© Editorial UOC 423 La política mediada
visto por futurólogos como Alvin Toffler (1980) como un ejemplo de las posibili-
dades de la democracia directa que iba a ofrecer el futuro (Dahlberg 2001, 2002).
Pero a finales de los años 70 y durante los 80 un gran número de autores
(Arterton 1987, Laudon 1977, Abrahamson et al. 1988) criticaban los concep-
tos de determinismo tecnológico asociados al desarrollo de nuevos medios de
comunicación y su influencia en los procesos políticos.
De este modo existía un sentimiento de decepción por la incapacidad de la
televisión por cable de mejorar las formas de democracia directa y la participa-
ción política de los ciudadanos. La crítica central a ese sistema fue y todavía es
que las personas no pueden tomar una decisión informada, pudiendo recurrir
sólo a lo que se está difundiendo en la televisión. Esta crítica fue una de las
razones por el abandono de ese tipo de proyectos de democracia electrónica
asociados a la televisión.161
En los años 90, las teorías sobre la democracia electrónica experimentaron
un nuevo impulso debido al uso en las campañas electorales norteamericanas
de encuentros de los candidatos con electores grabados en televisión y también
gracias a los nuevos adelantos tecnológicos de los medios de comunicación
(multiplicación de canales disponibles, nuevos formatos televisivos y creci-
miento de las redes de ordenadores).
Basándose en cuatro conceptos analíticos (tecnología, formas de democra-
cia, dimensiones de participación política y agenda política), Martin Hagen
identifica tres tipos de relación entre democracia y tecnología: teledemocracia,
ciberdemocracia y democratización electrónica (Hagen 1997, 2000).
Aunque los tres tipos de democracia partan del uso de redes de ordenadores,
cada uno se basa en un conjunto diferente de objetivos y lecturas del funciona-
miento real de las democracias.
La denominada teledemocracia argumenta que la comunicación mediada por
ordenador (CMO) permite en definitiva formas de participación política consi-
deradas no practicables debido a condicionantes espaciales o temporales.
161. Irónicamente, su fracaso democrático se convirtió en un éxito comercial para las televisiones
privadas y públicas, que la recuperaron pero con un fin comercial. Las televisiones en Portugal
parecen haber redescubierto las posibilidades de la interactividad con los espectadores pero con la
intención de generar ingresos alternativos a la publicidad a través de números de valor añadido
publicitados durante los telediarios u otros programas.