© Editorial UOC 416 Los medios de comunicación en la sociedad en red
Son instrumentos que son apropiados sin referirse a la existencia de un
mediador, es decir, un partido o representante electo, prefiriendo elegir nuevos
espacios de mediación.
Sin embargo no se debe confundir ese concepto con la democracia directa
ya que ésta última sólo se refiere al movimiento final de una decisión o a la
presencia en un determinado proceso de decisión (Rodotà 1997).
El concepto de democracia continua se centra en el fin de la intermitencia
del proceso político en cuanto a la presencia del ciudadano y el hecho de que
esta nueva continuidad parte sobre todo de los propios interesados (Rodotà
1997).
Pero entre ese ideal de presencia casi permanente de la práctica democrática
y la apropiación real de los diferentes medios de comunicación, en particular
Internet, por los ciudadanos pero también las elites políticas, hay grandes dife-
rencias.
La definición de Rodotà tiene la fuerza de alejarnos de las definiciones
electrónicas de democracia centradas en fórmulas de apropiación tecnológica
(Norris 2004) para hacernos centrar la atención en lo que más diferencia a las
prácticas de una política informacional de modelos anteriores (Castells 2004).
Sin embargo también presenta limitaciones, sobre todo porque parte del prin-
cipio de que los nuevos espacios de mediación proporcionados por Internet y la
telefonía móvil se superpondrían a los anteriores espacios de mediación prota-
gonizados esencialmente por la televisión, la radio y la prensa, olvidando desde
luego que para que exista comunicación hace falta que ambas partes tengan
igual interés en promover esos nuevos canales.
Por otro lado, Rodotà parece olvidar que en la política informacional no hay
sólo dos partes, ciudadanos y elegidos, sino también los medios de comunica-
ción tradicionales (televisión, radio y prensa), que no están dispuestos a perder
su papel de mediador central en la política informacional.
La idea de democracia continua recoge dos dimensiones fundamentales de la
política informacional: continuidad en detrimento de intermitencia y valoración
de los espacios de mediación en detrimento del momento de elección. Sin embar-
go no da suficiente valor, por un lado, al poder del proceso de domesticación
de los medios de comunicación tradicionales por las elites políticas, y por otro,
al hecho de que el cambio real de paradigma político sólo puede producirse si