No se trata, pues, de un proceso armonioso o libre de conflictos. El dina-

mismo es una de sus características pues no existe una fijación permanente en

la relación con el objeto (Silverstone 1994, Sorensen 1994 cit. en Ward 2003).

Hay que adquirir las competencias y prácticas a lo largo de ese proceso, dentro

del cual se construyen como significados.150

La domesticación en sentido amplio, es decir, la incorporación de nuevas

tecnologías en la vida de cada uno, en la vida diaria (usarlas, abusar de ellas,

usarlas mal, ignorarlas) es un proceso que todos vivimos permanentemente.

La domesticación de una tecnología se da cuando dejamos de verlas como

tecnologías que están a punto de significar diferentes conceptos, como por

ejemplo la telefonía móvil (Ward 2003) o Internet, que para muchos han pasa-

do a ser una extensión de nosotros mismos, en el sentido de estar permanente-

mente localizables para quien valoramos, como los amigos, la familia, etc.

Es a través de esa incorporación total en nuestras vidas, de la domesticación

de un medio y de las distintas formas que tienen los diferentes grupos de rea-

lizarla que podemos determinar la importancia de la dimensión generacional

para comprender el fenómeno de la construcción de la experiencia a través de

los medios de comunicación.

En su análisis de la dimensión generacional de los medios de comunicación,

Colombo y Aroldi (2003) parten de dos supuestos iniciales que también forman

la base del análisis que presentamos aquí.

El primer supuesto es considerar a los individuos como responsables de la

construcción de distintas dietas de consumo de medios complejas. El segun-

do es la relevancia de la generación como variable de la construcción de una

identidad sociocultural compartida por un conjunto de individuos, dejando

asimismo claro que la edad sólo es una variable central cuando se considera

150. Silvestone identifica el proceso de domesticación atribuyéndole seis etapas de integración de

una tecnología: comodificación, idealización, apropiación, objetificación, incorporación y conver-

sión. La comodificación es el proceso inicial de producción del objeto en términos industriales y

comerciales. La idealización es la entrada de la tecnología en la conciencia de su posible usuario.

La apropiación es la adquisición del objeto y su entrada inicial en casa. La objetificación hace

referencia a cuestiones espaciales, la ubicación e integración del objeto en casa. La incorporación

se relaciona con cuestiones de tiempo, con el uso de la tecnología del modo previsto o bajo nuevas

formas. La conversión relaciona la casa y el mundo exterior tanto en lo material como lo simbólico

y la percepción pública de la propiedad y el uso de la tecnología (Silverstone 1994).