© Editorial UOC 363 Medios de comunicación y ciudadanía
ciendo y escuchando la radio, viendo las noticias por la noche durante la cena
con la familia, etc.
Murdock (1992, 1993) atorga también a los medios de comunicación el
papel de garante de la ciudadanía en el sentido que no es suficiente disponer de
derechos.
En caso de no existir las condiciones básicas para ejercer esos derechos tam-
bién es necesario que existan los recursos simbólicos que permitan denunciar
esas situaciones.
Quizá pueda afirmarse que la aportación de Murdock (1992, 1993) de mayor
alcance para entender la interacción entre medios de comunicación y ciuda-
danía es que los primeros, al permitir el establecimiento de relaciones sociales
con personas que no conocíamos previamente o con quienes nunca habíamos
hablado cara a cara, han introducido una nueva forma de ejercer la ciudada-
nía. Esa característica permite organizar a individuos con objetivos comunes a
pesar de compartir espacios territoriales distintos. De este modo, los medios de
comunicación han permitido generar nuevas formas de espacio sin tener que
corresponder a lugares físicos concretos.
Como apunta Scannell (1996), los medios de comunicación han propiciado
un cambio en la vida pública a través de la radio y la televisión.
La radio y la televisión han llevado el punto de encuentro y compartir espa-
cios como el bar o el estadio a un espacio de difusión donde un conjunto de
personas puede ser compartido con poblaciones enteras.
Por su parte, Internet, ha permitido llevar ese concepto todavía más allá,
introduciendo dimensiones interactivas de información y organización de
actividades (Cardoso 2003).
A través de ese proceso de ampliación del universo comunicativo los medios
de comunicación son responsables de la difusión de la idea de derechos comuni-
cativos (Scannell 1996), es decir, la idea de que todo el mundo tiene derecho a ser
escuchado y hacerse oír más allá del recurso a los derechos políticos de voto.144
144. La teoría clásica de la ciudadanía basada en el trabajo de T.H. Marshall (1964) reconocía tres
fases históricas de la ciudadanía: las libertades ciudadanas (derechos individuales), las libertades
políticas (derechos electorales) y las libertades sociales (derecho a asistencia social y al trabajo). Por
su parte, el reconocimiento del papel de los medios de comunicación en la sociedad contemporá-
nea dio lugar a la aparición del lo que se denominó ciudadanía cultural (Hartley 1999) en referencia
a la conquista de libertades culturales o, si se prefiere, derechos de identidad.