© Editorial UOC 535 Medios de comunicación, movilización y protestas
En el caso de la protesta contra el fin de RTP2, todos los medios de comu-
nicación se transformaron en una inmensa red, articulando opiniones con la
intención de dar relevancia a la opinión individual y consecuentemente alcan-
zar el estado de opinión pública mayoritaria sobre la cuestión planteada. Dado
que el encuentro físico o las manifestaciones fueron residuales se trató de una
protesta puramente simbólica basada en la libertad de opinión y en la idea de
que el uso de los medios de comunicación para dar voz a las opiniones puede
ser en determinadas circunstancias, sobre todo en un estado democrático, algo
similar a un sondeo de opinión.
Como señalan Van Aelst y Walgrave (2001), los movilizadores de acciones
colectivas son en su mayoría organizaciones.
Son ellos quienes intentan que triunfen sus posiciones sobre un determina-
do asunto ante el público (movilización por consenso) y quienes intentan motivar
al público para la acción (movilización para la acción). Si no hay organizaciones,
las redes de comunicación informal pueden asumir ese papel de movilizadores
para la acción.
Los medios de comunicación de masas modernos se han vuelto fundamen-
tales en la vida y muerte de los movimientos sociales, especialmente por la
forma que éstos consiguen gestionar las noticias creando acontecimientos para
los medios de comunicación (Van Aelst 2001). Los medios de comunicacón
de masas no suelen ser más que filtros, facilitadores o incluso barreras para la
acción colectiva y no actores centrales con una estrategia propia y un papel
proactivo.
La teoría de la movilización propone que los medios de comunicación de
masas son canales posibles para la movilización por consenso y proveedores
privilegiados de información y matrices de referencia. La misma lógica sugiere
que medios de comunicación como la radio, televisión y prensa son menos
importantes para la comunicación persuasiva (movilizar para la acción) pero tie-
nen un papel primordial en la creación de climas favorables a la movilización
(movilización por consenso) (Van Aelst 2001).
Si el caso de las marchas blancas contra la pederastia en Bélgica demostró
que los medios de comunicación pueden asumir un papel de movilización para
la acción en situaciones concretas de ausencia de organizaciones que lideren
los procesos (Van Aelst 2001), el análisis del movimiento por Timor demuestra