la coincidencia temporal con un nuevo tipo de tecnología, las tecnologías de la
información, de las que se ha apropiado el tejido económico con el objetivo de
potenciar la flexibilización de relaciones organizativas y espaciales a escala glo-
bal. A la vez que se reestructuraba el capitalismo hemos asistido durante esas tres
décadas a la casi desaparición del estatismo –ya fuese de modelo soviético o ins-
pirado en un modelo nacionalista exacerbado– como forma de estructurar las
relaciones de producción en el mundo contemporáneo.
Pero la sociedad informacional no vive sólo de las dimensiones económicas.
Las tres últimas décadas del siglo XX han traído nuevas formas de hacer frente
a la experiencia y definir objetivos de reivindicaciones sociales mediante el sur-
gimiento de los movimientos sociales de finales de los años 60 y su multiplica-
ción en las décadas siguientes.
Como hace referencia Manuel Castells (2002), las ambiciones de los jóve-
nes participantes en esos movimientos reivindicativos “(…) incluían una reac-
ción multidimensional a la autoridad arbitraria, una revolución contra las
injusticias y la búsqueda de la experimentación personal”.
Aun reconociendo que los cambios promovidos por estos movimientos han
sido fundamentalmente culturales e independientes de las transformaciones
económicas y tecnológicas, Castells señala que han tenido un impacto sobre la
economía y la tecnología y los procesos de reestructuración resultantes. Hay
ejemplos de esa influencia, según este autor, en el espíritu libertario que inspi-
ra el uso individualizado y descentralizado de la tecnología; el distanciamiento
frente a las políticas sindicales tradicionales que ha contribuido a la debilita-
ción del movimiento sindical; la apertura cultural que ha estimulado la mani-
pulación experimental de símbolos, creando el modelo actual de apropiación
social de los medios de comunicación; su cosmopolitismo e internacionalismo
como puente hacia un espacio global de sociabilización; y finalmente su aver-
sión al estado que ha debilitado la legitimidad de los sistemas democráticos.
La sociedad informacional que Manuel Castells nos propone como fruto de
los cambios tecnológicos y económicos y de los movimientos sociales de las
tres últimas décadas tiene en la lógica de la red de su estructura básica una de
sus características principales.
Auque la red como forma organizativa haya acompañado a las sociedades
humanas a lo largo de la historia, la difusión de un modelo que junta la flexi-
© Editorial UOC 59 Las múltiples dimensiones de la sociedad en red
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