© Editorial UOC 425 La política mediada
La argumentación de los defensores de la democratización electrónica se sus-
tenta en que los sistemas políticos basados en la CMO permiten más y mejor
acceso a información crucial sobre los gobiernos.
Crear y gestionar encuentros electrónicos entre ciudadanos y representantes
usando la CMO puede contribuir a la deliberación política basada en la opinión
de los ciudadanos para trazar nuevos sentidos de pertenencia al electorado.
Se trata de un modelo que al asumir los problemas de la democracia repre-
sentativa contemporánea considera la CMO una forma de resolver los proble-
mas de apatía y participación.
Dado que la CMO permite reducir los costes de comunicación y organiza-
ción es vista como una forma para dar más poder a la sociedad civil en su rela-
ción con el estado. Ese es el modelo que valora el uso de la CMO como forma
de fomentar el debate y el acceso a la formación.
Buscando un equilibrio entre las diferentes propuestas sobre la definición de
la relación entre democracia y tecnología, creo que la que nos permite un punto
de partida mejor para el análisis de la política informacional es la de Trechsel y
Kies (2004) que define la democracia electrónica como la que consiste en todos los
medios electrónicos de la comunicación que permiten empoderar al ciudadano en sus
esfuerzos de responsabilización pública de las acciones de los políticos/gobernantes.
En función de los aspectos de la democracia promovidos, la democracia
electrónica puede emplear diferentes técnicas para aumentar la transparencia
del proceso político, el compromiso directo y la participación de los ciudada-
nos y por último la memoria de la calidad de formación de opinión a través de
la apertura de nuevos espacios de información (Trechsel, Kies et al. 2004). A esa
definición añadiría que ello puede traducirse en la evolución hacia un modelo
de democracia participativa o el mantenimiento de las lógicas actuales en los modelos
de democracia liberal.162
162. Según Hague y Loader (1999), el debate sobre el uso de las tecnologías de la información y
comunicación en política se centra en un continuo entre un modelo de democracia participativa
(la más próxima a la democracia directa) y un concepto de democracia representativa. Como idea-
les tipo de democracia, la democracia participativa tiende a percibir a la persona como parte de
una comunidad política que intenta involucrar a los individuos lo máximo posible en el proceso
político; además, este modelo percibe a los representantes como delegados de su electorado y
aboga por un flujo constante de comunicación entre electos y electores para tener conocimiento
de las expectativas del electorado por parte de los representantes y un proceso abierto y transpa-
rente para garantizar la responsabilidad de los electos. Por otro lado, el modelo de democracia