© Editorial UOC 392 Los medios de comunicación en la sociedad en red
logías de forma pionera y las usan con facilidad en cualquier momento y lugar
(Tapscott 1998, Kellner 2003).
Heibecker (2001, cit. en Hartmann) define asimismo una generación en
función de su relación con las tecnologías pero destaca la existencia de dife-
rentes subculturas asociadas. Su argumentación es que no es tanto el número
de usuarios lo que define una cultura sino la forma en que algunos las usan
y cómo son vistos al hacerlo lo que crea un horizonte común, pero ello no es
suficiente para dar pie a la denominación generacional.158
En el presente análisis se plantea que aunque cada generación comparta
diferentes subculturas, existen rasgos comunes en la relación con diferentes
tecnologías que permiten individualizar una división generacional de prácticas
y valores frente a los medios de comunicación en conjunto y como tal, la exis-
tencia de generaciones que no recurren a la tipificación de subculturas.
En vez de una generación web (Hartmann 2003) dotada de las características
mencionadas con anterioridad se plantea la existencia de dos generaciones infor-
macionales con dos formas distintas de encarar Internet y establecer relaciones
con otros medios.
Se trata de dos generaciones caracterizadas por una relación diferenciada
con Internet pero al contrario de la relación con la televisión, todavía son
minoritarias en muchas sociedades frente a los que aún no hacen uso de esa
tecnología.
Partiendo de la tipología sugerida por Colombo y Aroldi (2003) se ha creado
una nueva tipología que comprende dos generaciones informacionales y dos
no informacionales.
La generación no informatizada corresponde a los que vivieron su infancia y
adolescencia sin el contacto directo con ordenadores o que los usan para fines
prácticos a través de las instituciones de la sociedad y sus empresas, es decir, los
nacidos entre 1943 y 1952 y que en 2004 tenían entre 52 y 61 años.
La generación paleoinformacional es la que sólo ha convivido ocasionalmente
con los mainframes y vivió indirectamente su adolescencia en una sociedad
158. Entre las diferentes subculturas mencionadas por el autor se encuentran por ejemplo los otaku,
para quienes la tecnología es un fetiche, el cyberpunk, para el cual la tecnología es un estilo de vida,
el hacker, que forma parte de una subcultura organizada y jerarquizada, y el cyberflaneur, que se
distingue a través de la estética y la extroversión.