nismos multilaterales que permiten abordar problemas de carácter cada vez
más global. Un ejemplo es, como indica Anthony Giddens, la necesidad que
tarde o temprano tendrán los gobiernos de abordar la regulación de los merca-
dos financieros globales so pena de que la economía global se convierta cada
vez más en algo parecido a una “economía casino” (Giddens 1997a).
El estado en la era de la información vive profundas contradicciones, pues por
un lado ha sido durante las últimas décadas el inductor de la difusión de las
tecnologías, financiador de su investigación, creador de sus mercados, y hoy es
él mismo víctima de este proceso al ver como su poder ha disminuido a raíz de
un desplazamiento del ejercicio de poder del espacio de lugares hacia el espa-
cio de flujos.
También asistimos a cambios a nivel de relación entre el poder político y los
medios de comunicación. Como señala Castells (2000b) en relación al papel de
los medios, “(…) hoy en día la política no está definida por los medios de comu-
nicación sino dentro del espacio de los medios, que está ocupado por innume-
rables y variadas cadenas de televisión y cada vez más por Internet (…) y al con-
trario de lo que nos pueda parecer a primera vista, debido a la emergencia de
redes alternativas de información, los medios de comunicación nos informarán
cada vez más sobre lo que pasa en la sociedad. El fin del monopolio sobre la
información también significa el fin del monopolio de los gobiernos sobre la
acción”.
La cultura de las sociedades informacionales
Si tal como sugiere Castells los cambios en las relaciones de producción,
poder y experiencia conducen también a un cambio significativo de las formas
sociales del espacio y del tiempo y a la emergencia de una nueva cultura
mediante el cambio de modelo de comunicación (o si se prefiere, intercambios
simbólicos mediados), ¿qué cultura es la que se genera en la era de la informa-
ción?
Creo que para comprender la amplitud de la cuestión hace falta primero
analizar las definiciones socialmente compartidas o si se prefiere presentes en
© Editorial UOC 63 Las múltiples dimensiones de la sociedad en red
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