. Se adaptan rápidamente a los cambios, y son capaces de variar el rumbo rápidamente si las circunstancias se lo exigen. Su curiosidad los capacita para explorar opciones y posibilidades.
Cuando uno se comunica con los perceptivos, es importante que sea abierto. No los agobie con fechas tope ni les meta prisa para que tomen decisiones. Respete su necesidad de disponer de algún tiempo para considerar sus opciones antes de actuar. Cuando el asunto que tienen entre manos es realmente importante y exige su actuación inmediata, dígaselo con firmeza, pero evite sermonearlos. Cuando les describa algo, céntrese en los procesos y describa los numerosos cursos de acción disponibles.
Palabras clave: flexibilidad, espontaneidad, relax, curiosidad, posibilidades, amplitud, apertura, libertad, gama, opciones, elecciones, «planes con final abierto», adaptable, fluir, proceso, entusiasmo, evaluación, consideración (de opciones), espacio, amplitud, interés.
En el estancamiento. Cuando se usa demasiado, la preferencia perceptivo acarrea determinados problemas. El hecho de pasar a otra cosa cuando aún no se ha concluido la que se tiene entre manos, barajar demasiadas opciones, cambiar de rumbo excesivas veces, y la falta de orden y de organización pueden dar pie a un mal rendimiento y a resultados mediocres. La falta de puntualidad de los perceptivos puede inducir a otros a considerarlos personas irrespetuosas o faltas de compromiso.