mienta usada para múltiples aplicaciones. ¿Pero por qué ahora? Podemos res-
ponder a la pregunta de Castells centrándonos primero en las razones de carác-
ter tecnológico: la difusión del PC y más tarde de toda una gama de aparatos
de informática y comunicación; la facilidad de uso del World Wide Web; el sur-
gimiento de la alfabetización informática, en particular entre las nuevas gene-
raciones, y la promoción del uso de Internet en el trabajo y en el sistema edu-
cativo (Lee 1999).
Pero parte del reciente éxito de Internet puede estar relacionado con una
realidad ya estudiada en la historia de la tecnología (Winston 1999): ésta res-
ponde a una necesidad fundamental de la sociedad, una necesidad arraigada en
la evolución social y que encuentra en Internet una herramienta privilegiada
para su realización. Pero al mismo tiempo, a través de su uso, las propias per-
sonas cambian esta tecnología y ello es una característica que permite el pro-
pio modelo abierto de tecnología (una lógica ausente de las anteriores tecnolo-
gías de la información y comunicación como la televisión, el teléfono, la radio,
los periódicos, etc.).
Si el funcionamiento en red constituye una necesidad social sobrevenida
(Winston 1999), ¿para qué la utilizamos y con quién? Para responder a esta pre-
gunta necesitamos considerar el proceso de la evolución social en la llamada
era de la información (Castells 2003).17
Como dice Castells, la existencia de este nuevo modo de desarrollo informa-
cional y la preponderancia del espacio de flujos sobre el espacio de lugares tiene
como resultado una globalización creciente y aunque éste no sea en sí un fenó-
meno negativo, pues representa la idea de que todos pueden comunicarse con
todos, comprar y vender globalmente y así formar una comunidad global, la
globalización en realidad representa para una gran parte de la humanidad una
negación de poder político y el consiguiente empobrecimiento económico
(Castells 1997).
© Editorial UOC 61 Las múltiples dimensiones de la sociedad en red
17. “(…) ¿por qué he [(…)] mantenido La era de la información como título general de este libro sin
incluir la Europa medieval en mi investigación? (…) en un mundo construido en torno a las tec-
nologías de la información, de la sociedad de la información, de la informatización, de la autopis-
ta de la información y otras expresiones (terminológicas) parecidas (todas ellas con origen en Japón
a mediados de los años 60 –Johoka Shakai en japonés– transmitidas a Occidente en 1978 por Simon
Nora y Alain Minc con todo su exotismo, un título como La era de la información apunta directa-
mente a cuestiones planteadas sin prejuzgar las respuestas.” (Castells 2003)
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