© Editorial UOC 478 Los medios de comunicación en la sociedad en red
Peppino Ortoleva (1991) analiza en una perspectiva histórica la evolución
de la regulación y del uso de la censura en las democracias europeas y norte-
americanas, trazándola desde el predominio de la idea de “escándalo moral”
(es decir, “lo que se considera capaz de corromper por el propio hecho de ser
visto o conocido”) hasta el establecimiento de un consenso cada vez mayor en
torno a lo considerado como contenido lícito.
La aportación de Ortoleva (1991) es fundamental para percatarnos de dos
tendencias constantes en la evolución del sistema de medios.
La primera es que cada vez que se produce una innovación tecnológica
también se forma resistencia y ésta tiende siempre a asumir el recelo de las
tendencias que acaban corrompiendo el nuevo medio.
La segunda, tiene que ver con la infancia. Además de difundir la idea de
que el estado no tiene derecho a interferir en las elecciones morales de los
individuos adultos, surge también la idea de que los niños antes de llegar a la
pubertad viven una situación de particular necesidad de protección en el plano
moral y psicológico.
La condición de infancia se convierte de este modo, desde el siglo XX hasta
nuestros días, en la motivación de las compañas contra el funcionamiento del
sistema de medios. Como dice Ortoleva, “resulta que cada generación defien-
de el sistema de medios con el que nació y creció contra el que destaca en un
determinado momento” (1991).
Ese conjunto de tendencias recurrentes en el sistema de medios dio origen
a una solución de compromiso en los países democráticos, donde sólo las ten-
dencias más fundamentalistas, religiosas o políticas todavía defienden la pura
censura de contenidos.
Esa solución de compromiso se basa más en la estructura de los mercados
que en una ética común. Así, los bienes considerados escandalosos por una
parte considerable de la población son vetados a los menores y dirigidos hacia
un mercado paralelo y más segmentado, donde la máxima es “a cada uno su
propio (verdadero o supuesto) vicio” (Ortoleva 1991).
Esta contextualización de la censura y regulación encuentra en Slevin (2002)
otra aportación interesante al encuadramiento de por qué asume el estado un
interés continuo por la regulación de los medios de comunicación y de cómo
se ve Internet como heredero de esta visión. Según Slevin, el uso de las tecno-