© Editorial UOC 467 La política mediada
La política informacional actual favorece las estrategias de marketing político
de personalización y vaciado del debate político en los medios de comunica-
ción. Naturalmente, la domesticación del uso de Internet en materia política
por parte de las elites políticas y los medios de comunicación ha seguido buena
parte de esa lógica.
De ahí que después de diez años de convivencia entre política e Internet, el
escenario que puede considerarse más actual entre los diferentes que preconi-
zan Gibson y Ward (2003) es el de “politics as usual”, un escenario de impacto
reducido de las tecnologías de la información y comunicación en las prácticas
y concepciones políticas en el marco institucional entre ciudadanos y órganos
de soberanía.
En este escenario, los agentes políticos usan las tecnologías de la infor-
mación para reproducir sus prácticas anteriores, usándolas más para difundir
propaganda y marketing político que como mecanismos reales de interactividad
con los ciudadanos, centrando su atención en los ciudadanos políticamente
más activos.
Con independencia de la aparición de Internet, la política informacional
que hoy conocemos sigue basándose en una concepción “demoelitista” (Hoff
et al. 2000) de la democracia y menos en un modelo más orientado hacia la
participación de los ciudadanos como el “modelo neorrepublicano” (Hoff et
al.2000).181
El demoelitismo es un modelo que preconiza varias reformas en las agendas
de los gobiernos actuales, defendiendo propuestas para promover la calidad
democrática de la política electoral y reforzando el componente representativo
cuyos ejemplos se encuentran en las propuestas a incluir en los manifiestos de
los partidos, los registros de voto y la toma de posiciones de los políticos en
Internet así como las conversaciones electrónicas entre ciudadanos y represen-
tantes electos, etc.
181. Como teoría comunicacional, este modelo defiende una esfera pública virtual mediada por
redes electrónicas, promotora de ciudadanos activos en el proceso político. Sus defensores se
encuentran tanto en los nuevos movimientos sociales como en el nuevo comunitarismo del movi-
miento ciudadano en red y sus reuniones colectivas electrónicas y plazas públicas virtuales. En su
mayoría, defienden el acceso a las tecnologías de la información como un derecho social funda-
mental que debe ser garantizado a todos los ciudadanos en la sociedad de la información.